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Sábado 14 mayo, 2022

Despertar sexual y COVID

•Niñas embarazadas
•Niñas madres

UNO. Despertar sexual y COVID

El COVID aceleró el despertar sexual. La ONG Equifonía, por ejemplo, aporta datos. En el primer año de la pandemia, 2020, un aproximado de casi setecientas niñas embarazadas. Incluso, menores de 9 años. De 9 a 14 años.

Luis Velázquez

Y de las casi setecientas, 675 (seiscientos setenta y cinco) niñas dieron a luz.
Y un año después, 2021, el año anterior, fue más volcánico. En total, 694 (seiscientos noventa y cuatro) niñas dieron a luz.
La alerta roja concentrada en Xalapa, Veracruz, Córdoba, San Andrés Tuxtla, Martínez de la Torre y Perote (AVC Noticias, Perla Sandoval).

DOS. Fracaso universal

Aun cuando somos en Veracruz más de 8 millones de habitantes, el número de niñas embarazadas, y de 9 años de edad, es indicativo y significativo.
De entrada, caray, ¡vaya descuido de los padres!
Luego luego, el despertar sexual tan intenso. Amigos, televisión, revistas, tentaciones.
El programa “Quédate en casa”, dice Equifonía, fracasó. En todo caso, dejó de prever la violencia sexual a que fueron sometidas las menores de edad.

TRES. Tarea de todos

A nadie se inculpa. Pero al mismo tiempo (y sin ponerse a predicar), tarea colectiva.
Padres de familia, parientes, maestros, la autoridad civil, sacerdotes, Testigos de Jehová, cristianos, amigos, compañeros, todos involucrados.
¡Vaya paradoja! La autoridad ofreció a las menores, mejor dicho, a sus padres, dar en adopción a sus hijos en lugar de un aborto.
Más, porque en términos generales, en el caso de las niñas embarazadas se trató de violencia sexual.

CUATRO. Violencia sexual

Si existió “violencia sexual contra las niñas de 9 años de edad” en adelante, 14 años la edad promedio, habría de preguntarse si hay personas detenidas.
Si los padres, por ejemplo, interpusieron denuncia penal. Si los padres lograron tener pistas, rastros, señales de los posibles culpables. Si las denuncias se tradujeron en detenidos y sentenciados.
Más porque la hipótesis universal es que las niñas fueron ultrajadas por gente cercana a la familia.
Cada niña embarazada implica un diagnóstico concreto y específico para aplicar la ley.
Simplemente, de entrada, más de mil cuatrocientas niñas sometidas a la violencia sexual.

CINCO. Honestidad Valiente…

Una red de sicópatas estaría libre. Enfermos mentales causando estragos por ahí. Dañando vidas. Abusando de menores.
Graves focos rojos en cuando menos un sexteto de municipios donde se registraron el mayor número de menores embarazadas en el tiempo del COVID.
Peor aún si se considera que fueron o pudieron haber sido gente cercana a la familia.
El abuso de la confianza amical, además, nunca, claro, comparado con la violencia sexual a las menores.
La degradación total de la sociedad como dicen los teóricos y prácticos de la moral.
Tiempo del COVID, tiempo de la 4T, tiempo de la purificación moral, tiempo de la honestidad valiente.

SEIS. Toda vida humana es preciosa

La alerta de Equifonía (Aracely González Saavedra, la vocera) ocupa y preocupa.
Y ha de interesar tanto a los presidentes municipales de las demarcaciones enmarcadas y a los demás como a los comités municipales y estatal del DIF y a la secretaría de Desarrollo Social del gobierno del Estado.
Los apóstatas y los herejes dirán que unas mil cuatrocientas niñas embarazadas en el par de años del COVID son una cantidad mínima ante los 8 millones de habitantes de Veracruz.
Quizá. Pero la realidad es dura y ruda por la razón fundamental de que toda vida humana es preciosa.
Más cuando una niña de nueve a catorce años sufrió abuso sexual y quedó embarazada.


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