Uno, menor de edad. 16 años. El mayor, 42 años.
Los cuatro cadáveres tirados en la carretera de Chahuapan a Apazapan.
Secuestrados y desaparecidos desde el 30 de mayo.
Pero Coatepec es Pueblo Mágico y la violencia mágica tiene más, mucho tiempo.

DOS. Historial sangriento

Por ejemplo:
En el año 2012, la policía incautó montón de bolsas con mariguana en los botes de basura.
En el año 2013, diez policías municipales quedaron presos por vender droga en la carretera.
En el año 2015, tiradero de cadáveres en el Cerro de las Culebras, poblado de Zoncuatla.
En el año 2017, taxistas ejecutadas luego del cierre de cantinas por el cobro de piso.
En el año 2019, cerrado el restaurante más lujoso de Coatepec porque solían organizar fiestas particulares los malosos estacionando las camionetas blindadas enfrente.
Y el miércoles primero de junio, los cuatro ejecutados.

TRES. Viscoso hilillo de sangre

Tempoal todavía no es, parece, Pueblo Mágico.
Pero el cuatro de junio, dos ganaderos fueron secuestrados.
Desaparecidos.
Asesinados.
Y ejecutados con tiro de gracia, no en la nuca, sino en la frente.
Fue en el rancho El Timón, por donde los malosos tiraron los cadáveres.
Además, los carteles y cartelitos, malosos y malandros, sicarios y pistoleros, crimen organizado y común, haciendo de las suyas quizá a punto de ingresar a la magia universal, digamos, con un Veracruz ensangrentado con un hilillo viscoso de sangre de norte a sur y de este a oeste.

CUATRO. TERROR MULTIPLICADO

Antes, mucho antes, los malandros asesinaban a una sola persona. Ahora, y para quizá multiplicar el terror, matan a varios en montón.
Dos casos dramáticos en el tiempo actual de Veracruz.
Una. La matanza en un bar de Minatitlán. Incluso, hasta un bebé en brazos de su madre ejecutado.
Y dos. La matanza en Coatzacoalcos.
Peor aún, en Coatzacoalcos, los malosos subiendo a un autobús y delante de todos matar a un pasajero.
Luego, tan campantes, como si nada, bajaron de la unidad y se perdieron en el día salvaje del sur de Veracruz.

CINCO. Impunidad absoluta

Los cuatro hombres ejecutados en el pueblo mágico de Coatepec…, en la impunidad.
La misma impunidad que como maldición apocalíptica ha cabalgado de norte a sur del Estado jarocho.
Primer lugar nacional en secuestros.
Y extorsiones.
Bicampeón como Estado Feminicida.
El descrédito para las tribus gobernantes marrón y guindas.
El principio de Peter en sus vidas.
Por eso tanto miedo, incertidumbre, pavor, angustia y desesperación en las neuronas y el corazón social de los ciudadanos de a pie.

SEIS. Masacre mágica

De poco o nada servirá declarar Pueblo Mágico a Coatepec, igual, igualito que a otras demarcaciones estatales.
De cualquier manera, la constante, el vaso comunicante, la premisa universal es la misma.
Pueblo Mágico para la masacre mágica, insólita, inverosímil.
Pueblo Mágico, por el tiradero de cadáveres. Cadáveres flotando en los ríos aguas abajo. Cadáveres colgando de los puentes. Cadáveres a orilla de las carreteras y los caminos. Cadáveres tirados al fondo de un pozo artesanía de agua dado de baja.
Es la magia. La magia que ve y siente el que vive. Demasiado valor para vivir aquí. Nada mejor que irse a vivir al planeta Marte, y/o como los marinos, “en el fondo del mar porque ya no se puede vivir en la tierra”.