Fue a propósito de cuando la familia de Pilar Arguello Trujillo, víctima de feminicidio en septiembre del año 2012, reclamó justicia.
Y como han transcurrido diez años y como “el autor confeso de los hechos fue liberado” (La Jornada-Veracruz, 19, 1, 22), entonces, la respuesta de la titular del TSJ fue antológica.

PASAMANOS: La justicia divina, ya se sabe, es un modismo que entrara a la historia de los pueblos en fecha ignorada.
Pero desde entonces, quizá el auge de la iglesia, cuando la justicia terrenal fracasaba, tirios y troyanos, feligreses y ateos, hablaban de que si en la tierra los malosos gozaban “de cabal salud”, entonces, lo pagarían en el otro lado del charco.
En el infierno. En el reino de Luzbel.
Era la justicia divina…y que, ahora, convocó la funcionaria.

CORREDORES: Pilar Arguello Trujillo nació y creció en Coscomatepec. Mucho le gustaba la música tropical. Vivía entregada a su trabajo. Siempre con objetivos claros. Ahorrando, por ejemplo, para abrir un negocio de manualidades.
Incluso, trabajando como empleada doméstica.
Desaparecida en el segundo año de Javier Duarte como gobernador, los padres siguieron buscando.
Ahora, diez años después, hablaron con la titular del TSJ.
Y la presidenta magistrada, llena de soberbia y altivez, primero, los hizo esperar.
Luego, los trató de una forma agresiva, despectivo, clasista y revictimizante.
Después, lavándose las manos como Poncio Pilatos, exigió “que no la vieran con odio” (Ibidem).

BALCONES: La funcionaria indignó más cuando la familia de Pilar Arguello Trujillo recordó que diez años después del crimen “ningún proceso se ha iniciado contra la jueza que liberó al feminicida”.
Además, durante 45 minutos la titular del TSJ se adueñó del micrófono y nunca permitió el habla a los padres y hasta regañó al padre de Pilar porque “la miraba feo”.
Así es la justicia terrenal en Veracruz en el tiempo de la Cartilla Moral.
Más, considerando que en la mirada de AMLO, el presidente, la política y la moral, la moral pública, son consustanciales.

PASILLOS: Luego, la magistrada presidenta acuñó su frase bíblica:
“De la justicia divina… (el feminicida) no se salvará”.
“Ta’güeno”.
¡Vaya calidad moral y ética en la procuración de justicia!
¡Vaya sensibilidad de los padrinos o madrinos de la magistrada Isabel Inés Romero Cruz!
Más, en un Veracruz, campeón unas veces, bicampeón otras, en feminicidio.
Y en el primer lugar nacional en secuestros.
Y también, en extorsiones.
Nunca en la historia un sexenio tan truculento en contra de las mujeres.
Seis de cada diez habitantes de Veracruz son población femenina.

VENTANAS: Lo peor entre lo peor es lo siguiente:
Los padres de Pilar Arguello, la ONG Equifonía y la Comisión Estatal de Atención Integral a Víctimas documentaron los hechos y hasta solicitaron a la subsecretaria de Gobernación una reunión para dar seguimiento.
Y la única respuesta, al momento, el silencio.
Se ignora si como parte de una alianza. Una complicidad. Un desdén. Una indiferencia…digamos, y hasta respaldando a la magistrada y avalando su actitud… de la justicia divina.
La única resultante es que cada vez más los ciudadanos de a pie, población electoral, se desencanta del estilo personal de ejercer el poder en el tiempo sacrosanto de la 4T.
Siervos de la Nación, ajá.