cargando

En twitter:

8 Columnas
Jueves 25 agosto, 2022

“Si volviera a nacer sería reportero otra vez”


Gonzalo López Barradas

Ya en varias ocasiones hemos escrito que fue gracias a la recomendación de Ángel, con su compadre Julio Scherer, que logré entrar a trabajar en el periódico Excélsior. Tuve el privilegio de convivir con ambos de varias maneras: comiendo molletes en Sanborns de la Avenida...

Reforma o en reuniones de trabajo con los grandes editorialistas en donde aprendí modos y maneras de los gigantes del periodismo de la época. Fue un momento de mi vida inolvidable.

Gracias, maestro, por acordarte de este humilde servidor que guarda en su corazón esta grata vivencia del noble y jodido oficio de periodista.

Este 24 de agosto se cumplen diez meses del deceso -a los 90 años- de Ángel Trinidad Ferreira, autor durante tres décadas, de la influyente y muy informada columna Frentes políticos en el periódico Excélsior de la ciudad de México.

El año pasado falleció y coincidió con la publicación del libro “Charlando con mi padre”, escrito por su hijo Emilio Trinidad con los recuerdos de quien dedicó 67 años al periodismo (1951-2018), y quien había dicho que si volviera a nacer sería reportero otra vez.

Las 269 páginas de esta obra contienen los testimonios, experiencias y juicios de Ángel que trató a todos los presidentes de la República desde Adolfo Ruiz Cortines hasta Enrique Peña Nieto, con excepción de Felipe Calderón, y fue consejero tanto de varios de ellos como de otros personajes a quienes inclusive impulsó en su carrera política y le correspondieron con el olvido. En sus charlas con los mandatarios, algunos le dieron informaciones exclusivas.

Reticente en un principio a que se supiera de él y su trayectoria, al cabo de 17 años Ángel Trinidad terminó por aceptar que sus vivencias fueran publicadas y, como ya estaba enfermo, se le dio celeridad al libro que alcanzó a conocer ya impreso e incluso firmó algunos ejemplares, lo cual emocionó a su familia, acerca de la cual también hay cálidas menciones de Emilio en la obra, en especial de sus hermanos Carlos y Mario, ya fallecidos. Ángel y Raúl son sus otros dos hermanos, quienes también aportaron material para el libro.

Editada y distribuida por Fernanda Trinidad Hernández, hija de Emilio y nieta de Ángel, esta publicación que también incluye un vasto archivo fotográfico contiene numerosos testimonios y juicios acerca de políticos, periodistas y jefes de prensa, varios ya fallecidos. Entre ellos, colegas “perversos que preferían los bolsillos llenos y la ética guardada en el cajón”, mientras que otros fueron “grandes intelectuales y académicos” que enseñaron al personaje “el arte de pulir su estilo y concretar su madurez profesional”.

Los inicios de Trinidad Ferreira en el periodismo fueron en 1951 como reportero de la Segunda Edición de Excélsior y comenzó a ganar notoriedad cuando se hizo cargo de la columna ‘Frentes políticos’ en la edición matutina por encomienda del director general, Rodrigo de Llano. Estuvo en la Cooperativa Excélsior hasta 1976, cuando se marchó al lado de su compadre Julio Scherer García.

Después fue columnista de El Heraldo de México, El Sol de México, El Universal y La Afición. En dos de esos periódicos fue director. Colaboró con su hijo Emilio en el diario Milenio.

Fue miembro del Club Primera Plana -una asociación de periodistas fundada en 1959-, como contralor suplente durante la presidencia de Julio Pomar.

Uno de los temas en las charlas de Ángel y Emilio fue el de los reporteros y columnistas que recibían dinero de los jefes de prensa y obsequios de los funcionarios, que incluían hasta pent-houses o atenciones especiales en las giras, tales como una limosina para sus traslados, con chicas y bebidas a bordo. Da nombres de los beneficiados.

Ángel Trinidad Ferreira nunca aceptó esas dádivas, pero como su nombre aparecía en las listas, los jefes de prensa se quedaban con el dinero destinado a él. Alguna vez devolvió una bolsa con cien centenarios y se los quedó el mensajero, al cual identifica. Cuando dejó Excélsior, Regino Díaz Redondo y Guillermo Cantón se apropiaron de sus comisiones del año por publicidad.

De hecho, al final de su trayectoria carecía de cuentas de banco, de alguna pensión del IMSS o del ISSSTE o de propiedades que pudiera vender para subsistir y quienes se decían sus amigos cuando él fue un influyente columnista ni las llamadas telefónicas le tomaban cuando ya por su encumbrada posición pudieron ofrecerle algún empleo.

El ingreso, que ya a edad avanzada tenía en la Cámara de Diputados, se lo quitaron Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo, así que acudió en busca de empleo con el ex presidente Carlos Salinas, quien le dio una cantidad de dinero y le ofreció ver cómo podía aprovechar su experiencia, pero no hubo nada.

Emilio Trinidad percibió que su padre estaba dolido por “la falta de solidaridad y de aprecio que ilusamente creyó le tenían cientos de aduladores de antaño”. Sus “amigos” simularon serlo mientras les duró el interés por figurar en las columnas políticas del periodista y después lo ignoraron. También lo olvidaron -afirma el autor del libro- sus dos únicos compadres que aún viven: Heladio Ramírez y Alfredo Ríos Camarena, a quienes apoyó en sus inicios en la política.

Pero tuvo épocas en que organizaba en su casa comidas con colegas periodistas, políticos y hasta toreros. Su amigo Carlos Hank González le dijo en una ocasión que “un político pobre, es un pobre político”.

En las charlas para el libro, Ángel tuvo elogios para varios de los personajes que trató, pero también mencionó que vio entrar a muchos a sus cargos con un nivel modesto de vida y salir con fortunas y residencias. Habló de funcionarios que fueron a parar a la cárcel, e hizo notar que nunca vio tras las rejas a un periodista corrupto.

Cuando su compadre Julio Scherer dirigió Excélsior, creyó que Trinidad vivía a todo lujo y le pidió invitarlo a comer para constatarlo, pero terminó apenado luego de conocer su casa en obra negra y ver los dos préstamos hipotecarios para el terreno y la construcción.

Scherer también lo ilusionó al ofrecerle la dirección de Últimas Noticias, cargo que finalmente le dio a quien sería su enemigo, Regino Díaz Redondo, para “dolor y decepción” de Ángel. Hay en la obra un señalamiento fuerte contra Regino por una apropiación millonaria de recursos.

Ya en los tiempos actuales, Julio Scherer Ibarra, el hijo del fundador de Proceso y quien fuera consejero jurídico (2018-2021) de AMLO, olvidó su aserto de que “los Scherer y los Trinidad somos familia”, cuando Ángel quiso participar en la campaña de Andrés Manuel López Obrador, sólo le daba citas que luego cancelaba y nunca tuvo tiempo de recibirlo…


Deja un comentario

Acerca del blog

Blog de noticias desde Veracruz.
Aquí, deseamos contar la historia de cada día.
Y cada día es un nuevo comienzo.
Y todos los días se empieza de cero...

Portal de noticias de Veracruz.