a su línea de teléfono, en donde le advertían sobre un presunto ajuste de cuentas y que debía pagar una cantidad de dinero, de lo contrario, sería asesinado. No obstante, lejos de pagar, el hombre usó su dinero para conseguir un rifle con el cual pensaba hacer frente a los que le amenazaron.

Y así fue, el hombre alcanzó a soltar varios disparos antes de ser abatido por los malandros, al ser superado en número. Su cadáver quedó tendido dentro de su morada, a un lado de él, sangrante, el rifle que no le sirvió de mucho. Al sitio arribaron elementos de la Fiscalía General del Estado, del área de Periciales y de la Policía Ministerial que comenzaron con las primeras pesquisas. Versiones del lugar de los hechos, y que han corrido entre taxistas, indican que el ahora occiso en su pasado formó parte de bandas dedicadas al comercio de estupefacientes al menudeo, oficio que dejó para sumarse a una iglesia cristiana.

En medio de la ola de violencia que corre en el distrito que integran Cosoleacaque, Oteapan, Zaragoza y Chinameca, Pedro Hernández se suma a la lista de hombres y mujeres que han sido asesinados por una larga cadena de venganzas en una presunta guerra declarada por un cártel de la Droga contra los narcomenudistas independientes.