Generación Cristal
Una nueva generación de chicos camina en el mundo. Son los nacidos a partir del año 1995. Quizá dos mil. Les llaman la Generación Cristal. Otros, la Generación Digital.
Son frágiles emocionales. Muy vulnerables.
Nada, por ejemplo, se les puede decir, referir, observar, comentar, porque de inmediato se sienten lastimados.
Una mujer, filósofa española, Monserrat Nebrera, se adueñó del tema y lanzó hipótesis. Y describió a todos ellos de la siguiente manera:
Luis Velázquez
Son jóvenes muy frágiles, muy inestables, muy inseguros.
Incluso, incapaces de controlar emociones, y como es natural por la edad biológica que tienen, las lágrimas les ganan.
Y en sus ojos aparecen la sombra de la tristeza. Mejor dicho, del dolor y el sufrimiento.
Y que son muy delicados. Hipersensibles.
Según la filósofa están preparados para el éxito, el triunfo y la fortuna.
Pero, ay, si las cosas fracasan, entonces, luego luego se quiebran.
Y si se los refieren en un comentario, digamos, familiar o amical, pueden reaccionar con violencia.
Peor tantito, llegar al suicidio con facilidad.
También les denominan Los Hijos Digitales. Los Hijos de la Generación X.
Y, bueno, como cada diez años suele darse una generación biológica en el mundo con características propias, identidad total y absoluta, los parientes de primera y segunda y tercera línea y los amigos y los vecinos y los conocidos adultos los han de entender y comprender… en vez de juzgarlos, porque simple y llanamente, es, sería, peor.
Unos dicen que la misma intensidad volcánica del Internet con las redes sociales, el celular, el WhatsApp, anexos y conexos, donde los hechos ocurridos en el otro extremo del mundo se conocen en automático, “casi al momento que suceden”, los volvieron frágiles, incluso, frágiles a su discrecionalidad y frágiles a sus vidas y en sus vidas.
Incluso, están a la ofensiva y contraofensiva porque llegan a creerse y sentirse vigilados.
Es más, presionados por los adultos para llevar una vida como ellos.
Amantes de su libertad y dignidad son, en rara y extraña coincidencia, “muy frágiles, muy inestables, muy inseguros”.
ENTENDER Y COMPRENDER A TODOS
La Generación Cristal es tendencia universal. Quizá en unos países más que en otros.
Por ejemplo, los países del primero, segundo y tercero mundo y las naciones del cuarto, quinto y sexto mundo.
Pero, bueno, cada latitud geográfica con sus características, pues, se afirma, hasta si el día está gris y nublado, lloviendo, vientos huracanados, y/o con sol exuberante, influyen de manera decisiva en la actitud, el carácter, el temperamento y el estado emocional… y que, ya de por sí, claro.
Pero dado que los chicos de esta generación son frágiles, las circunstancias bien pueden agravarse.
Los hippies, por ejemplo, también fue otra generación. Fue el tiempo aquel, hacia mediados del siglo pasado, de la libertad vivida a plenitud, el amor libre, los tríos, la melena larga, la falda cortita, los tenis y/o las chanclas, la vida despreocupada, la vida comunitaria, incluso, el consumo de droga.
El festival de Avándaro, en el Valle de México, una de sus expresiones más altas.
El escritor Carlos Fuentes Macías publicó su libro de cuentos, “Cantar de ciegos” e incluyó un relato donde un chico dice a una chica:
“Somos jóvenes y tenemos derecho a vivir sin responsabilidad”.
En Colombia hubo otra generación. Aquella, por ejemplo, preconizando que “sin senos no hay paraíso”.
Y entonces, las mujeres que podían a operarse de las glándulas mamarias para hacerlas crecer.
Ahora, la Generación Cristal, y que ha dada su naturaleza, mucha, muchísima buena vibra y mejor karma de los padres de familia para entender y comprender a los chicos, pero más, mucho más aún, para orientarlos y hacerlos sentir, con inteligencia, gran inteligencia, seguros, firmemente seguros en sus vidas y en sus cosas y en lo que creen y perciben y sienten.
ESTILO PERSONAL DE CADA GENERACIÓN
Han existido grandes generaciones en el país.
La generación de Miguel Hidalgo y José María Morelos. La de Benito Juárez. La de Francisco Ignacio Madero. La de Pancho Villa y Emiliano Zapata. La de Plutarco Elías Calles.
La generación de Ricardo Flores Magón y Filomeno Mata. La de Manuel Buendía y don Julio Scherer García. La de Raymundo Riva Palacio, Elías Chávez y Francisco Ortiz Pinchetti.
La generación de Pedro Armendáriz, María Félix y Elsa Aguirre. La de Antonio Aguilar y Flor Silvestre. La de Yuri y Luis Miguel.
Entre tantas otras, claro.
Y cada una ha tenido estilo personal “de matar pulgas” para ser, estar, proyectarse y trascender.
Alfonso Caso decía, por ejemplo, de la generación de Benito Juárez con los hombres de la Reforma como Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano, Francisco Zarco y Melchor Ocampo, entre otros, que “eran hombres, pero parecían gigantes”.
La mayor parte de ellos fueron políticos, periodistas y activistas sociales, y en todos los casos, incandescentes y fulgurantes.
Inteligencias y talentos fuera de serie. Pulidos y vueltos a pulir en la arena pública y el frente de batalla.
La Generación Cristal apenas, apenitas, es. Sigue formándose. Actúa y existe. Y sus grandes logros en la vida privada, pública y social se conocerán en su tiempo.
Más, considerando, que “se hace camino al andar”. Y en su momento. Sin ganar “tiempo al tiempo”.