“El rápido de Cantarranas”
•Olvidado héroe del béisbol
•Mieles del éxito efímero
UNO. Sensación jarocha...
Le llamaban “El rápido de Cantarranas” y era pitcher en el club Águila de Veracruz. Y era originario del rancho, en el municipio de Paso de Ovejas.
Y cuando un ángel de la guarda descubriera sus grandes dotes beisboleras lo convirtieron en una Águila más.
Luis Velázquez
Y su nombre fue coreado en el estadio y publicado a 8 columnas en la portada de deportes de la prensa escrita.
Y alcanzó la fama. Y conoció de festines y pachangones y de licores y mujeres.
Y un día, ni modo, así es la vida, quedó descarrilado. Y de pronto, todos lo olvidaron. Y “El rápido de Cantarranas” quedó en el archivo de la historia deportiva de Veracruz.
DOS. Alcohol y mujeres
Tenía todo (salud, juventud, vigor, energía, aptitudes, cualidades y atributos) para ascender en las grandes ligas del beisbol, digamos, como Roberto Ávila González, quien del Águila de Veracruz pasara a jugar con los Indios de Cleveland y el beisbol lo llevara a la presidencia municipal de Veracruz y a una curul federal.
Pero, bueno, y hasta donde se sabe bien si bien se sabe, la mezcla del licor y las mujeres, y que es, suele ser, fatídica, lo llevó a la nada.
Y Celso Contreras, que así se llamaba, quedó como debut y despedida para enaltecer y glorificar el rancho de Cantarranas, donde los fines de semana solía jugar en el modesto y sencillo campos de beis y en donde, hosanna, hosanna, fuera descubierto por los cazadores de talentos.
TRES. Pichear y ponchar
El entonces reportero de deportes, Horacio Aude Zebadúa, lo bautizó como “El rápido”… que rápido, muy rápido, era para pichear y ponchar en el cuadrilátero.
Toda una revelación.
Mucho tiempo lució en el campo llanero. Otros equipos lo disputaban. Pero siempre continuó fiel al club Águila.
Y aun cuando su manager siempre estuvo pendiente para alejarlo de los placeres de la fama y que, claro, nada dejan de bueno para la vida, y más, para la vida familiar, encaramado en el vértigo etílico y femenino terminó en el fondo del precipicio.
CUATRO. Único hijo ilustre
En la vida de Cantarranas fue y ha sido el único habitante en descollar.
Quizá por ahí existan otros más fulgurantes y una disculpa si aquí se desconoce su existencia.
Una danzonera hubo por ahí que en la región era buscada por su gran calidad artística. Todos, por cierto, músicos improvisados. Ninguno estudiando música en una escuela.
Pero luego de un tiempo se diluyó. Fue cuando sus miembros empezaron a morir, sin dejar descendientes.
CINCO. Locatario en el mercado
El priista Mario Tejeda Tejeda, nacido en los Llanos de Sotavento, siempre aseguraba que conocía a “El rápido de Cantarranas” y eran amigos.
Incluso, que al parecer trabajaba o tenía un puesto en el mercado popular, donde llevaba una vida modesta y sencilla.
Y aun cuando ofreció una reunión nunca, por desgracia, pudo concitarse.
El COVID fue, habría sido, la causa principal.
SEIS. Paisanaje orgulloso
Con todo, Celso Contreras fue una estrella deportiva. Tuvo su espacio y tiempo.
Y los paisanos se sienten orgullosos de sus hazañas.
En el camino al Gólgota sucumbió al canto de las sirenas.
Y más, en un ranchero a quien de pronto el éxito y la fama lo sorprenden y las mieles del poder llegan solitas… como dijo Javier Duarte cuando gobernaba Veracruz: “Las mujeres… me sobran”.
Una vida ejemplar de la cual sentirse como “guajolote inflado” como dicen en Jamapa.