Incluso, diez son serían muchos. Quizá la mitad. Cinco.
Bastaría con preguntar al primer señor que camine enfrente el nombre de su diputado local.
Ya ni se diga el nombre del legislador local del distrito de Chicontepec, Zongolica y/o de Uxpanapa.
¡Vaya, el nombre del diputado del distrito urbano o rural de Xalapa, la capital!

DOS. Cero corazón social

Unos cuantos de los 5 serían, digamos, conocidos, en foto en el periódico. Otros, por el nombre cacareado en las redes sociales y las páginas mediáticas.
Y es que unos 7, 8 meses después de tomar posesión, ninguno con un trabajo social profundo, arraigado en las neuronas y el corazón social.
Tampoco ninguno con una iniciativa de ley estremecedora y trascendente, entre otros objetivos, para enaltecer la calidad de vida de la población tan jodida que está.

TRES. Levanta-dedos

Antes, mucho antes, la fama pública (todavía hoy, desde luego) era en términos colectivos porque son unos “Levanta-dedos” para aprobar fast track iniciativas de ley del góber y/o de su bancada.
Ellos, en la mayoría, únicamente como firmantes.
Desde luego, en unos casos, por los reality-shows escenificados.
“El diputado mariachi”, por cierto, preso en Coatzacoalcos, llegando al Palacio Legislativo vestido de charro y con un mariachi siguiéndolo.
El ex diputado local, ex panista Julio Saldaña, entrando al Congreso con un mariachi gritoneando “Pero sigo siendo el Rey”.
Pepín Ruiz, ex diputado priista, entrando a la sesión parlamentaria rodeado de par de descomunales barbies, modelos, nomás para que se llenaran los hombres de envidia.

CUATRO. Políticos automáticos

Pero de ahí… a que los conozcan, y más, mucho más, los respeten, y ni se diga, ajá, admiren, mil, dos mil, tres años luz de distancia.
Por eso, el ex diputado priista, el obrero Carlos Vasconcelos Guevara, prefirió renunciar al año de ejercicio legislativo llegando a la siguiente conclusión:
El cien por ciento de los legisladores locales llega, primero, para ver negocios que hacer.
Segundo, para recibir canonjías y privilegios por levantar el dedo.
Y tercero, para buscar una estrategia, relaciones, contactos, para el siguiente cargo público.

CINCO. Concordia social

Entonces, habría de calibrarse el trabajo de la LXVI Legislatura por el número de iniciativas de ley aprobadas.
Pero más aún, por el beneficio social concreto y específico, sin chorizos, sin hablar del futuro que futuro es, que signifique cada ley aprobada.
Y de ñapa, claro, claro, claro, el balance de este Congreso local traducido en resultados para la concordia y la convivencia social.
Y es que miramos hacia atrás, si apenas, apenitas, los 6 millones de habitantes en la miseria y la pobreza únicamente conocieran a unos cinco, entonces, de los antecesores ni quién se acuerde.

SEIS. Diputados en el limbo

Por eso, entre otras cositas, súper la propuesta de AMLO, el presidente, para acabar de tajo con los diputados pluris.
Más, cuando como en el caso de los partidos de oposición se las reservan para los jefes máximos dando la espalda a los ciudadanos de a pie, la llamada “borregada”, aquellos que se friegan el lomo en el activismo partidista.
Hay un millón de indígenas en Veracruz a quienes nunca, jamás, han beneficiado las leyecitas aprobadas por el Congreso local.
Ni antes ni ahora.