Tiroteo en la autopista
•Polleros vs policías
•Migrantes, el botín
ESCALERAS: Feroz persecución y tiroteo en la autopista Orizaba – Puebla. “Polleros” contra policías. Un “pollero” disparó a los custodios del orden público. De por medio, el tráfico de personas. Un aproximado de dieciocho migrantes camino a Estados Unidos soñando con la tierra prometida.
Cuatro heridos. El lunes cinco de septiembre, mes patrio y mes de la Biblia... para rezarla, ajá.
Luis Velázquez
Pero “los demonios andan sueltos”. A un lado de la autopista, en Amatlán de los Reyes, apareció ejecutado un joven desaparecido. Se llamaba Adolfo M. R. y tenía dieciocho años.
PASAMANOS: “Los polleros” y los carteles y sicarios y malandros se han recrudecido.
Nunca antes en Veracruz, “los polleros” rafagueando a la policía. Primera vez, como el primer amor, la primera tentación, la primera pasión, la primera experiencia sexual.
“Los polleros”, quienes suelen cobrar hasta doscientos mil pesos por el traslado a EU y ahora hasta viajes en avión ofrecen, transgrediendo las reglas.
Y en defensa de sus “migrantes”, minita de oro, decidieron utilizar sus armas.
Frente a frente, con la secretaría de Seguridad Pública, defendiendo, ajá, su parcela, fuente de ingresos económicos. Y sustanciales, en una república amorosa donde el COVID, la recesión y la inflación amuelan toda esperanza económica para alentar la creación de empleos en las regiones indígenas, campesinas, suburbanas y urbanas.
CORREDORES: Dieciocho migrantes fueron rescatados. Un hombre detenido. Y el tractocamión embargado.
La policía se acercó para que hiciera el alto y el conductor aceleró. Se estrelló con una patrulla. Y “los polleros” iniciaron el fuego enemigo.
Los polis, persiguiendo al conductor del tractocamión. Y, claro, a punta de disparos, tiros, balazos.
BALCONES: Todos los migrantes, originarios de América Central. Honduras, Guatemala, Salvador y Nicaragua. Heridos, cuatro de ellos. Internados en un hospital para su atención médica.
El resto, resguardados por el Instituto Nacional de Migración. Luego, trasladados a la Base Migratoria de Acayucan, en el sur de Veracruz. Y de ahí, repatriados.
El fin del sueño y la utopía, por lo pronto. Devueltos a sus repúblicas amorosas, ni modo, nuevo intento para volver pues “muchas cornadas dan el hambre” y también la violencia.
PASILLOS: Se vive y padece un infierno llamado Veracruz. Los malosos de la película de terror y miedo y “miedo al miedo” se endurecen.
Y si los carteles y cartelitos, por ejemplo, cuelgan cadáveres de árboles y puentes y en los ríos y lagunas y hasta en el Golfo de México, “los polleros” también han decidido entrar al jelengue.
Un desafío más para las policías. Desde la policía migratoria hasta las policías estatales y municipales. Y la Fuerza Civil. Y la Guardia Nacional. Y los soldados.
Las calles y avenidas, los pueblos y las ciudades, los caminos y las carreteras, el gran ring estatal por el derecho a la vida, el derecho a la libertad, el derecho a la dignidad, el derecho a un empleo, el derecho a la felicidad.
VENTANAS: “¡Ni modo, aquí nos tocó vivir y qué le vamos a hacer!” exclama un personaje novelesco del escritor Carlos Fuentes Macías.
Es el legado histórico del mayor número de gobernadores. Mínimo, desde Agustín Silvestre Acosta Lagunes cuando debutara “La Sonora Matancera”, con los caciques y pistoleros, antecedente de los carteles y cartelitos.
Y, claro, en tanto la política económica sea errática, incapaz de alentar la creación de empleos, la migración seguirá multiplicándose y “los polleros” rafagueando a las corporaciones policiacas.
Casi casi parece una maldición bíblica… como aquella, digamos, de Sodoma y Gomorra.