Jorge Cerdán y los mandatarios siguientes, 40 mil ejidatarios ejecutados.
Javier Duarte, veintidós trabajadores de la información asesinados.
Ahora, Veracruz Feminicida.
¡Pobres mujeres, tan lejos del Estado Derecho que garantiza la seguridad en la vida y los bienes!
En el campo interno, la creencia de que con las Juntas Diarias de la Construcción de la Paz en el palacio de Xalapa y en una que otra ciudad foránea, la seguridad y la justicia están garantizadas.
En el campo externo, Veracruz, de cara a la república amorosa, con el peor título de nobleza y prosapia.
La entidad federativa del país donde la vida de ninguna mujer está segura.
El punto más bajo del sexenio, vaya paradoja, desde el primer mes, diciembre de 2019, cuando una migrante guatemalteca fue emboscada y asesinada en los límites de Isla y Rodríguez Clara.
Al momento, por cierto, cuatro migrantes mujeres asesinadas. Una más en la ciudad jarocha. Otra en el norte de Veracruz. Otra, en el centro.
Lo peor: el feminicidio inició con señoras. Luego, brincó a jóvenes. Y después, a niñas.
Vamos en el cuarto año de gobierno y se mira, siente, percibe difícil, hazaña y proeza milagrosa, que Veracruz puede recuperar la paz y la tranquilidad y la sana convivencia de las mujeres, seis de cada diez hombres.
Por el contrario, cada vez nos hundimos en el rincón más arrinconado del infierno y del abismo.
Cada vez la misma cantaleta, “hay indicios, hay avances, tenemos ubicados a los asesinos físicos e intelectuales, pronto caerán”.
Y nada.
En el terreno bilateral, las fuerzas armadas (el Ejército y la Marina) y la Guardia Nacional entran al quite en Veracruz.
Pero Veracruz huele a pólvora y sangre. Y a secuestro, desaparición y muerte. Y a fosas clandestinas.
Y los malosos, por el contrario, están hasta el tuétano en el corazón social de los 8 millones 150 mil habitantes de “la noche tibia y callada” de Agustín Lara.
Golpe canijo, terremoto endiablado.
Tanto que, por ejemplo, las mujeres tienen miedo y pavor y pánico y terror. Y cuando leen el periódico con la noticia de un feminicidio más, se persignan para que el Ser Superior los proteja.
Casi casi evocando y convocando el saludo de despido de las tribus panistas cuando luego de una audiencia, un encuentro, un abrazo, exclaman “Dios contigo”… y que, por cierto, y entre paréntesis, también decía como despido el general Victoriano Huerta, el asesino con alevosía, ventaja y premeditación de Francisco Ignacio Madero y José María Pino Suárez, el vicepresidente.

CUARENTA FEMINICIDIOS ESTE SEMESTRE

Cada parte tiene su numeralia feminicida. El Observatorio de la Universidad Veracruzana dice, por ejemplo, que en el primer semestre del año desventurado que camina cuarenta feminicidios.
Pero sean cuarenta o una sola mujer (una sola), ensombrece el ejercicio del poder en el tiempo de la 4T.
Más porque es la izquierda en el poder en el siglo XXI y la izquierda, por tradición, historia, cultura, valores, principios, premisas universales, siempre ha abogado por la defensa de los derechos humanos.
“La tensión se ha disparado”.
Por ejemplo, tres años y medio repitiendo la misma cantaleta de que los criminales físicos e intelectuales están por caer.
Caray, mucho, demasiado, excesivo cacarea cuando el asesinato de la corresponsal del Diario de Xalapa en Papantla, María Elena Ferral, el 30 de marzo del año 2020 (el primero de la 4T en Veracruz, hace dos años y tres meses) diciendo que ya tenían identificados a los asesinos intelectuales.
Y al momento ninguno ha caído. Incluso, una hija de María Elena Ferral puso nombre al asesino intelectual y la Fiscalía General, en el limbo.
Profunda crisis política. Y de seguridad. Y de procuración de justicia.
Más cuando AMLO, el presidente, se ha desvivido en loas, incienso y halagos a su góber jarocho, y el resulta concreto y específico es la ineficacia y la ineficiencia, quizá la ineptitud.
Claro está que no pueden. Que los zapatos quedaron demasiado grandes. Que el presidente se equivocó con su elección.
Todavía peor cuando Veracruz está sumido en un gigantesco campo de sangre y nada pasa. Bueno, lo siguen aguantando en la gubernatura.
Y entre más y más y más presiones de los Colectivos, integrados con padres con hijos desaparecidos, y las ONG, y las plataformas sociales, más parece acentuarse el fuego pirotécnico de “La mañanera” por el huésped número del palacio de Xalapa.

VERACRUZ SANGRA Y SANGRE FEMENINA

Decenas, cientos de niños huérfanos. Parejas viudas. Quizá padres ancianos que dependían en materia económica de sus hijas, a la deriva social y el desamparo.
Y mientras el dolor y el sufrimiento se arraigan hasta el tuétano en la población en general, los ciudadanos de a a pie, los ciudadanos que sufragan en las urnas, nunca el gobierno del Estado ha aceptado culpas ni responsabilidad.
Claro, no es su culpa porque en ningún momento ellos han ordenado asesinar a una mujer.
Pero a todas luces constituye su responsabilidad, a menos, claro, que el gobierno del Estado repita y adopte como suya la frase bíblica de Vicente Fox Quesada “¿Y yo… por qué?” cuando le pidieron resolviera el conflicto suscitado entre dos canales televisivos.
Por una sencilla razón le contestaron: “Porque usted es el presidente de México”.
El señor Cuitláhuac G. J., el gobernador número 79 de Veracruz.
Claro, asumirse como jefe del Poder Ejecutivo Estatal es, será, siempre, un territorio desconocido para quienes sin formación y conciencia social y sin experiencia ni vivencias, sin fogueo, asumen el poder.