Claro, en el mismo lugar que su homólogo Adolf Hitler, el Führer de Alemania que soñó adueñarse del mundo…

ROMPEOLAS: Aquel mundo sórdido y siniestro está descrito en el libro “Diarios de un revolucionario” del escritor, historiador, periodista, intelectual, líder social y partidista y activista, Víctor Serge… Serge fue contemporáneo de Lenin, León Trotsky y Stalin… Hizo buena vibra y mejor bilirrubina con Lenin y Trotsky… Pero cortocircuito con Stalin… Y como era su crítico cuando llegó al poder, Stalin lo persiguió, encarceló en un campo de concentración, dejó en libertad y lo volvió a perseguir… Entonces, Serge agarró camino a otras naciones y luego se exilió en México…

ARRECIFES: En aquel tiempo de Trotsky refugiado en la Ciudad de México por el presidente Lázaro Cárdenas, y luego de vivir en la más espantosa miseria y pobreza, pichurrientos salarios de hambre y desempleo, Víctor Serge murió en un taxi que de un paro cardiaco… Sus amigos, dijeron sin embargo, que desde Rusia Stalin también lo incluyó en su lista de pendientes para el ajuste de cuentas… El libro de 696 páginas constituye un viaje al peor terror y horror del mundo jamás imaginado… Claro, operado y practicado en otras latitudes geográficas, como por ejemplo, el tiempo de las dictaduras militares de América Latina en el siglo pasado cuando los disidentes, inconformes, adversarios y enemigos eran trepados a un helicóptero y lanzados, vivos, a un mar infectado de tiburones…

ESCOLLERAS: Incluso, en atroz ajuste de cuentas, cuando los hermanos Fidel y Raúl Castro Ruz y Ernesto “El Ché” Guevara, derrocaron al dictador Fulgencio Batista, sometieron a juicio a “los conservadores y emisarios del pasado” y lincharon y fusilaron en un estadio deportivo… Las memorias de Víctor Serge llevan al infierno… Por ejemplo, Stalin ordenó matar a una pareja contestataria y su policía secreta los ajustició en su departamento… La única hija de ellos estaba con una vecina jugando con los niños… Y cuando lo registraron Stalin ordenó le llevaran de regalo una cajita de chocolates que exprofeso fueron envenenados…

PLAZOLETA: Miles de desaparecidos en aquel tiempo y parte de cuya lista va contando Serge con su biografía… Rusos que eran secuestrados en la calle delante de todos y nunca volvieron a sus casas… Todos los refugiados extranjeros estaban infiltrados y si por ahí hacían un comentario incómodo para Stalin en automático eran plagiados y asesinados… Los arrestos nocturnos, a deshoras, a medianoche, en la madrugada, entrando con violencia a los departamentos donde vivían, tumbando puertas, para levantar a la gente indeseable para Stalin…

PALMERAS: Líderes disidentes, intelectuales inconformes, maestros incómodos, fusilados, incluso, delante de las esposas y los hijos, nomás para que aprendieran a respetar… “Trenes enteros llenos de presos, rodeados de alambres de púas, en las vías muertas del ferrocarril”… En el mejor de los casos eran enviados a los campos de concentración para “estar muertos en vida”… Deportados a las regiones más inhóspitas de Rusia donde morían de tanto frío y hambre… Todo, por la locura de adueñarse del mundo como jefe político…