La madre puso un changarro de fritangas enfrente de su casa.
El hijo estudió Ingeniería. La hija, Medicina. Los dos, estudiaron inglés y francés, alentados por los padres.
Ahora, caray, el hijo trabaja en Dubai. Y la hija, en Francia.

DOS. Huyeron de salarios de hambre

Los sueldos pichurrientos de hambre (entre 5 a 6 mil, 7 mil pesos mensuales) los orillaron a migrar.
Y decidieron jugar a las grandes ligas. Aquí, prendieron fuego a sus naves y se fueron. La aventura profesional, cierto, pero también, amigos y conocidos en el otro lado del mundo.
Allá, son dichosos y felices. Ganan en dólares y euros. Incluso, los dos ya casaron. Y cada año, en navidad, viajan a la ciudad jarocha para pasar el fin de año con los padres.
La madre dejó de vender fritangas. El padre, de manejar el taxi.
Incluso, y con frecuencia, invitados por los hijos pasan un tiempecito en Francia y otro en Dubai.

TRES. La aldea global

Los padres son, eran, rancheros. Igual que sus padres y abuelos.
Y con frecuencia viajan al rancho, en Cantarranas, municipio de Paso de Ovejas, para estar con los suyos, familiares, amigos, conocidos, paisanos.
Y, claro, se trata de una familia admirable cien por ciento.
Los padres se elevaron por encima de la miseria y la pobreza y sus legítimos sueños los encarnaron en los hijos.
Los hijos y nietos, incluso, felices en el otro extremo del mundo. Los padres, felices aquí.
De Cantarranas a Veracruz y de Veracruz, a Dubai y Francia.

CUATRO. Familia unida…

En el mercado popular venden un cuadrito con una leyenda simbólica:
“Lo importante en una familia no es vivir juntos, sino estar unidos”.
Y para ellos es como el padre nuestro y el ave maría de todos los amaneceres y anocheceres.
Incluso, y entre más lejos, más cerca.
La madre y el padre regaron la vida en cada nuevo día, quizá, movidos, alentados, reciclados por la miseria y la pobreza que conocieron “al pie de la letra” con toda la dureza y rudeza del mundo.

CINCO. Siguen estudiando

El par de hijos tienen cuatro hijos. Cuatro nietos que los abuelos disfrutan. Los cuatro nietos estudian en Dubai y Francia. Y también hablan inglés, francés y español, claro.
En casa, todos hablan español. Y en la escuela, inglés y francés.
Y aun cuando tienen un trabajo seguro y estable, pagado con justicia laboral, los hijos siguen estudiando. Más posgrados. Incluso, aprendiendo otro idioma. Y cursando otra carrera universitaria.
Se reinventan, pues, en un mundo, por demás, tan competitivo.
Más, cuando actúa e interactúan en las grandes ligas del mundo.

SEIS. Calidad de vida en la vejez

Vida dura y ruda llevaron los padres. Ahora, los hijos les hacen los días y las noches mucho más llevaderos.
Y es que como dice el viejito del barrio, en la juventud nada más placentero que la vida fácil, incluso, gozosa y hasta frívola.
Pero más, mucho más importante es la calidad de vida en la vejez, cuando, incluso, los abuelos son arrumbados por ahí y hasta en un asilo, donde suelen esperar la muerte.
Y lo peor, en medio de una canija soledad.
Por eso, la familia tan admirable y respetable. La unión familiar sin envidias ni recelos los ha enaltecido.