Casi casi, programadas… Una vez cada seis horas…

ROMPEOLAS: Su última pareja apenas, apenitas, le duró seis meses… Lo corrió de casa porque “no le daba el ancho”… Y al penúltimo también pidió que agarrara sus tiliches y se fuera porque le descubrió una infidelidad con una vecina… Ahora, tiene un nuevo compañero de vida y de cincuenta años de edad… La señora G. le lleva treinta años, más, mucho más de la historia contada por José José en “Cuarenta y veinte”…

ARRECIFES: En la recámara de su casa tiene una foto de Pablo Picasso, el genio pintor de España, quien a los ochenta años de edad casó con una chica de veinte años y hasta procrearon un hijo… Y aun cuando los amigos se pitorreaban, Picasso estaba seguro, cierto, ciertísimo de la paternidad… Entonces, la señora G. dice que si el pintor vivía así, a los ochenta años, ella también… De seguro habría leído alguno de los cuarenta tomos escritos y publicados por Sigmund Freud, para quien “el sexo movía al mundo”…

ESCOLLERAS: Cada mañana, la señora G. se ejercita en el bulevar caminando despacio, sin trotar, para ejercitar las piernas y los músculos y sentir la frescura de la brisa marina… Y ver a la gente y lo que le distrae… Incluso, suele mirar con lupa a los demás para adivinar sus historias personales… En la tarde tibia, otra vez camina una hora… Y lleva dieta drástica y sencilla, pues ella misma se prohibió el consumo de tortillas, panes, dulces, chocolates y refrescos de cola… Dos veces a la semana, eso sí, toma café con las amigas, pero sin canilla, disfrutando la tertulia sobre los años idos, cuando todas ellas eran casadas, pues ahora viudas… Es más, están formando la Unión de Viudas Felices…

PLAZOLETA: A primera vista resulta inverosímil, insólito, que ocho décadas después de vida, la señora G. haga el sexo cuatro veces al día… Significan unas mil doscientas ocasiones cada diez meses… Mil cuatrocientas cuarenta veces en un año… Pero, bueno, tal sostiene y ni quién la evidencie de las amigas… Bastaría referir que en el tiempo de los dos años de crisis sanitaria del COVID mantuvo su récord tomando todas las medidas necesarias con sus amantes… Y si es cierto, como observa el sicólogo del barrio, que el aburrimiento es lo único que mata la pasión y el amor, entonces ella nunca, jamás, cae en la monotonía en sus relaciones amatorias…

PALMERAS: Sus amigas le creen a ciegas… Y si por alguna lo dudara la ha invitado como voyeurista en su casa escondida por ahí en una recámara contigua para dar fe y testimonio… Ella se mantiene delgada y ágil y como heredó una buena pensión vive sin sobresaltos… Tiempo le da hasta para viajar al extranjero en grupo y por lo general invitando a su pareja en turno, vaya Pablo Picasso a enojarse desde la tumba… La señora G. es una de las mujeres más felices y plenas del Golfo de México…