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Lunes 29 noviembre, 2021

... Y la policía nunca llegó

•Luis Díaz, presuntamente asesinado por su pareja Nancy Gamiño, en vida fue una “basurita”

•La llevó por el camino del alcoholismo, las adicciones, los celos, el vicio, la perdición

•Incluso, alguna vez, alentado por los celos, le quemó su casa después de que le dio una golpiza

•Siempre andaban de la mano. Eran, digamos, la pareja ideal/Una crónica de Ignacio Carvajal García

  • Teporochos de la Benito Juárez Sur, bajo sospecha

  • Un paisaje espectacular de Coatzacoalcos; abajo, la vivienda de Nancy

  • Luis y Nancy construyeron una mufa horas antes del hecho sangriento

  • La Comilona, lugar donde sacaron a las hijas de Nancy, que aparecieron en una fosa en el malecón de Coatzacoalcos

  • Una de las hijas de la hora detenida, fue decapitada y su cabeza nunca fue encontrada; así la sepultaron en Agua Dulce

Coatzacoalcos.-Nancy Gamiño y su pareja Luis Díaz siempre andaban de la mano. Quien los veía en la calle, sin conocerlos, podía imaginarse que se trataba de la pareja ideal.

“A donde ella fuera, allá iba él, siempre juntos”, cuenta una de las parientas de la ahora detenida porque presuntamente dio muerte a su esposo en la colonia Benito Juárez Sur, de Coatzacoalcos.

Sí ella iba a la tienda -sigue- él se paraba en una esquina, y la esperaba.

“Nunca se movía de donde ella estaba, ella igual, para todos lados, detrás de él”.

Solamente cuando él se iba a la obra a trabajar, pues su oficio era ser albañil, era como ella se quedaba en casa, y por las tardes lo esperan con la comida lista para que se regresara rápido a seguir trabajando”.

Se trataba de una pareja muy conocida en las calles de la colonia Benito Juárez Sur, pues además de darse muestras de amor en público, constantemente sus actos violentos, peleas, insultos y el daño que se causaban mutuamente lo hacían saber a vecinos y familiares.

Nancy Gamiño, de 45 años, ahora está en los separos de la Policía Ministerial; ha sido imputada por el homicidio de su pareja, Luis Díaz Jiménez, un albañil que fue localizado sin vida, con heridas en el estómago, la mañana del viernes, en los bajos de la calle Ayuntamiento, en un asentamiento irregular.

Según la versión dada a conocer por las autoridades, Nancy le dio muerte a Luis con un cuchillo, el cual enterró en su estómago en medio de una pelea por líos de pareja, al calor de las copas.

El cadáver de Luis fue localizado por uno de sus hermanos, al amanecer del viernes pasado.

Yacía sobre una llanta, algo que no se le hizo raro, pues era constante que camino a su casa se quedara tirado en un callejón, después de haber pasado largas jornadas libando alcohol con una flota de la avenida Ayuntamiento. Sus amigos de la parranda, los teporochines, el escuadrón de la muerte, del cual él y su esposa eran integrantes.

Según esto, Nancy mató a su esposo durante la madrugada del viernes, después de que éste comenzó a golpearla por una pelea derivada de sus constantes celos. Al intentar lastimarla ella “le ganó el brinco” y tomó un cuchillo, tirado en el suelo, comenzó a golpearlo, hasta la muerte.

La familia cree que si la versión que circula en la prensa es real, Nancy solo lo mató para defender su vida, pues no era la primera vez que el sujeto la mandaba a la cama por las lesiones.

Así como se paseaban por la calle para demostrar su cariño, cuando los niveles de toxicidad de Luis Díaz se expresaban, él la golpeaba salvajemente hasta dejarle moretones, hematomas y heridas abiertas en la piel, las cuales Nancy mostraba a simple vista cuando se marchaba de su casa, a la de otros familiares, a esconderse.

Dos años atrás, relatan sus familiares, ella se salió de la casa que compartían en un barranco de la Benito Juárez Sur. Durante unos 15 días, se escondió en casa ajena y ahí se lamía las heridas, pensando que tal vez Luis ya no la buscaría y así comenzaría una vida libre de violencia.

Pero no, cuando supo donde la tenían escondida, el hombre se presentó blandiendo un filoso machete, amenazando a Nancy y a la familia por haberla ayudado.

Como ella no se quiso ir, el sujeto fue a la casa donde vivía, la roció de combustible y le lanzó un cerillo.

En cuestión de segundos, el incendio consumió la humilde vivienda de madera, láminas y cartón.

Las pocas pertenencias de la mujer, documentos y su ropa, se quemaron.

Nancy se quedó sin casa y solo con la ropa que traía puesta.

Luis Díaz ufano se fue a la esquina de los teporochos a seguir tomando.

Como a Nancy le avisaron del pirómano, ella fue a lamentar su pena, especialmente porque se había quedado sin ropa y objetos personales.

Los otros muchachos del barrio que notaron eso, le dieron una paliza a Luis Diaz y lo entraron a la policía.

Ella siguió sin regresar con él, pero cuando salió libre del encierro, Luis se fue a buscarla, arrepentido, le dijo que en poco tiempo levantaría su casa de nueva cuenta. Y así fue, día y noche el albañil se puso a trabajar hasta dejar la casa como estaba.

Al ver ella ese gesto de manipulación, le regresó la esperanza del cambio y se volvió con él a casa, pero de nuevo, cayeron en el círculo de violencia, ahora con más intensidad.

Golpes, mordidas, lesiones que tardan más de 15 días en sanar, se volvieron el pan de cada día de la mujer porteña acosada por la violencia.

“Luego me llamaba por las madrugadas, y me decía que le mandara la patrulla porque Luis la quería matar, le sacaba el machete o el cuchillo, amenazaba con hacerle daño, yo le mandaba la patrulla, pero nunca llegaban, como ella vive en una zona irregular, donde termina la calle, al fondo de un barranco, los policías topaban con ese obstáculo y ya no bajaban a donde ella estaba siendo golpeada”, cuenta otra familiar que pide anonimato.

Desde el punto donde termina la calle Ayuntamiento, donde se complicaba el acceso a la policía, cuando eran solicitados para atender los reportes de violencia que metía Nancy, hay una vista esplendorosa de Coatzacoalcos, intensas luces que compiten con las estrellas, el caserío lleno de nostalgia, con la vieja estación del ferrocarril.

Pero esa vista solo era un espejismo, bajo ese bello paisaje, Nancy sufría a diario las embestidas de su violenta pareja, que constantemente la celaba y la golpeaba por cualquier oportunidad, con más intensidad los fines de semana, y sufría su infierno siempre marcado por la violencia.

Luis, el difunto, era el segundo esposo de Nancy, antes hubo otro quien la abandonó muy joven, con tres niñas.

La madre de Nancy la ayudó y se llevó a su pueblo, Agua Dulce, a dos de ellas para para darles crianza, pero acabaron víctimas de la violencia de Coatzacoalcos.

De grandes, tomaron otro camino, el baile, los bares, las amistades peligrosas.

Un día de octubre del 2015, se encontraban departiendo en el bar La Comilona, de la avenida Escutia, y un grupo de sujetos armados se las llevaron por la fuerza.

El siete de octubre del 2015 fueron localizadas en una fosa clandestina en la Cuarta Etapa del Malecón Porteño, el panteón privado de la delincuencia.

El perro de una familia que había salido a caminar a la playa las encontró semi enterradas.

Durante varios días estuvieron en la plancha del forense a la espera de ser reclamadas, finalmente, la familia de Agua Dulce fue por ellas. Una se llamaba Tanía, y la otra, Norma. También, durante varios días la policía y sus seres queridos caminaron por la playa de Coatzacoalcos buscando la cabeza de Norma, pero nunca apareció, así la enterraron.

“Nancy estuvo triste durante muchos días, cuando se enteró que habían matado a sus hijas, no lo podía creer, ni si quiera tenía dinero para ir a Agua Dulce para acompañarlas en el funeral. Se hundió en una depresión y se dijo a tomar y a drogarse con su pareja Luis”, cuentan cerca de la casa de la ahora detenida.

Después de esa etapa, Nancy intentó alejarse de la vida violenta. Dejó de tomar y de drogarse.

Pero para romper de raíz todo eso le hubiera salido mejor separarse de Luis, pero no lo hizo, y recayó en los vicios.

El día que apareció el cadáver de Luis, Nancy se encontraba dormida en casa, había tomado mucho horas antes, pues con otros amigos, Luis construyó una “mufa” para conectarse al servicio de la CFE, ya que durante años, no contaban con energía eléctrica, estaban colgados de la red de otro vecino.

Para celebrar la construcción de la conexión tomaron cerveza hasta anochecer. Nancy alcanzó a decir a la policía, que su esposo había salido a comerciar algunas pertenencias, y esa noche fue la última vez que supo de él.

La familia piensa que ella puede ser un chivo expiatorio, ya que los amigos teporochos del difunto Luis también deberían estar en la mira. Más porque es sospechoso que Nancy no se dio a la fuga después de haber matado a su pareja, y siempre colaboró con las autoridades.

“Los judiciales se apoyaron mucho en los dichos de una drogadicta a la que conocen como “La Flor”, después de que hablan con ella, es que a ella se la llevan”, contó una tía de la detenida.

“Ella estaba pidiendo justicia para su esposo, hasta andaba organizando las tareas para ir a hacer la fosa, ella traía mil 500 pesos que dijo que iba aportar para los gasto del agujero en el panteón, y se la llevaron con todo y dinero que ya no apareció”.


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