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A Mil por Hora
Martes 07 diciembre, 2021

Un fotógrafo ante la historia

•Víctor Sevillano Pérez es el único fotoperiodista que ha caminado todos los rincones de Veracruz
•Siempre, atrás de los hechos y de las personas; nunca, jamás, atrás de los políticos
•Está internado en clínica del Seguro Social en Xalapa y ojalá los astros se acomoden a favor de su salud


Luis Velázquez

El fotoperiodista Víctor Sevillano Pérez está internado en una clínica del Seguro Social en Xalapa. En el área de Diálisis. De 62 años de edad, mil años luz lo contemplan.

  • Víctor Sevillano. Una vida con la cámara en el cuello.../Foto: Facebook

Por ejemplo: "veinte y las malas" es el único fotógrafo que caminó de norte a sur y de este a oeste de Veracruz y en los rincones más alejados.
Desde la sierra de Huayacocotla y Chicontepec hasta el Valle de Uxpanapa.
Y desde la sierra de Papantla y Zongolica hasta Soteapan, tiempo aquel, por ejemplo, cuando recién construida la presa Yuribia, las tribus indígenas y sus líderes la tomaron por vez primera, Agustín Acosta Lagunes gobernador, Juan Hillman Jiménez, presidente municipal de Coatzacoalcos, el municipio más beneficiado.
En su momento comió zacahuil en la Huasteca, pero también pámpano empapelado en Tuxtepec, camino a la presa Cerro de Oro y los chinantecos.
Y se chupó los dedos con garnachas en Rinconada, pero también con las enfrijoladas de pipián en Tuxpan.
Y desayunó, comió y cenó chícharos en Astacinga, en la sierra de Zongolica y por poco muere de placer con un molazo en Coyutla, en la sierra de Papantla.
En aquellas misiones apostólicas del periodismo siempre andaba con la cámara fotográfica colgada del cuello de toro que tiene o tenía.
Siempre listo para una emergencia social que mereciera una gráfica.
Siempre con un saco cargado de negativos para que nunca le faltara el material básico.
En un mismo viaje era capaz de manejar el coche desde Chicontepec a Coatzacoalcos, sin tregua ni descanso, atrás de la noticia que titilaba.
Con la cámara siguió al indígena de Astacinga, Celedonio Macuixtle Tecpile, migrante en Veracruz, como cortador de caña de azúcar, café y cítricos en varias demarcaciones.
Pero también tomó aquellas fotografías estrujantes de los agentes federales asesinados por los malandros en el Valle de Uxpanapa, tendidos sus cuerpos en fila india a orilla del río.
Durante unos 8, 9 años caminó Veracruz con la cámara fotográfica, nunca, jamás, atrás de un político, ni siquiera, vaya, en las jornadas electorales de cada seis años para elegir gobernador.
Cosas de la vida, tan misteriosa que es, desde hace varios años trabaja como fotógrafo en el gobierno de Veracruz y está asignado a la secretaría de Protección Civil.
Y, bueno, en el camino llegó a la conclusión de que su tiempo estaba agotado y era hora de pensar en la familia.
Y dejó el periodismo ejercido en el frente de batalla y se volvió, digamos, un burócrata de la fotografía.

EL PANTEÓN DE NEGATIVOS Y ROLLOS
Disciplinado y constante en el trabajo reporteril, en rara y extraña conjunción vivía el presente de manera intensa y volcánica, sin dar tregua al futuro.
Por ejemplo: En la talacha y la faena gráfica en el Estado jarocho tenía cientos, miles de rollos fotográficos registrando la historia de cada día, cada semana, cada mes.
Alguna vez, el fotógrafo Humberto Salgado Ferreira necesitaba unas gráficas de las historias que Sevilla había cubierto.
Y fue a su casa, el departamento donde vivía, y se las pidió.
Víctor, sereno y sonriente, le dijo: "Mira, ahí al fondo tengo una habitación con los negativos. Busca los que necesitas".
Feliz, Salgado pensó que todos los rollos estaban bien ordenaditos, con nombres de los lugares y los personajes y hechos cubiertos, incluso, por años.
Y cuando abrió la puerta de la habitación casi casi le da un soponcio.
En el cuarto tamaño Infonavit, en efecto, había cientos, miles quizá, de rollos.
Pero todos amontonados.
A diestra y siniestra.
Como si fuera un panteón, un cementerio, de negativos.
Tirados ahí, sin orden, sin una clasificación, sin una guía para identificar luego luego.
Y por tanto, significaba una locura desquiciante buscar los rollos que necesitaba.

"AQUÍ, HACIENDO ANTIGÜEDAD"
Sevillano (unos le decían "Sevilla" y otros "El maestro Sevi") trabajó en el periódico El Dictamen, y luego, en Sur. Se ignora si llegó a Imagen.
En la Ciudad de México, donde migró para estar en las grandes ligas, fue músico, su otra vocación.
Y, caray, hasta amigo fue Dámaso Pérez Prado y sus modelos de caderas exuberantes.
En el sexenio de Miguel Alemán Velasco se volvió fotógrafo oficial con el presidente municipal de Xalapa, Reynaldo Gaudencio Escobar Pérez.
Entonces, y desde antes, llegaba a cada ciudad y la retrataba con sus dotes y dones turísticos, pero también, claro, retrataba la pobreza y la miseria.
Algún día, en el sexenio siguiente, con Fidel Herrera Beltrán, en una dependencia tenían un policía en la puerta de entrada que llevaba el registro de las personas que solicitaban audiencia.
Un día, Sevillano le preguntó:
--¿Y qué haces aquí, cuál es tu rollo?
--Aquí haciendo antigüedad le reviró el poli.
Y en automático, aprendió lección de filosofía existencial.


1 comentario(s)

Nieves Sánchez Gomez 07 Dic, 2021 - 19:09
Como Siempre Excelente MAESTRO.Saludos con Admiración y Afecto

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