se van de viaje juntas.
Sea un viaje en el estado de Veracruz y en la república amorosa. O en el extranjero.
Entonces, la competencia entre ellos alcanza el más alto decibel.
Nunca llegan, para fortuna, a los guamazos y las cachetadas guajoloteras. Pero quedan “atrapadas y sin salida” en el aniquilamiento moral.

DOS. Alto consumismo

En un viaje al extranjero tanto los hombres como las señoras se la pasan comprando. Y el más fregón es quien compra más. Y más caro, pues hasta las facturas se exhiben para alardear.
Alguna vez viajaron a Dubai en una excursión jarocha. Y “tiraron la casa por la ventana” comprando gobelinos. Gobelinos para el piso en una ciudad como Veracruz con tanto calor. Gobelinos para las paredes de la sala. Gobelinos para las recámaras.

TRES. Tercera guerra mundial

En un quince de septiembre, un matrimonio pecó de avilón en aquella convivencia conyugal y celebró el grito patrio en Los Angeles ellos solos, sin avisar a los demás.
Pero…, desde entonces, y como una devoción religiosa se van a Estados Unidos a conmemorar la lucha de Miguel Hidalgo y José María Morelos por la Independencia.
Así el 15 de septiembre caiga a mitad de semana, ellos agarran sus chivas, sus mejores ropitas, y/o en todo caso, las mujeres compran ultra contra súper vestido de gala en el otro lado.

CUATRO. A todos les va bien

A los cinco matrimonios les va bien en la vida con negocitos que tienen, suficientes para la competencia en que han caído.
Han viajado por los cinco continentes y “a ojo de buen cubero” han visitado más las capitales de más de cien ciudades del mundo.
Incluso, para seguir alardeando con los familiares y amigos y vecinos tienen montón de fotografías sobre sus giras en el planeta y las exhiben en tardes pasteleras.
Sus fotos turísticas también las guardan en un IPAD y en el celular para mostrarlas en la primera oportunidad.

CINCO. Mujeres, más volcánicas

Las cinco parejas pisan la década de los cincuenta. Y tienen hijos menores y mayores. Y nanas y choferes.
Y como las mujeres son más intensas en su mundo, entonces, dejan a las nanas toda la chamba de los hijos, más, de los menores.
Incluso, si los niños enferman hasta los llevan al doctor. Y compran las medicinas. Y viven pendientes.
En las noches, las nadas duermen en la recámara con el niño enfermo para cualquier emergencia.
Las madres, con sus parejas, en “la vida loca” de Ricky Martin.

SEIS. Gozo y placer

En el transcurso del año, como los maridos trabajan, entonces, las cinco esposas siguen viajando por el mundo.
Muchas, demasiadas ocasiones en que se bajan de un avión con vuelo internacional y trepan a otro para continuar dando la vuelta al mundo.
Y de la familia, el esposo y los hijos, están pendientes a través del celular y el WhatsApp.
Más o menos, quizá, como la historia de John F. Kennedy, quien cuando su esposa, Jacqueline Kennedy, viajaba de compras a París, el presidente era consolado por Marylin Monroe, quien lo esperaba desnuda en la alberca presidencial con unas botellas de coñac enfriándose y dos copas vacías.
La vida es así y bendito el chamán que se llega a tales estadios de vida y gozo y placer.