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A Mil por Hora
19 junio, 2022

La guerra que nadie quiere

En el ring tres boxeadores por la pelea estelar: la Presidencia de la República Amorosa
•Ebrard, pero sin papada; Adán Augusto, sin el rostro duro; Sheinbaum, flaca, casi volando
•Ebrard, cortocircuito con tribus guinda; Sheinbaum, buena vibra con elites; Adán Augusto, en medio
•Sucesión anticipada ha originado demasiado, mucho, excesivo desgaste en aspirantes


Luis Velázquez

Hay un trío de precandidatos presidenciales de MORENA. Los tres, seguros de llegar a la nominación. Pero más, de ganar. Lo dijo antes, mucho antes, Porfirio Muñoz Ledo: MORENA ganará tres presidencias de la república.

  • “Soy una corcholata reconocida por AMLO”: Ebrard

Lo dijo el politólogo Carlos Ernesto Ronzón Verónica: MORENA ganará en dos ocasiones seguidas la silla embrujada del Palacio Nacional.
Pero...antes de que uno de los tres sea investido candidato, cada una ha de aplicarse una cirugía plástica para merecer la posibilidad.
Por ejemplo:
Marcelo Ebrard, aplicarse una liposucción para quitarse la papada y la panza.
Adán Agusto León Hernández, entrenar su mirada con nueva forma de mirar, ver, observar y escudriñar, porque siempre parece ausente, lejano.
Sheinbaum, una cirugía para quintarse tantas arrugas, pero más, el tradicional gesto adusto que suele poner cuando está lejos de las cámaras fotográficas y de los camarógrafos.
El secretario de Relaciones Exteriores, cambiar de fachada como dicen los arquitectos, pero sobre todo de la cara porque en la mayoría de las ocasiones parece estar molesto, irritado, enojado, encabritado.
Casi casi la misma mirada que tenía su maestro Manuel Camacho Solís cuando Luis Donaldo Colosio Murrieta fue destapado como el favorito presidencial de Carlos Salinas.
El secretario de Gobernación, hacer a un lado el aparato oficial, pues, y además de percibirse mal, siempre con andaderas y sillas de ruedas y bastones para caminar, cuando toda su vida pública ha andado solo, salvo cuando Tabasco gobernaba.
La jefa de Gobierno en la Ciudad de México ha de leer el Eclesastes en la parte aquella de "amarrarse la lengua", porque simplemente, ya se pasó de halagos al presidente de la república y suena feo, se ve mal, se percibe demasiado incienso para congraciarse con el jefe máximo.
Ebrard, por lo pronto, demasiado panzón, aun cuando, decía Rius, "la panza es primero", y las mujeres que le adoran dirán que no tiene panza, sino "pancita", nada que ver, claro, con la panza de Buda.
Adán Augusto, demasiado pegado al Príncipe y que sana distancia ha de conservar y mantener.
Y Sheinbaum, caray, muy flaca, a punto de volar con los vientos huracanados, y entonces, ha de recuperar pesos para sostenerse.
El trío, resucitando la vieja práctica priista (que priistas fueron Ebrard y López Hernández) de "La cargada" y "La estampida de los búfalos" con sus fans y feligreses y acarreados gritoneando a cada uno "Presidente, Presidente" y que ante los ojos de la democracia se mira y peor, mucho peor, se percibe.

PRECANDIDATOS, ENTRE LA EMPATÍA Y LA AUSENCIA DE CARISMA
De acuerdo con el politólogo Carlos Ronzón, Ebrard es bien visto, con simpatía y empatía, en las clases sociales, pero mal visto, cortocircuito, con tribus de MORENA.
En tanto, Sheinbaum es bien visto en la mayoría de elites de MORENA, pero rechazado en los niveles sociales.
Adán Augusto la va campechaneando.
Ebrard tiene empatía.
Adán Augusto anda en términos medios.
Y Sheinbaum, sin simpatía para cuajar en las neuronas y el corazón ciudadano.
Y sin carisma.
Entonces, todos necesitan un cosmetólogo político.
El secretario de Relaciones Exteriores tiene buena voz como orador político.
Y también Adán Augusto.
Pero Sheinbaum tiene problemas como oradora. No lo es. Se le dificultar articular la voz con las ideas. Además, de que la voz se le va. incluso, grita, Y grita como en su tiempo la panista Josefina Vázquez Mota.
El trío, pues, ha de cuidarse mucho, demasiado.
Por una sola razón de peso y con peso: la sucesión adelantada ha gastado y desgastado a los tríos.
Excesiva, mucha, demasiada exposición social, política y mediática... para conservarse en la preferencia.
Más cuando todavía faltan casi dos años... para el destape. Menos, incluso.

RESPIRACIÓN ARTIFICIAL PARA EVADIR EL NAUFRAGIO
En la percepción ciudadana está la creencia, la certeza, la sensación de que Ebrard inspira, alienta, genera confianza. Un político con experiencia suficiente que se siente y registra.
Adán Augusto parece un político lejano. En su mundo. Le falta bilirrubina para hacer clip.
Y a Sheinbaum no se le mira con capacidad.
Incluso, cuando la caída de la Línea Doce del Metro con veintiséis muertos quedó claro de que a punto de ahogarse le extendieron la mano y la salvaron del naufragio.
Ebrard, apoyado por los pensantes.
Adán Augusto, por el club tabasqueño en el poder.
Y Sheinbaum, dice Ronzón Verónica, respaldada por los más radicales, los Noroña, los Bejarano.

UNA CARRERA EN TRES PISTAS
Si Ebrard gana la candidatura presidencial de MORENA será, entre otras cositas, por el posicionamiento en el extranjero, donde a cada ratito ha sido enviado para enaltecer la política exterior de la república amorosa.
Si Adán Augusto se queda con la nominación será por la lealtad, lealtad ciega, a AMLO, el presidente, en defensa del obradorismo.
Y si la favorecida fuera Sheinbaum será a su exposición en el interior del país consensando y consensuando aliados.
En el pasillo político, Ebrard es candidato de sí mismo.
Adán Augusto, del presidente de la república.
Y Sheinbaum, de la familia presidencial. La esposa, los hijos, y que fuerza decisoria tienen.

LA CHARADA DEL "TAPADO" QUE "TAPADO" SIGUE
El trío de presidenciales de MORENA jugará a la charada del "Tapado".
Y es que aun cuando están destapados, al mismo tiempo están "tapados", pues la moneda de la encuesta, ajajá, sigue dando vueltas.
La tensión gira alrededor de si Ebrard ganaría la candidatura.
Y en caso de que el "Dedazo" lo desfavorezca, entonces, ¿permanecerá quietecito, como si nada?
Además, bien puede considerarse la filosofía popular de que "vale más malo por conocido que bueno por conocer".
Sheinbaum y Adán Augusto, seguros para la tranquilidad jurídica y política y social de AMLO ya retirado.
La duda, con Ebrard, un político con capital propio, autónomo, independiente, libre.
Y si es cierto que los enemigos se vuelven mejores amigos, entonces, el albur, mejor dicho, la suerte.
Lázaro Cárdenas terminó exiliando a Plutarco Elías Calles.
Cristo exhibió a Judas, el traidor.
Herodes tenía una pesadilla como su mujer, Herodías.
Jesús no pudo evitar el crimen de su primo Juan Bautista ni tampoco la muerte de su amigo Lázaro, aun cuando luego lo resucitara.
Con todo, entre las tribus y los ciudadanos de a pie existe un abismo.
Para ellos, el poder político.
Y para la población, igual de jodidos que antes.
O peor.

AUTORIDAD MORAL DE PRIAMO
Hay, sin embargo, algo maravilloso en la vida que llevamos: la libertad y la dignidad para estar, ser y trascender.
El nuevo sexenio, 2024/2030, tal vez despojará más a los pobres y ni siquiera, vaya, dejarán hilo y una aguja para coser la ropita sencilla y pobre.
También, claro, la esperanza sexenal de una mejor calidad de vida en la población jodida.
Más cuando se profesa la religión católica y cristiana y la persona se puede volver mas humana.
Pero..., Ebrard y Sheinbaum son judíos.
Y Adán Augusto es católico y/o cristiano.
Príamo, el rey de Troya, decía hacia el final de sus días, un anciano, que en su vida había enfrentado muchas batallas.
Unas, por cuestiones bélicas.
Otras, para conquistar más poder político.
Y otras, para alcanzar la gloria.
Ante Aquiles, quien había derrotado en duelo con espadas a su hijo Héctor, luchando todos por Helena, Príamo se arrodilla y besa las manos a Aquiles.
Y le pide le entregue el cadáver de su hijo para los honores y la sepultura.
Aquiles queda perplejo y asombrado ante la autoridad moral de aquel Rey de Troya arrodillado ante su gloria guerrera.

"¡QUÉ CALAMIDAD!" DIRÍA MAFALDA
En la lucha del trío de presidenciables de MORENA nada mejor que convocar y evocar una historia de Mafalda intitulada "¡Qué calamidad!".
En la pelea por la candidatura, Mafalda preguntaría a tres ciudadanos el favorito de su voto.
El trío de ciudadanos está sentado y contesta y pronuncia el nombre de su elegido.
Luego, los tres ciudadanos intercambian barajitas y comienzan a irritarse.
Después, se ponen de pie y siguen gritándose.
Entonces, los tres empuñan la mano y con el dedo índice uno al otro se interpelan.
Y ponen el dedo índice en el pecho de cada uno.
Los tres.
Y se empujan y están a punto de los guamazos.
Mafalda queda más perpleja que nunca ante las pasiones desatadas con la sencilla preguntita.
Y exclama: "¡Qué calamidad!".


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