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A Mil por Hora
Jueves 18 noviembre, 2021

“Los narcopolíticos” de Ricardo Ravelo

Texto chispeante, es el libro más sólido y cuajado del reportero y escritor
•Impresiona el número insólito de documentos oficiales que maneja
•La geografía narrativa del libro es la caja china, sorpresas para alucinar al lector


Luis Velázquez/Foto: Yerania Rolón

El reportero, escritor, pianista y animalista (pésame por la muerte de su gato Mahler), Ricardo Ravelo Galo ha publicado su libro número trece. Se llama “Los narcopolíticos”, editorial Harper Collins. Una biografía asombrosa de las ligas, malas amistades, le llaman, entre políticos y los carteles.
Además, el retrato puntual de los capos del país y su evolución histórica, con sus ligas presidenciales algunos de ellos.

  • Ravelo. En las grandes ligas

El texto chispeante denota el libro más sólido, más cuajado, de Ravelo.

Entre otras razones de peso y con peso impacta, llama la atención, impresiona incluso, la cita detallada de documentos estelares obtenidos por el respetado y respetable periodista para así fortalecer y cuajar los hechos con papelitos oficiales.

Por ejemplo, de principio al fin del libro de 311 páginas desfilan como en un carrusel de caballitos documentos de la Fiscalía General de la República y de varias Fiscalías del interior del país.

Y también documentos de la Unidad de Inteligencia Financiera de la secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Pero también, documentos del FBI, la DEA, la Interpol y el Departamento del Tesoro de Estados unidos.

La madurez profesional del escribidor cuenqueño, primero, para practicar un periodismo sustentado en documentos oficiales, más allá de las simples declaraciones y puntos de vista y comentocracia de que está nutrido el periodismo.

Segundo, sus relaciones políticas y públicas para obtener los documentos, pues pocos, excepcionales reporteros los consiguen.

Tercero, la confianza que sus fuentes informativas le tienen y que de seguro ha cultivado en el transcurso de los años.

Cuatro, con documentos oficiales, ningún desmentido.

Cinco, además, el archivo periodístico que va alimentando en el día con día con la lectura de periódicos nacionales y de provincia en el país como de medios en otras latitudes del mundo.

Llanamente, siguiendo pistas, cabos sueltos, huellas, rastros, la punta del iceberg en cada uno de los temas de su interés social y lo que manifiesta una extraordinaria disciplina de trabajo para mantenerse vigente.

Una disciplina que empezó a pulir y volver a pulir desde cuando vivía en Carlos A. Carrillo, en la Cuenca del Papaloapan, su pueblo natal, y escribió su primer libro, la vida de Roberto García Mora, el dueño del ingenio San Cristóbal que fuera el más grande del mundo.

Entonces, entrevistó tanto a la familia como a los amigos y conocidos y trabajadores de García Mora con lo que escribió aquel libro.

Ahora, en las grandes ligas del periodismo continental, pues con frecuencia es invitado a dictar conferencias en América Latina.

UN REPORTERO OPERANDO EN LAS SOMBRAS
Hay en el libro número trece de Ravelo sabias enseñanzas para el oficio reporteril. Entre otras, las siguientes:

1) La rigurosidad periodística a partir de la búsqueda de documentos oficiales que puliera y volviera a pulir en su tiempo y estadía en el semanario Proceso durante veinte años ininterrumpidos, compitiendo, además, en las grandes ligas.

2) Con los trece libros publicados queda mostrado que documento mata demanda y denuncia penal y calumnias de información errónea e inventada.

3) Los documentos oficiales en el oficio periodístico únicamente puede lograrse a partir de una red de amigos, relaciones y amistades.

4) Más allá de meter la grabadora en la boca del entrevistado, en la búsqueda de la información, y además de los documentos oficiales, considerar, por ejemplo, a los abogados de los malosos, quienes suelen facilitar papelitos. Y ni se diga, a los Ministerios Públicos, jueces y Fiscales Regionales. Y a los reporteros de provincia. Incluso, a los políticos resentidos en el camino burocrático.

5) El cronista opera como un reportero con bajo perfil. Se mueve en las sombras, como ha de ser en el periodismo de investigación. Y con discreción para, entre otras cositas, proteger a sus fuentes informativas, la clave de cara al presente y el futuro.

6) Atrás de su madurez profesional, muchas horas de pláticas con, entre otros, sus jefes, maestros y amigos, como don Julio Scherer García, Vicente Leñero, Elías Chávez y Carlos Marín. A Scherer, por ejemplo, obsequió la colección completa de las novelas, cuentos y crónicas de Ernest Hemingway, y empastados, publicados por editorial de Cuba.

7) Hay periodistas atrás de la entrevista exclusiva. También pendientes de cronicar una gran huelga, una marcha, una protesta. Otros, cronicar una revolución en el continente o en el

otro extremo del mundo. Incluso, una gira presidencial. El periodista cuenqueño, atrás de los documentos. “Los papelitos hablan y mandan”.

8) Con los documentos, busca sorprenderse a sí mismo, para, y por añadidura, sorprender al lector. Y sorprender al lector constituye el más alto desafío de un trabajador de la información, y más, cuando, y por lo regular, se practica un oficio donde pocas, excepcionales ocasiones se deja perplejo y azorado y deslumbrado al lector, pues las noticias tienden a repetirse.

LEER UN LIBRO DE PIE Y EN VOZ ALTA
“Los narcopolíticos” está escrito con la técnica literaria de “la caja china”.

Es la caja grandota que de pronto, se abre para ver el regalo. Pero luego hay otra caja más chica y cada vez la caja se va achicando hasta quedar una cajita donde está el obsequio.

Pero cada nueva caja está llena de sorpresas y que en el caso literario sirven para alucinar al lector con nuevos datos informativos y con una prosa pulcra y limpia, bien cepilladita.

Cada capítulo del libro cumple a plenitud con la posibilidad narrativa.

De un capítulo a otro el lector queda picado por el interés y la curiosidad y que necesita como una droga para seguir leyendo.

Por eso, el libro se lee “de una sentada” como dicen los chicos de la facultad de Letras, pues agarra al lector del cuello y en ningún momento lo suelta.

Además, cada capítulo embarrado y salpicado de misterio. ¿Qué sigue, que novedades contará el escritor?, se pregunta el lector.

Y aun cuando en unos casos, por ejemplo, los capítulos sobre los narcos, unos episodios ya fueron publicados en los medios, hay nuevos datos, nuevos filones de la historia, gran caja de sorpresas, la caja china.

José Vasconcelos decía que los mejores libros se leen de pie y caminando y en voz alta para escuchar el tropel y el bamboleo y el ritmo armonioso de las letras, las palabras, las frases y las oraciones.

Así se lee “Los narcopolíticos”.


1 comentario(s)

Pedro Tiburcio Osorio 19 Nov, 2021 - 02:24
Felicidades Ravelo

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