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Expediente 2024
Sábado 13 agosto, 2022

El país, tronado

La economía se está jodiendo más y más y más. Por ejemplo, cada vez, las amas de casa compran menos, mucho antes, para la despensa alimenticia. Cada vez, reducen el peso de los alimentos. Y aumentan el precio. Cada vez las señoras llegan a la caja y dejan en la canastilla más y más productos porque el dinerito de la quincena es insuficiente.
Y por eso mismo, cada vez los comerciantes están más tronados que nunca.

Luis Velázquez

Peor, mucho peor, será el resto del año y el año 2023 porque los expertos calculan que la inflación podría, podría, quizá, controlarse hacia el último trimestre del año entrante.
Los precios, como dice el clásico, “por las nubes”. Subiendo fuera de control.
El pollo, la carne de res y cerdo, el pescado, los maricos, el pan, la tortilla, los frijoles, el arroz, los refrescos, las cervezas, todo para arriba.
Caray, una cajita de cereal, ochenta pesos.
Un jabón de baño, veinte pesos cuando hace un año, aprox., costaba ocho pesos.
Insólito, el huevo y el atún sustituido por las mismas raíces que en los orígenes de la humanidad, y también en las regiones indígenas, comían los ancestros.
En el patio de las casas de las étnias, por fortuna, siembran legumbres y verduras, y aun todo los días comen chícharos, ni hablar, “¡la vida es así y qué le vamos a hacer!”.
Por eso, el maestro en Ciencias Políticas (Complutense), Carlos Ernesto Ronzón Verónica, dice que la pensión bimensual de 3 mil quinientos pesos del obradorismo “nada resuelve”.
“Estamos en el peor de los tiempos. Además de la Quinta Ola del COVID, la recesión, los negocios y comercios y empresas quebradas, el desempleo, la reducción salarial y la inflación disparada de forma siniestra y sórdida.
Es el jinete del Apocalipsis encima del obradorismo. El control económico y social, y político, por añadidura, se le “salió de las manos”.
Más cuando AMLO, el presidente, “ya se gastó todos los ahorros, y ahora, todo indica, irá por las pensiones”.

EL AÑO DE LA MALDICIÓN BÍBLICA

El profe dice: “La población está cada vez más encabritada; en tanto AMLO, el presidente de la república amorosa, se cree invencible y que está en la plenitud del pinche poder y si la cúpula eclesiástica se está ocupando de los desaparecidos y los muertos, incluso, pidiendo a los feligreses con hijos desaparecidos lleguen a la iglesia con las fotos de ellos, entonces la vida puede complicarse mucho más”.
Y más cuando el jefe de familia, la ama de casa, meten la mano al bolsillo y la bolsa para buscar una morrallita para la despensa del día y está vacía.
Y lo peor, por ningún lado mirar, advertir, sentir, olfatear una solución.
Vamos en el cuarto del sexenio y el obradorismo ha olvidado que el quinto año de un sexenio tanto federal como estatal son indicativos y fulgurantes como si se trata de una maldición bíblica, por ejemplo, el Fin del Mundo, el Día de la Resurreción, el Día “D”.
Por ejemplo: Con Enrique Peña Nieto, en el quinto año, el terremoto, igual, igualito, que con su antecesor, el priista Miguel de la Madrid Hurtado.
Con Felipe Calderón, la ocurrencia de lanzar al Ejército a la calle para combatir el narco y lo peor, el alcoholismo tan manifiesto y descontrolado.
Con Vicente Fox, las marchas multitudinarias por la paz y con la peor locura de su esposa, soñando, como Evita Perón en Argentina, con la candidatura presidencial.
Con Ernesto Zedillo, la UNAM tomada durante un año, además de la masacre de campesinos en Aguas Blancas.
Con Carlos Salinas, la tragicomedia fue un año después, en el sexto y último año, el asesinato de su candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio Murrieta, y de su ex cuñado, Francisco Ruiz Massieu, y del Ejército Zapatista de Liberación con el subcomandante Marcos y quien desquiciara al presidente.
Por lo pronto, AMLO, con el COVID, la recesión y la inflación.
Además, la iglesia católica y apostólica sublevada como nunca antes.
Lo peor entre lo peor, la inflación golpeteando el bolsillo de los ciudadanos de a pie.
El dinero, los pichurrientos salarios de hambre, el changarro en la vía pública, insuficiente para vivir con lo básico, digamos, en medio de la austeridad franciscana.
Por fortuna, el presidente de la república envió a su hijo menor a estudiar en el Reino Unido.

A LOS 35 AÑOS YA SE ENVEJECIÓ…

La república amorosa se está haciendo vieja. Pero envejeciendo en materia económica.
Por ejemplo, hacia los 35 (treinta y cinco) años, pocos, excepcionales empleadores dan trabajo a una persona. Hay una población emergente de los veinte a los treinta años cada vez empujando la carreta atrás de una posibilidad laboral.
Y de los 35 años años de edad en adelante ya son viejos.
El rincón más arrinconado del infierno cuando se trata de una persona de sesenta años y más. Simplemente, ya nadie los contrata.
Ni siquiera como vendedores para ganar, ajá, a destajo.
Y si a los 35 años de edad en adelante decides migrar a Estados Unidos, ha de saberse, recuerda el profe Ronzón, que en el país vecino nadie los contrata. Ellos quieren y necesitan jóvenes llenos de energía y vitalidad, pues “la chinga es dura. Más, cuando son contratados para el campo”.
Grave, gravísimo, cuando la población nacional camina en dos sentidos. Por un lado, cada vez más niños viniendo al mundo. Y por el otro, en unos años México terminará como una nación de viejitos.
La calidad de vida en el tiempo de Andrés Manuel López Obrador lo dice todo.


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