cargando

En twitter:

Barandal
Lunes 04 julio, 2022

La muerte de una madre

•Secreto gastronómico
•La vida es así...

ESCALERAS: Hace veintidós años falleció la señora madre de Jorge Arias. Y son dolores y sufrimientos que nunca, jamás, cicatrizan, la sigue recordando.
Entre otras cositas, por su amor a la vida.
Pero también, por los sabrosísimos platillos caseros que solía guisar para la familia.

Luis Velázquez

Por ejemplo, el pipián en adobo con pedacitos de carne de cerdo y las bolitas de masa con chilito que nunca picaba pero que ponía una salsa Tabasco a un lado para los intrépidos.
Las picadas y gorditas con rajitas de aguacate, salpicadas con trocitos de pechuga de pollo.
Las sabrosísimas champolas de guanábana aderezados con nieve de mango a un lado y una cereza en el centro.

PASAMANOS: El mole con pipián y una pechuga que el paladar exigía repetir poquito a poquito hasta tres veces.
El guisado con flor de izote que solían robar en las casas vecinas, mucha gente creyendo que eran flores de adorno, pero en verdad, comestibles.
Las enchiladas con salsa de tomate y que dejaban atrás las garnachas de la tía Glafira guisadas con un extraordinario amor a la vida.

CORREDORES: La señora madre de Jorge Arias se levantaba hacia el amanecer cuando el mercado popular estaba abierto y luego luego agarraba camino para comprar todo fresco.
Desde los bisteces de pollo y de res hasta los chicharrones recién extraídos de la paila.
El desayuno, siempre con sabor ranchero, era un banquetazo.
Frijoles, todavía nadando en el caldito, cocido en el brasero con leña ardiendo.

BALCONES: A veces, en la comida, y como siempre estaba de buenas, organizaba un festín gastronómico.
Como si fuera un bufete ponía una mesa en el patio de la casa y sobre unas mesitas varios platillos y los que más le gustaban le salían súper.
Bolitas de masa. Albóndigas en pipián. El pipián en adobo.
Eran banquetazos y, como decía Pericles Namorado Urrutia, si el festín ha de ser de carne… que sea en abundancia.
Casi casi como la película “La comelitona” con el italiano Michel Piccoli y en donde cada uno de los invitados se atraganta a gusto y a gusto va cayendo sin vida.

PASILLOS: La mamá de Jorge Arias tuvo varias nueras. Pero a nadie heredó el secreto culinario.
Y en ningún momento porque fuera egoísta, pues se trataba de la mujer más solidaria y fraternal de la vida.
Las nueras siempre creyeron que la obligación de la suegra era servirles y nunca, ni por accidente, cocinar.
Y como ellas llegaban a casa y se sentaban como princesas, reinas, emperatrices, nadie las podía mover.
Ni siquiera, vaya, los maridos, porque la mayoría, caray, eran mandilones.
Y ni modo, “la vida es así y qué le vamos a hacer”.

VENTANAS: Por eso, más la extraña Jorge Arias.
Por el amor a la vida y porque se llevó el secreto gastronómico a la tumba y que ella aprendió de su mamá, nacida, por cierto, hacia 1900.
Lo peor son los remordimientos de conciencia de Jorge Arias porque bien pudo aprender el gran secreto que solamente se necesitan las manos, pero más aún, la voluntad.
Además, dice el viejito del pueblo, hay mujeres a quienes encanta y seduce que la pareja sepa guisar.
Entre otros, por ejemplo, los grandes chef del mundo.


Deja un comentario

Acerca del blog

Blog de noticias desde Veracruz.
Aquí, deseamos contar la historia de cada día.
Y cada día es un nuevo comienzo.
Y todos los días se empieza de cero...

Portal de noticias de Veracruz.