Luego de ser inculpado de la derrota de MORENA en la Ciudad de México con los candidatos a presidentes municipales, ahora, busca el perdón del jefe máximo, el tlatoani, el chamán, el gurú, el mero, en “el país de un solo hombre”.
Todo, soñando con el objetivo número uno de su vida, la candidatura presidencial de MORENA en el año 2024.
Dijo en Monterrey: “Tengo 24 años de acompañar al Presidente en la política.
Respeto lo que dice el Presidente de la República.
No voy a confrontarme con él. Ni con la historia.
El Presidente es historia” (La Jornada, 27 de noviembre).
¡Ay, si Emilio Portes Gil, Abelardo L. Rodríguez, Pascual Ortiz Rubio y Lázaro Cárdenas se hubieran enfrentado a Plutarco Elías Calles!
Lo hizo, claro, José Vasconcelos Calderón y luego de la masacre de cien de sus seguidores en Topilejo salió huyendo a Estados Unidos.
Lo hizo, sin embargo, Felipe Calderón Hinojosa con Vicente Fox Quesada, y le ganó la presidencia de la república.
Pero Monreal Ávila está hecho de mucha miel.
Ya logró con AMLO la candidatura y la gubernatura de Zacatecas para uno de sus hermanos.
También obtuvo la presidencia municipal de un pueblo de Zacatecas para otro de sus hermanos.
Ya logró la senaduría gracias a AMLO.
Y también la coordinación de la bancada legislativa de MORENA en el Senado.
Ahora, sueña con las grandes ligas.
Lo dijo así, quizá copiando a Ricardo Montaner en el programa “La Voz México” de TV Azteca cuando decía “Es tu noche, Belinda”:
El año 2024 “es la oportunidad de mi vida.
Se podría decir que es el momento de mayor plenitud de mi vida en salud y experiencia” y que, bueno, también lo dijo Fidel Herrera Beltrán muchos años antes:
“Estoy en la plenitud del pinche poder”.
¡Ay, el poder!
Bien lo decía Eufemio Zapata, el hermano menor de Emiliano, el Caudillo del Sur, de que la silla presidencial es una silla embrujada porque a todos marea, enloquece y perturba.
“La silla del águila” se llama una de las novelas del escritor Carlos Fuentes Macías.
En la silla, Calígula, el emperador romano, exclamaba:
“Hay días cuando me siento Dios”.
Por la silla de Egipto, la reina Cleopatra mató a su hermano para quedarse con ella.
Por la silla presidencial asesinaron a Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Y por la silla también mataron a Álvaro Obregón en el restaurante “La bombilla” en la Ciudad de México y su cabeza cayó sobre un plato con mole y pechuga, su presa favorita, y que había pedido.
Y para conseguir el objetivo, el senador Ricardo Monreal está hecha una miel. Incluso, hasta sueña: “Espero que AMLO me perdone”.
Pero, bueno, en el otro lado, AMLO, digamos, podría repetir la frase bíblica, memorable y citable de Carlos Salinas:
“No se hagan bolas, es Colosio”.
“No te hagas bolas, Monreal. Es Claudia Sheinbaum”.

HACIENDO AL MONJE LOCO…
AMLO destapó a los siguientes morenistas para el 2024:
Sheinbaum, Rocío Nahle García, Tatiana Clouthier, Marcelo Ebrard Casaubon y Juan Ramón de la Fuente.
Y excluyó a Ricardo Monreal, quien continúa encartándose.
El diputado federal, marcelista Mario Delgado destapó en Tabasco al secretario de Gobernación, Adán López, para la candidatura presidencial.
Y el diputado federal, Gerardo Fernández Noroña, se destapó a sí mismo proclamándose “el ideal para suceder a AMLO”.
De los Morenistas en el palenque público hay un trío clave, indicativo y significativo.
Sheinbaum, Ebrard y Monreal.
Y aun cuando Monreal dice (por ahora) que si no resulta elegido “respetará el resultado”… está por verse.
También “está por verse” si Ebrard “respetaría el resultado” favorable, digamos, a Sheinbaum.
Por ejemplo, si se sumarán a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
Si quedarán calladitos y disciplinarán, sin caer en la tentación de otros partidos políticos.
Sin reproducir el modelo Manuel Camacho Solís (más, mucho más, Ebrard) y que tanto alboroto armó cuando Carlos Salinas inclinó el Dedazo sobre Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Si aceptarían un cargo público con Sheinbaum, en caso, claro, de ganar la presidencia de la república.
Y/o si de plano, se retirarían de la política.
A menos, claro, que se trate de valores entendidos y tanto Ebrard como Monreal le están haciendo al “monje loco” para que la población electoral crea, esté convencida y segura de que en verdad, en verdad, en verdad, existe libertad democrática en el partido guinda y marrón, y claro, piso parejo.

GANAR UN PEDACITO DEL CIELO
AMLO, terco y tozudo, profesando su religión política… se ignora si perdonaría, incluso, olvidaría, los agravios de Ricardo Monreal (las contras a Sheinbaum) y de Marcelo Ebrard (cuando lo dejara plantado como jefe de Gobierno en la Ciudad de México) según la cita publicada en Proceso.
Más, cuando el presidente excluyó a Monreal y Monreal se incluyó.
Y más, si como dice Monreal, que durante veinte años ha caminado al lado de AMLO, y ahora, cuando el 6 de junio torpedeara el triunfo electoral de Sheinbaum con las alcaldías, de nada o poco valieron el par de décadas a su lado.
Y es que con AMLO, es todo o nada. Lealtad y fidelidad ciega, o nada de “medias tintas” como aquella adolescente que feliz dice a su señora madre: “Mamá, mamá, estoy medio embarazada”.
Faltan dos años y medio para la nominación presidencial y los días y las semanas caminan polvorientos…
Sheinbaum, ultra contra súper posicionada y Monreal tratando de “ganarse un pedacito de cielo”, mejor dicho, de corazón de AMLO, y Ebrard jugando a la expectativa.