Reed fue a reportear al lado de Francisco Villa, el Centauro del Norte, y Steffens con Venustiano Carranza… Carranza, ya se sabe, guardaba rencor creciente a Villa porque era un analfabeto, aprendió a escribir a los 14 años de edad, nunca fue a un colegio militar y era un genio en el campo de batalla…

ROMPEOLAS: Años después, cuando la revolución en Europa, maestro y discípulo volvieron a toparse… Entonces, Steffens fue con Benito Mussolini, el dictador de Italia, amiguito de Francisco Franco, el dictador de España, y de Adolf Hitler, el loquito de Alemania… En tanto, Reed se fue derechito a Rusia para cronicar la revolución al lado de Lenin… Fue cuando escribió su libro clásico, “Diez días que estremecieron al mundo”, igual, igualito que “México insurgente”, la revolución al lado de Villa…

ARRECIFES: Los dos libros de Reed son clásicos en el periodismo mundial y en las facultades de Comunicación… Obra narrativa insuperable que todavía hoy continúa publicándose… Y de Steffens, caray, pocos, excepcionales, se acuerdan… Pocos saben, por ejemplo, donde están los restos de Steffens, pero la mitad del mundo periodístico y literario y la otra mitad saben que Reed murió en Rusia a los 33 años de edad y de tifo, la pandemia del momento, y fue sepultado en el Kremlin por órdenes de Lenin…

ESCOLLERAS: John Reed está en el altar patrio del periodismo norteamericano al lado, entre otros, de Jack London, Ernest Hemingway, Norman Mailer y William Faulkner… Nunca Reed fue Premio Nobel de Literatura ni tampoco anduvo por ahí buscando premios… Por el contrario, de todos ellos fue el más grande, intenso y volcánico activista social, siempre al lado de los trabajadores y de “las causas perdidas y desamparadas”… Sus libros son clásicos y más de cien años después se leen con la frescura y la vigencia, rebasando y con mucho, novelas y cuentos de Hemingway, por ejemplo…

PLAZOLETA: Nunca Reed quiso competir ni menos rebasar a su profesor… Era muy amable y cortés con Steffens… Pero, bueno, a la hora de elegir su destino cada uno, Reed tuvo mayor certeza para leer su bolita de cristal y apostar bien… Olfato periodístico, olfato social, olfato político, estuvo a la altura del momento, y con su inteligencia y talento incandescente su narrativa era chispeante y ha trascendido más de un siglo después…

PALMERAS: De aquel tiempo también era el famoso reportero Walter Lippman, a quien tanto leían y consultaban los presidentes de Estados Unidos, tiempo de Franklin Delano Roosevelt… Pero con todo, Lippman, por muchos considerado el gurú periodístico de entonces, los políticos lo apapacharon, y ahí quedó todo… Fuego pirotécnico, simplemente… En tanto, John Reed sigue vigente por su estilo literario… Las narraciones son impresionantes… Bien pudiera escribirse que rebasan muchas páginas de Faulkner y Hemingway, los dos cronistas y los dos Premio Nobel de Literatura… Reed era alto, bien parecido y con la fuerza y la energía descomunal de un toro… Y su pasión social por la vida obscureció a sus contemporáneos…