Crudeza en Veracruz
Las siguientes son las imágenes de un Veracruz en la fila de la navaja, en el palenque de la esperanza, en la hora cero, en las expectativas despertadas y alentadas en el día con día:
Las tribus de MORENA, revolcadas con el diputado federal, Sergio Gutiérrez Luna, quien sigue alborotando el gallinero sintiéndose el mesías que vino del sur para salvar el Estado de Derecho.
Incluso, gastando billete a raudales comprando prensa, tan necesitada de ingresos frescos.
Luis Velázquez
Una vez más, el trascendido de que el góber de la 4T será llamado al gabinete y entonces, el Congreso local nombraría a un interino y en donde el legislador federal se anota o estaría anotando, creando y recreando la confusión, el desaliento y el berrinche.
Hacia la mitad del camino, ninguna obra pública local, regional o estatal trascendente. Pura venta burda, ramplona y barata de esperanzas.
El gobierno del Estado endrogándose más, mucho que nunca, en tanto los profetas del desastre sienten y presienten que SEFIPLAN llegará al fondo del precipicio.
Por ejemplo, de Miguel Alemán Velasco a Fidel Herrera Beltrán, la deuda pública quedó en 3 mil 500 millones de pesos.
De Fidel a Javier Duarte, en veinte mil millones.
De Duarte a Miguel Ángel Yunes Linares, en 50 mil millones de pesos.
De Yunes a Cuitláhuac García, subió a 54 mil millones.
Y con tantos préstamos en la 4T, el sexenio de MORENA entrará a la historia como el peor en el manejo de la deuda pública.
Quizá, con la vieja enseñanza priista de que el siguiente gobernador apechugará.
Colectivos, ONG, académicos, familiares de víctimas en el Veracruz oliendo a pólvora y sangre y con crecimiento exponencial de los panteones, molestos, irritados, encolerizados con el fallido Estado de Derecho, cuya filosofía de vida es garantizar la seguridad en la vida y los bienes.
Todos ellos clamando justicia, únicamente justica “pronto, rápida y expedita” por tantos crímenes y feminicidios, en tanto los asesinos físicos e intelectuales siguen en libertad.
RAPIÑA SOCIAL
6 millones de los 8 millones 150 mil habitantes, en la miseria, la pobreza, el desempleo y la jodidez.
Medio millón de habitantes haciendo únicamente dos comidas al día, y mal comidas, de tan limitados recursos económicos que tienen.
Cada vez que un tráiler transportando productos alimenticios y comerciales se voltea en las carreteras la rapiña total y absoluta de un pueblo con hambre al que solo faltaría disputar la podredumbre en los basureros con los perros y gatos.
Los carteles y cartelitos abriéndose paso en el territorio jarocho como los jefes máximos.
Un desempleo galopante, canijo, devastador en cada rincón geográfico.
Y por eso mismo, más familias en la miseria y la pobreza. Y más migración de Veracruz a otras latitudes del país y a Estados Unidos.
Y la única respuesta oficial para activar y reactivar la vida económica son los tianguis de higos, mangos, pambazos y tacos y tortas y que una catrina de treinta metros de altura en Orizaba.
Un dato escalofriante y oficial: uno de cada 3 jefes de familia lleva, si lo lleva, el itacate y la torta a casa con el ingresito derivado en el changarro en la vía pública vendiendo picadas y gordas y tacos y tortas.
Cada vez, oh canija recesión, más comercios, negocios, empresas y changarros quebrados y cerrados, y ahora, caray, como parte de la gran política económica intentan el rescate con la dichosa vuelta a la normalidad por decreto.
Pueblo rico Veracruz, habitado por gente jodida. Y con la peor desigualdad económica y social del país.
Tan es así que la inversión industrial está en el último escalón del ranking nacional.
“Atrapados y sin salida”, el mundo insólito de analfabetas:
Uno, 550 mil, otros dicen que 600 mil, personas de 14 años de edad en adelante que no saben leer ni escribir.
Un millón de paisanos con la escuela primaria incompleta. Otro millón con la secundaria inconclusa. Y 600 mil con el bachillerato a medias.
Y, bueno, verdad universal, entre más analfabetismo en un pueblo baja, bajísima improductividad.
DESCUBRIDORES DEL “AGUA TIBIA”
El gran desencanto con los partidos políticos repartiéndose las curules pluri (sin hacer campaña electoral, sin gastar un solo centavo y sin exponerse a una derrota en las urnas) entre los jefes máximos, dueños de la pelota y las canicas, igual, igualito como en la cultura priista por todos conocida donde el Dedazo y el Autodedazo gobiernan y mandan y utilizan a la militancia como moneda de cambio.
Cada habitante de Veracruz es un símbolo estatal. Es el jarocho afectuoso, cortés, amable, cordial y solícito que baila “La bamba”. Pero al mismo, pobre, en la miseria, desempleado y jodido. Viviendo con la esperanza por delante.
El jarocho rico y pudiente, soñando con acumular más y más bienes. Y el jarocho pobre, “que nada tiene, ¡se conforma con tan poquito!”.
Y, sin embargo, amando a Veracruz con la misma intensidad volcánica. Un orgullo. Un privilegio. Una honra y que, claro, nada, absolutamente nadie tiene que ver con la frase bíblica de “Me siento orgulloso de Veracruz” y “Veracruz se antoja”, vaya ocurrencia sexenal, descubridores del “agua tibia”.