Boca del Río, capital MUNDIAL de la salsa, ajá
•En Veracruz, todo es grande. Grande el carnaval. Grande el arroz a la tumba. Grandes los Pueblos Mágicos
•Zenyazen Escobar, de la silla de ruedas y la muletas al palacio al aire libre de la salsa en el bulevar boqueño
•El secretario del Medio Ambiente salió "bien servido" el viernes en la noche según narran los testigos
•Iván Luna, el vocero, mirando la luna y contando el número de salseros en la gran noche del viernes
Luis Velázquez
En Veracruz, todo es grande.
Fastuoso, el festival de salsa más grande del mundo.
Grande, gigantesco, el carnaval "más alegre del mundo".
Sensacional, "el arroz a la tumbada más grande del mundo".
Excepcional, Veracruz con el mayor número de Pueblos Mágicos y en donde, de postre, mágicos por el tiradero de cadáveres, oliendo los pueblos a pólvora y sangre.
Grande, gigantesco, campeón, campeonísimo, el Veracruz feminicida.
Por eso quizá la noche del jueves dos de junio, de cara al Golfo de México, "Los Van Van" de la madre patria cubana, cantaron, antes de los dos, tres minutos de que lloviera un poquito, la canción estelar de "Qué sorpresa".
Se oía en el bulevar y el malecón boqueño.
Retumbaba con estrépito en la bahía.
Incluso, hasta despertaron a las gaviotas que enloquecidas, confusas, raras y extrañas que se sintieron, anduvieron volando bajo sobre el Golfo de México.
Y fue cuando "Los Van Van" (su gran debut en Veracruz cuando Juan Maldonado Pereda era presidente municipal y Alba Lorenzo la reina de las bastoneras) cantaban la historia de aquella niña "malora" que en la madrugada le dio "agua salada, mami, agua salida, nene"...
Y como lo que "hiciste conmigo, mami, fue una cosa violenta/ voy a publicar tu foto en la prensa/ pero también en las redes sociales/ y en el facebook/ y en el WhatsApp"/ y en los tuitazos Donald Trump.
Y cuando la mitad de los salseros y la otra mitad estaban encendidos, intensidad volcánica, llenos de fuego, las caderas de mujeres y hombres moviéndose como unas olas desembarcando con intensidad sísmica en la orilla de la playa boqueña, entonces, el profe de todos los tiempos, Zenyazen Escobar, el mero mero mero rey del streap/tease en la región de Córdoba y Orizaba, olvidó aquel tiempo de las muletas, el bastón y la silla de ruedas y se "puso a mover el bote", como dicen los clásicos.
Era la mesa de Zenyazen la más descomunal.
Cinco mesas suyas, reservadas, y en cada mesa diez sillas, diez salseros, diez invitados del maestro Zen.
Cada boleto de mil 750 pesos.
Más el consumo de licor que "si el festín ha de ser de carne y alcohol, entonces que sea en abundancia" solía exclamar el jurisconsulto tuxpeño, paisano y amigo de don Jesús Reyes Heroles, Pericles Namorado Urrutia.
Y cuando Zenyazen estremecido con "Los Van Van" ("A mí me gusta la rumba/ dale mambo así/ así/ así) agarró a su pareja listo para sus pasitos Tik Top, con el sabroso estilacho de Cuitláhuac García, su maestro, amigo y hacedor.
Entonces, en una mesa de lado, el secretario del Medio Ambiente, Juan Carlos Contreras, otro alumno de Cuitláhuac que en la facultad de Ingeniería de la Universidad Veracruzana, movió sus cejas pobladas como las movía Manuel "El loco" Valdés y que enamoraran a la chaparrita de oro, Verónica Castro, y de igual manera, se puso a bailar.
Allí estaba Juan Carlos Contreras, sus amigos de cuando en el Ayuntamiento de Xalapa fuera nombrado Director de Separación de Basura, orgánica e inorgánica, tarea difícil.
"Los Van Van" cantaban. Y cantaban los hijos, los nietos, incluso, de los fundadores.
"No me importa que en el barrio se te forme un alboroto para que la gente lo sepa que tú eres tremenda porque me trataste mal... mami, me trataste con violencia y mami, anda, anda, mueve tu cintura, muévela, ay mamita, qué sabrosa estás".
Y Zenyazen y Juan Carlos Contreras quizá, quizá, quizá, competían entre ellos con sus mejores pasitos para que alguien llevara el informe al señor Cuitláhuac, el maestro de la salsa, y quien de seguro, "veinte y las malas", él mismo, él mismito palomeó los grupos musicales de salsa que serían contratados para su dicha y felicidad y así, palomeados, los entregó al presidente municipal de Boca del Río para que los anunciara, qué caray.
EL HOMBRE QUE PASEA PERROS
El Tik Tok de Cuitláhuac pegó en el surco fértil y la mitad de los salseros de América Latina y la otra mitad llegaron a Boca, la capital mundial de la salsa, qué chingao.
Claro, quizá "Los Van Van" ni siquiera se aprendieron el nombre del góber jarocho, porque para ellos nada como las fotos de sus ídolos en el bar "La bodeguita de en medio" en Cuba, donde Ernest Hemingway solía pasar los mediodías de la primavera, el verano, el otoño y el invierno.
Y en donde las dos parte, como los miles de turistas, se solazaban con las fotos gigantescas de Celia Cruz, Frank Sinatra, Benny Moré, el grupo Buenavista Social Club y la preciosa Salma Hayek.
Además, claro, con la estatua de Hemingway sentado en una mesa en el mítico, legendario y bíblico bar.
Con todo, lo importante es el gran regreso del festival de salsa en los primeros meses del gobierno municipal del panista de todos los tiempos Juan Manuel de Unanue, ahí, en primera fila con su esposa y su amiga diputada federal Marijose Gamboa.
En el otro extremo del bulevar, del malecón, el pueblo.
Los ciudadanos de a pie.
Los salseros de "Villa (no Viña) del Mar".
Y del palacio de la salsa donde en otros tiempos, el señor Cuitláhuac debutó como el bailarín de todos los tiempos, ¡hosanna, hosanna!
Un salsero lo confesó de la siguiente manera: "Yo estudié Ingeniería en la UV, pero gano más paseando perros cada día en Xalapa. Por cada perro cobró setenta pesos durante un paseíto de dos horas.
Más aparte, 150 pesos por entrenarlos para que aprendan a cruzar la calle y a no subirse a la cama de los niños y obedecer al patrón con una sola palabra.
Además, trabajé duro y tupido durante tres turnos paseando perritos.
Y junté la morrallita suficiente para estar aquí los tres días del festival de salsa, mi talón de Aquiles, mi parte frágil y débil".
FESTIVAL SALSERO, GRAN OBRA PÚBLICA DE CUITLÁHUAC
Tanto fascina la salsa al Tik Tok Cuitláhuac que, por ejemplo, la anunció en las redes sociales, posando, claro, claro, claro, en el malecón boqueño.
Los adversarios y enemigos y los opositores y los conservadores y los liberales y emisarios del pasado bien podrían asegurar que el Festival de Salsa, con su capital mundial, Boca del Río (ajá, aplausos, aplausos, risas como escribe Andrés Timoteo) es la obra pública más importante de los últimos tres años y medio.
Y que, bueno, nunca con el alcalde yunista Humberto Morelli.
Además, claro está para los incrédulos y agnósticos que lo fuerte de Cuitláhuac es la salsa.
Claro, también el huapango.
Para, entonces, en el cuarto informe de gobierno, quizá a celebrarse en Boca del Río, dirá que la obra más grandiosa del último año, mejor dicho, de los cuatro años, es y será para la eternidad el Festival de Salsa.
¡Bendito Dios!
¡Hosanna, hosanna! ¡El Niño Dios ha nacido!
SÍNTESIS SALSERA
Jueves, primer día en la capital mundial de la salsa:
Un aproximado de 45 mil, 50 mil quizá, de salseros.
Viernes, segundo día en la capital mundial de la salsa (aplausos, aplausos): 50 mil salseros. Quizá, 55 mil.
Los expertos dicen que el sábado en la noche, tercer día, serían unos 75 mil salseros porque cantaría el Dios de la Salsa, Víctor Emmanuelle.
Y por tanto, quizá, quizá, quizá, el Dios de la Salsa Jarocha, el señor Cuitláhuac en primera fila, aun cuando, claro, nadie dudaría de que habría estado desde el jueves por ahí, en algún departamento de lujín donde llegara el sonido, el canto, la música y los gritos salseros.
La noche del viernes fue sacrosanto para el secretario del Medio Ambiente, Juan Carlos Contreras:
Andaba tan contento que salió bien servido.
Mientras, el reportero de Telever, Víctor Pineda, presentó al vocero de la 4T, Iván Luna, con el periodista y escritor Noé Zavaleta.
Y cuando los presentó, Iván Luna, en la luna, contando el número aproximado de salseros en el pachangón, extendió la mano sin mirar a Noé como saludo cordial y respetuoso.
Y Noé, por añadidura, claro, lógico, obvio, extendió la mano y volteó para otro lado.