Nada más bello
•Y hermoso que
•El cuerpo femenino
EMBARCADERO: El cuerpo femenino es un prodigio... Nada hay más bello y hermoso en la vida, ni más misterioso y mágico, como el cuerpo de una mujer... Incluso, quizá en el siglo pasado, los poetas churriguerescos (aquellos que hablan de la belleza de una flor, una gaviota volando sobre la bahía, un amanecer diáfano, una noche llena de estrellas, etcétera) habrían dicho que el cuerpo de una mujer es la máxima creación de Dios
Luis Velázquez
Con todo y que dice el relato bíblico, el cuerpo de una mujer fue hecho con las costillas de un hombre, vaya alegoría, vaya metáfora…
ROMPEOLAS: Cuerpo femenino hermoso, lleno de gracia y equilibrio… Cada parte es importante y tiene encantos y virtudes… Ninguna es más que la otra… Lo mismo las extremidades superiores que las inferiores… Lo mismo la fachada y la contrafachada como dicen los arquitectos… El mismo trazo estético en unas que otras… Cada una con sus atributos y cualidades… Y al mismo tiempo, diferencias profundas, sustanciales, de una mujer a otra… En todo caso, el hombre queda perplejo y sorprendido, deslumbrado, hipnotizado, hechizado… Y el hombre sea pintor, escultor, fotógrafo, dibujante, escritor, novelista, cuentista, poeta…
ARRECIFES: “Milagrosa como el sol, misteriosa como el calor que irradia” la describe el cronista Julio Scherer García en el libro “La piel y la entraña”… “Mujeres que pasáis por la quinta Avenida/ tan cerca de mis ojos/ tan lejos de mi vida” escribió el cronista y poeta, Juan José Tablada, sentado en la mesa de un café sobre la Quinta Avenida, en Nueva York… “Ya no la quiero, es cierto/ Pero tal vez la quiero/ Es tan corto el amor/ y es tan largo el olvido” escribió Pablo Neruda en el famosísimo Poema Veinte y que la mitad de los jóvenes del mundo y la otra mitad habrían declamado al pie del balcón en sabrosa madrugada de serenata…
ESCOLLERAS: Nada más hermoso y bello en la vida que la contemplación limpia y nítida y transparente del cuerpo femenino… La elegancia en la forma de caminar, digamos, como el desembarco de unas olas en la orilla de la playa, como bailando danzón en el zócalo de la ciudad… Altivas, serenas, reposadas, dueñas del mundo… Más, porque todas las mujeres saben, sienten y presienten cuando tienen encima la mirada masculina… Y también la mirada de otras mujeres reconociendo en ellas, en las otras, en las demás, la prestancia y la finura, la prosapia y el donaire a la hora de caminar en el pasillo y en la pasarela…
PLAZOLETA: Por eso quizá el poeta Manuel Acuña tomó botellita con cianuro a los 22 años de edad cuando Rosario de la Peña (1847/1924) traía enloqueció a los escritores de entonces (Juan de Dios Peza, Ignacio Ramírez y José Martí, entre tantos otros) y ella prefirió a Manuel María Flores, quien era un galanazo y durante once años fueron novios… La mujer como un misterio, pues, y por ejemplo, en la historia nacional se trata de las pocas, excepcionales mujeres que subyugaron a tantos poetas…
PALMERAS: Más allá de la belleza del cuerpo femenino está su inteligencia, talento, carácter, forma de ser y trascender, cualidades y atributos intelectuales, sensibilidad… Claro, su experiencia, vivencias y madurez le dan un plus… En conjunto, grandeza física y grandeza emocional y grandeza espiritual y grandeza biológica y grandeza humana y grandeza neurológica… En todo (ni comparación, vaya) superiores al hombre… La Biblia se equivocó… Dios hizo de la costilla de una mujer al hombre…