Después, ganar la gloria. Y luego, entrar a la inmortalidad.
Es cuando simplemente, empiezan a levitar.
Pero… naturaleza humana al fin, también hay escritores, por ejemplo, que levitan y como Salvador Díaz Mirón, escriben que “la adversidad podría quitarme el triunfo…, pero no la gloria”.
Hay días cuando me siento Dios exclamaba Calígula.
En tanto, León Tolstoi lo expresaba de la siguiente manera:
“Si Dios no existe, entonces, yo soy Dios”.
El sacerdote José Alejandro Solalinde descubrió que “López Obrador tiene mucho de Dios”.

DOS. Escritores famosos

Algunos escritores en la línea de la gloria y la inmortalidad fueron los siguientes:
Virgilio, soñando de manera insaciable, dicen sus biógrafos, con la fama.
Schopenhauer, deleitándose en su amor propio.
Goethe, doliéndose de la impopularidad a pesar de su gran obra escrita, entre ellos, “Los miserables”.
Shakespeare, soñando con la vida eterna. Creyéndose inmortal.
Petrarca, soñando con sobrevivir a todos los siglos.
Stendhal, asegurando que dejaría obras perfectas para la eternidad.
Gustavo Flaubert, quejándose de que nadie lo comprendía.

TRES. La silla embrujada

Agustín de Iturbide, haciéndose llamar Emperador.
Mamá Carlota, la esposa de Maximiliano de Habsburgo, quedando enloquecida por la obsesiva obsesión de su Imperio.
Antonio López de Santa Anna, sepultando su pata izquierda perdida en la guerra en Tampico contra Estados Unidos y con todos los honores militares.
Porfirio Diaz Mori asegurando que “el presidente da y quita” cuando estaba en “la plenitud del pinche poder”.
Javier Duarte declarando que en su sexenio “Aquí no pasa nada” cuando en Veracruz se multiplicaban las fosas clandestinas.
“No te preocupes, Rosario” diciendo Enrique Peña Nieto a Rosario Robles Berlanga, declarada la presa política del obradorismo.

CUATRO. Ley Nahle y Ley Ultraje

La Ley Nahle, creada por la LXVI Legislatura únicamente para beneficiar a la zacatecana Rocío Norma Nahle García para ser ungida candidata de MORENA a gobernadora de Veracruz.
La Ley Ultraje, creada por el góber fifí para encarcelar a los ciudadanos de a pie y políticos que agraviaran, ajá, a las policías.
La (fallida) Ley Bozal que el góber fifí quiso imponer en el Congreso local para evitar que los diputados locales opositores hablaran mal de la 4T, MORENA y el gobierno de Veracruz.

CINCO. Calígula y Dios

Los políticos ganan el cargo público en las urnas y apenas toman posesión, incluso antes, se transfiguran y enloquecen.
Y de pronto, ¡zas!, pierden el piso y se vuelven dioses.
Por añadidura, llegan a creer que el sufragio en las urnas fue para convertirse en dueños y capataces de una especie de hacienda porfirista, incluso, y además de sentirse dueños del destino colectivo, también ejercer el llamado derecho de pernada.
El poder los habilita para cuatro y seis años, pero suficientes para cometer los peores excesos, abusos y atropellos de la vida.
“Hay días cuando me siento Dios” afirmaba el Emperador Calígula. Y es como el retrato hablado de los políticos de todos los tiempos y en los cinco rincones continentales del mundo.

SEIS. El poder cambia

Incluso, basta y sobra con una regiduría en un municipio indígena, por ejemplo.
Suficiente, primero, para meter en la nómina a parte de la familia. Incluso, y como asesores políticos así tenga inconclusa la primaria.
Segundo, para comprarse una camioneta última modelo y cargar el consumo de gasolina a los viáticos oficiales.
Tercero, para aplicarse varias cirugías plásticas y hasta, por ejemplo, en las nalguitas.
Cuarto, para usar ropa de marca, reloj de marca, pulsera de marca, collares de marca.
Quinto, para viajes en el mundo.
El poder transforma y marea. Y hace levitar “al más pintado”.