El jardinero del barrio
•Les ha ido bien...
•Hijos, universitarios
UNO. Treinta años de jardinero
El señor Jesús N. es el jardinero del barrio. Tiene cincuenta años y desde los veinte eligió su oficio. Mejor dicho, la vida lo llevó por ahí. Tres hermanos son migrantes en Estados Unidos. Pero Jesús N. se resistió.
Luis Velázquez
Y cuidando los jardines de la vecindad lleva el itacate y la torta a casa. Esposa y tres hijos.
Le ha ido bien. Un hijo estudió Ingeniería y por fortuna tiene chamba. La hija es enfermera. Y el hijo menor estudia Medicina.
DOS. Hermanos exitosos en E.U.
Los tres hermanos dejaron a las familias en un pueblito de Los Tuxtlas. Se fueron y siguen solos en el paraíso terrenal de EU.
Uno quedó y arraigó en Texas. Y los dos otros, en Carolina del Norte.
Desde allá y desde hace quince años siguen enviando los dólares a las esposas y los hijos.
También han dado carrera universitaria a los hijos y construido su casita, incluso, con diseño arquitectónico norteamericano, foto que tomaron a una casita que les gustó y los albañiles del pueblo tuxtleco las levantaron igual, igualitas.
TRES. La papa es primero…
Uno de los hermanos estuvo en EU unos cinco años. Y le entró la nostalgia por la familia, los hijos, los amigos y el pueblo.
Y regresó.
Pero como “el hambre suele dar muchas cornadas”, ni modo, y luego de un tiempecito cachando por allí una que otra oferta de trabajo, debió regresar.
La patria de un hombre, dice, se ubica donde está la familia; pero también “donde se puede ganar la papa”.
Y como aquí, en Veracruz, los salarios son pichurrientos y en la mayor parte de los casos apenas, apenitas, de ayudante de albañil y pintor, entonces, volvió al estado de Carolina en EU.
CUATRO. Paisanos solidarios
En el otro lado hallaron montón de paisanos, primero, de Los Tuxtlas, y segundo, de Veracruz.
Y hasta donde dada la naturaleza humana se puede, se ayudan entre sí, por ejemplo, cuando alguno queda desempleado.
Incluso, hasta tienen una especie de agencia de colocaciones para operar en los tiempos duros y rudos y adversos.
Ni se diga cuando la policía migratoria detiene a uno que otro. Todos entran al trámite, el cabildeo y el pago para la libertad si es necesario.
CINCO. Desde las 7 horas en el jardín
El señor Jesús N., el jardinero, trabaja de lunes a sábado en la vecindad y en las mañanas y las tardes.
Cada día inicia hacia las 7 de la mañana antes de que el sol aparezca pues hacia media mañana, el sol se vuelve inclemente y está canijo trabajar en el jardín, con todo y ponerse un sombrero de ala ancha y una camisa de manga larga.
El día le alcanza para atender tres jardines. Y por cada podada cobra entre cuatrocientos y quinientos pesos.
Y trabaja solo. Y la esposa le prepara el itacate para el mediodía.
SEIS. Perrito callejero, su compañía
El señor Jesús N. estudió hasta el tercer año de la escuela primaria, suficiente, dice, para leer y escribir y hacer cuentas.
Nunca lee libros. Tampoco periódicos. Usa un celular de trescientos pesos para recibir llamadas de clientes y estar pendiente de la esposa y los hijos.
Se mantiene delgado y nunca se emborracha ni se va por ahí con los amigos. Y cuida mucho, demasiado, su salud, porque dice que si cae enfermo, entonces, ningún centavo ingresará a casa.
Es un hombre callado y discreto. Y solo habla lo necesario. Introspectivo, vive para adentro. Y únicamente habla con un perrito callejero que levantó y es su compañía.