Y lo que significa más de la mitad de alcaldes eufóricos.
Ni siquiera, vaya, en el tiempo priista “la estampida de los búfalos” y “la cargada” fue tan eruptiva.
Además, nadie duda de que la diputada local con más feeling en la LXVI Legislatura es la chef Eusebia Cortés Pérez, quien ex regidora en Coatzacoalcos fue encaramada en el poder por el sazón que tiene, o tenía, con su changarro de fritangas que abastecía a la familia Nahle.
Los dos grandes fenómenos sociales y políticos del siglo XX con el priismo como “la estampida de los búfalos” y “la cargada”, reinventada ahora en el tiempo de la purificación moral y la honestidad valiente.
La Orquesta Sinfónica del profe Zenyazen Escobar en la secretaría de Educación estará ensayando “La Marcha de Zacatecas” para amenizar el gran destape formal.
Y así como Los Beatles reinventaron y recrearon “La Bamba”, que da progresiones armónicas de la canción tradicional mexicana en su canción “Twist and shout” (El paso de los sesenta), el tamborazo zacatecano de Genaro Codina (1852/1910) nunca pensó que como un simple cohetero y arpista su himno sacrosanto sería el himno jarocho de cara al Golfo de México.
Y, bueno, de que para tal resultado de la 4T se necesitó pisotear y cambiar la Constitución, peores fueron “las cargadas” y “las estampidas de búfalo” en el tiempo priista, como por ejemplo, la matanza de los jarochos sublevados a la reelección de Porfirio Díaz Mori con la famosa orden de “¡Mátalos en caliente!” al góber de entonces, Luis Mier y Terán.
Incluso, peor “la cargada” con la matanza de Topilejo, los cien seguidores del candidato presidencial independiente, José Vasconcelos Calderón, ordenada por Plutarco Elías Calles.
Y si como dijo Damián Alcázar cuando en la película “La Ley Herodes” que llegaba al Palacio Legislativo federal con “las manos manchadas de sangre”, también precisó que era porque había matado a un traidor de la revolución.
Por fortuna, y en la lógica del góber fifí, machetero, morunero, salsero y huapanguero, la Ley Nahle beneficia al ciudadano de otros extremos del país que avecindados en el solar jarocho sueñen con gobernar Veracruz.
Incluso, y en un descuido, hasta Andrés Manuel López Obrador, además, porque es hijo de un padre originario de Veracruz.
En todo caso, hasta el mismo Ricardo Monreal Ávila, el coordinador de la bancada guinda y marrón en el Senado de la República dada la defensa a ultranza que sostiene de los más de mil doscientas setenta y cinco ciudadanos de a pie encarcelados por el delito, ya derogado, de ultrajes a la autoridad.
“La estampida de búfalos” y “La cargada” ya están en el palenque político.
Ricardo Ahued Bardahuil, originario de Hidalgo, “se quedó mirando…”.
Sergio Gutiérrez Luna seguirá buscando cargos públicos en el Estado de México de donde es diputado federal.

LA NUEVA REINIS
“La cargada” y “La estampida de los búfalos” son tan sagrados como la compra de votos y las urnas embarazadas.
Y como aquella filosofía priista de que en los tribunales ganamos lo perdido en las urnas.
En el siglo pasado se daban cuando, por ejemplo, el jerarca de la CTM, Fidel Velázquez Sánchez (el gran destapador de corcholatas) pronunciaba el nombre sagrado del candidato presidencial y en automático, los llamados sectores obreros, campesinos y de clase media llegaban a la oficina del secretario de Estado recién destapado cargando bambalinas y cartulinas con su nombre y foto y se volvía el enviado del Ser Superior para salvar la tierra.
Luego, en los días siguientes “La (gran) estampida de búfalos” en el zócalo de la Ciudad de México para aclamar al nuevo Rey.
(Reinis ahora que será en Veracruz).
Entonces, si los alcaldes de Puente Nacional, Coatzacoalcos, Minatitlán y Nanchital fueron los primeros “búfalos” en iniciar “la cargada”, poco a poco, pian pianito y ya se está dando (para hacer emocionante “la estampida”), más presidentes municipales levantarán el dedo en la Solemne, Solemnísima Sesión de Cabildo.
A partir de ahora, cada niña hija de pareja guinda y marrón que vaya naciendo se llamará Rocío Norma.
Los cantautores guinda y marrón de Veracruz estarán afinando y puliendo y volviendo a pulir la letra de las primeras canciones de la chunchaca, salsa y huapango con el nombre de Nahle.
Pronto, muy pronto quizá, las paredes del Estado de Veracruz expresarán su fervor político, religioso y cívico con el nombre de Rocío Nahle, igual, igualito que en el mejor de los tiempos priistas.
Los fines de semana las caravanas a Coatzacoalcos para ofrendarse en la casa de Nahle generarán montón de changarros y fonditas con música chatarra esperando que la reina del fandango político aparezca y rendirle tributo y admiración.
Y, claro, y por añadidura, a la familia, los amigos, los compadres, de Nahle, les llegará el incienso porque ellos bien podrían quedar en el gabinete legal y ampliado en el sexenio 2024/2030.
El Sínodo Legislativo emitió el humo blanco y la Nahle quedó canonizada.
“La estampita de los búfalos” y “La cargada” con “La marcha de Zacatecas” de fondo…
¡Hosanna, hosanna!, y como decían en Televisa, “ha nacido una estrella”…