Más aún, de los niños, pues sus señoras madres fueron secuestradas, desaparecidas, torturadas, quizá ultrajadas, asesinadas, destazadas y sus cadáveres en fosas clandestinas.

PASAMANOS: De hecho y derecho hay par de Alertas de Género. Y con todo, su resultado está vigente. Cada vez, Veracruz oliendo a pólvora y sangre femenina.
Incluso, el sexenio de la 4T es el peor en la historia para las mujeres como lo fue el tiempo de Javier Duarte para los reporteros (diecinueve asesinados) y de Teodoro A. Dehesa para los trescientos obreros textiles de Río Blanco asesinados y de Jorge Cerdán para los 40 mil ejidatarios ejecutados en aquella feroz lucha agraria que durara una década.

CORREDORES: Por eso, una Tercera Alerta de Género recuerda la historia de que cuando las tribus políticas en el poder desean ‘cabecear’ los pendientes sociales nada mejor que crear las dichosas Comisiones de la Verdad para “dar atole con el dedo” a la población electoral demandante.
Así, creen ellos, “se curan en salud” de igual manera cuando Poncio Pilatos pidió una palangana con agua y jabón y una toalla para limpiarse las manos por el asesinato de niños en Jerusalem.

BALCONES: Una mujer, la primera en la historia local, fue nombrada Fiscal General.
Entonces, las mujeres (ONG, académicas, Colectivos, activistas) estuvieron seguras del renacer de la esperanza para una procuración de la justicia “pronta, rápida y expedita”.
Pero, todo indica, ha resultado peor, pues el desdén y la soberbia se han recrudecido en el palacio de justicia en Xalapa.
Por ejemplo, el número incalculable de cadáveres sin identificar descubiertos por los Colectivos. integrados con padres con hijos desaparecidos, en las fosas clandestinas.
Y entre los cadáveres, mujeres y hombres.
La voluntad, dice el viejito del barrio, es el punto de partida para el buen gobierno.
Una Tercera Alerta de Género es sembrar el infierno de esperanzas fallidas como si fuera un tianguis en el camino de la muerte.

PASILLOS: Pero, bueno, hay quienes se consuelan y que el Ser Superior de cada uno les ayude a conservar la fe, fe ciega, digamos, en las instituciones, con todo y que sean “simples tomaduras de pelo”.
Y es que todas tribus gobernantes, dueñas del poder económico y social, venden esperanzas, entre otras cositas, para domeñar a la población insurgente reclamando justicia.
Nada más terrible, duro y rudo en la vida como andar buscando a los hijos desaparecidos en fosas clandestinas.
Y lo peor, que cuando miles de cadáveres han sido localizados continúen sin la prueba ADN para su identificación.

VENTANAS: Ningún resultado han tenido las Comisiones de la Verdad. Acaso, apenas sirven para tirar lodo a las tribus políticas antecesoras. Y de paso, vaya demagogia que a nada lleva y conduce, pedir perdón a las víctimas.
Incluso, hasta festinan que de nuevo el Sumo Pontífice pidiera perdón por la conquista española con los monjes destruyendo los ídolos nacionales.
Lo interesante es que cada seis años, la población vuelve a tener la esperanza de que ahora habrá justicia.
Mientras, la entidad jarocha sigue oliendo a pólvora y sangre femenina en un sexenio que entrará a la historia por los feminicidios porque así “juntos transformamos el rostro de Veracruz”.