Un nuevo evangelio donde igual que Jesucristo cacarea el "Amaos los unos a los otros".
Apuesta la vida a los abrazos y besos, incluso, para los malandros.
Llama a todos, tirios y troyanos, azules, rojos y guinda y marrón, a perdonar.
Incluso, va a Badiraguato, la cuna del narcotráfico en México, y como parte de su república amorosa saluda de mano a la señora madre de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, condenado a cadena perpetua en una cárcel de Estados Unidos.
Y luego, ordena dejar en libertad a Ovidio, un hijo de El Chapo.
En el tiempo estelar del COVID asombró al mundo epidemiológico y a la Organización Mundial de la Salud, OMS, cuando de su carterita sacó una estampita de Jesucristo asegurando que el Hijo de Dios lo protegía de la pandemia porque la ahuyentaba.
Es más, su revelación mística, apostólica y religiosa sirvió para que el gobernador de Puebla, Miguel Ángel Barbosa, aseguró que el COVID se curaba comiendo un plato de mole de guajolote, claro.
En tanto, hubo político por ahí diciendo que se curaba con tequila.
Y hubo quienes apostaron a que el bichito chino quedaba neutralizado haciendo el amor todos los días.
Y, bueno, si AMLO ha pescado el COVID en dos ocasiones quizá se deberá a que cambió de carterita donde tenía otras estampitas en vez de la de Jesús.
AMLO, el político religioso.
Casi casi, el político cristero del siglo XXI.
Casi, el Benito Juárez del Nuevo Siglo quien, cierto, separó el Estado de la Iglesia y hasta expropió su riqueza material, pero en cambio, permitió que sus tres hijas fueran bautizadas por sacerdote católico, apostólico y romano.
Y si Francisco Ignacio Madero y Plutarco Elías Calles creían con "lealtad ciega" en los médiums, AMLO, el presidente, tiene su fervor religioso.
Además, y entre otras cositas, la Cartilla Moral escrita por don Alfonso Reyes hace 81 años y resucitada para anunciar la Nueva Moral Política del país.
Es más, en una parte del camino, lo dejó clarito cuando, por ejemplo, se comparó con Jesucristo.
"Yo soy como Jesucristo, dijo, porque también procuro a los pobres".
Un Jesucristo abierto a los diez mandamientos de la Ley de Dios y en contrapeso a que su paisano, Tomás Garrido Canabal, gobernador de Tabasco, conocido como "El come-curas" desató feroz persecución en el Edén contra los sacerdotes y los obligó a casarse o en todo caso a migrar de su entidad federativa.
Un Tomás Garrido Canabal que puso nombres de Santos, Vírgenes, Sumos Pontífices, a las vacas, becerros, caballos y burros de su rancho.
Y si el presidente Luis Echeverría Álvarez nunca entró a la iglesia de Monterrey donde celebraban misa de cuerpo presente por un industrial asesinado por la Liga 20 de septiembre, y quedó en el atrio, AMLO se ha "metido hasta la cocina" de la religión.
Jesucristo en Palacio Nacional.
El juego político y religioso a los católicos, cristianos y evangélicos.
Incluso, cargos públicos para los evangélicos, sus cuates.
"Por el bien de todos, recuerda siempre, primero los pobres".
Los pobres que en la película "Nuevo Orden" se van a los fraccionamientos residenciales de la Ciudad de México y asaltan y roban y matan a la burguesía defeña.
Los pobres, "Los olvidados de Dios" según Luis Buñuel.
"Los condenados de la tierra" según Franz Fanon.
Los excluidos según el antropólogo Oscar Lewis.
Los jodidos según Ricardo Flores Magón.
El Nuevo Hombre de México.
La nueva religión política.

JESÚS Y AMLO, VIDAS PARALELAS
Y si AMLO ha latigueado en "Las mañaneras" a los emisarios del pasado (así les llamaba Luis Echeverría Álvarez), los neoliberales, Jesucristo también tomó el látigo en contra de los fariseos y fenicios que habían convertido el templo religioso en un tianguis comercial.
Y si AMLO ha tronado contra un montón de intelectuales y empresarios también Jesucristo.
Y si el sostén electoral de AMLO estuvo en la pepena con los indígenas, campesinos y clase media baja, Jesucristo eligió a los doce apóstoles entre pescadores, los más jodidos entre los jodidos de su tiempo, incluso, analfabetas y que andaban descalzos.
Y si los fariseos inmolaron a Jesús en el Gólgota, también Vicente Fox Quezada intentó crucificar a AMLO pero el tabasqueño del Edén derrocó aquella conspiración.
Vidas, digamos, paralelas entre AMLO y Jesús, Jesús y AMLO, Andrés Manuel supo de su elevado destino cuando adolescente estuvo a punto de ahogarse en un río de Tabasco y un amigo lo salvó y cuando resucitó a la vida olió, supo, estuvo consciente, olfateó su destino superior.
La fe en sí mismo.
La fe en un Ser Superior.
El político religioso en Palacio Nacional, igual, igualito, aprox., como Francisco Ignacio Madero y Plutarco Elías Calles, con sus sesiones espiritistas para comunicarse con los suyos y amigos en el más allá.
Nadie como los cristianos viven la religión a plenitud que cristiano es AMLO, el presidente.
AMLO, un místico del poder.
La política y la moral empalmadas, como religión.
Y la religión, como política.
"Amaos los unos a los otros.
No matar.
No robar.
No desear a la mujer de tu prójimo".
La moral y la honestidad "a prueba de bomba" y "vivir con la medianía del salario" y el "yo no soy como los otros" como el vaso comunicante en el tiempo de la 4T.
Por eso, debutó en la política como delegado del Instituto Nacional Indigenista, INI, en Tabasco, al lado de los chontales.
Tiempo cuando con su esposa Rocío se fueron a vivir con los indígenas.
En una casita con techo de palma y paredes de madera y piso de tierra.
Durmiendo en el suelo sobre un petate.
Y/o en una hamaca.
Y/o en un catre.
Por eso, incluso, su apostolado superior presentando en la ONU, Organización de las Naciones Unidas, un plan mundial para combatir la pobreza en el mundo, mientras en la república amorosa 6 de cada diez habitantes están en la miseria, la pobreza, el desempleo, la inseguridad, la impunidad y la jodidez.
La alta misión de AMLO.
Jesucristo fue perseguido por los fariseos y AMLO perseguido por los fariseos del priismo y el panismo.
Y con Felipe Calderón Hinojosa se plantó en la avenida Reforma, de la Ciudad de México, desafiando el aparato gubernamental.
Desafío que fue la vida de Jesucristo.
Desafío que es la vida de AMLO.
Y más porque AMLO encarna la agonía del viejo sistema al que asestó derrota categórica y encarna el alumbramiento de un nuevo mundo.
Una Nueva Religión.
Thomas Carlyle aseguraba que el día cuando la democracia se ejerce sin la ley moral por delante, toda democracia termina como una tiranía, una oligarquía, un despotismo.
AMLO, con la moral por delante.
La moral de la Cartilla Moral del escritor Alfonso Reyes.
La moral de la iglesia.
La moral de la vida privada y pública.
La moral como el ropaje que ha de ser del Príncipe.
La moral, centrada en Jesucristo.
El Nuevo Evangelio Político y Social del país.