PASAMANOS: Incluso, si en el siglo pasado las tribus priistas llegaban a los crímenes para ajustar cuentas entre ellos (por ejemplo, la matanza de Topilejo, cien seguidores de José Vasconcelos Calderón como candidato presidencial independiente ordenada por Plutarco Elías Calles, el fundador del partido abuelito del PRI), con el partido guinda y marrón también se están dando asesinatos.
Los últimos cometidos en Veracruz hacia finales del mes de agosto, en Córdoba. Grodet Ríos Andrade, líder del PT, y José Escamilla Aguilera, regidor electo de MORENA para el Ayuntamiento cordobés.
Desde entonces, la misma característica sexenal con que MORENA Veracruz es identificada en el país. Es decir, simple y llanamente, la impunidad.

CORREDORES: Los priistas legaron una cultura política tricolor. Entre otras linduras, las siguientes:
El Dedazo y el Autodedazo. La soberbia, la altivez, la prepotencia, el desdén y el menosprecio.
La ambición y la corrupción sin límites. Los negocios entre familias en el poder y con socios, aliados y cómplices.
El nepotismo, tráfico de influencias y conflicto de intereses.
Los crímenes, desde luego. Las desapariciones forzadas y no forzadas. Incluso, la tortura. Las fosas clandestinas.
La pillería. “La ordeña de vacas”. “La metida al cajón”. El desvío de recursos oficiales. El uso de los pobres como “carne de cañón” para ganar elecciones en las urnas.
Las tribus, elites y hordas de MORENA están reproduciendo el legado priista de la cultura universal.

BALCONES: Otras expresiones culturales del priismo fueron las siguientes:
La cargada. La estampida de los búfalos. Las urnas embarazadas. La compra de votos.
Y, claro, la traición, la estafa, el engaño, la mentira, la cabeceada, “las tomaduras de pelo”.
El modelo clásico de “La cargada”, por ejemplo, está en el Congreso de la Unión con una abrumadora mayoría legislativa de MORENA, igual, igualito que en el siglo pasado con el PRI.

PASILLOS: El histórico legado priista de la república amorosa “en el país de un solo hombre”.
El chamán. El tótem. El gurú. El tlatoani. El mero mero. El jefe máximo. El Sumo Pontífice de la política-política.
Es decir, el presidente de la república, los gobernadores, los presidentes municipales, los diputados locales y federales y senadores, los secretarios de los gabinetes legal y ampliado en cada entidad federativa comenzando por el Poder Federal.
Por eso mismo, los diputados locales de MORENA en Veracruz aprobaron, con el visto bueno del resto, la reelección de legisladores y de presidentes municipales.

VENTANAS: Los escritores María Scherer Ibarra y Paco Lozano publicaron un libro intitulado “El priista que todos llevamos dentro”.
Y el libro, digamos, está “hecho a la medida” de las tribus de MORENA.
Bastaría referir que los llamados Siervos de la Nación, los chairos, caminan, miran, hablan, actúan, reaccionan y piensan y sienten como si fueran los enviados de Dios a la tierra para salvar a la humanidad de los males añejos.
Más que “un soldado en cada hijo te dio la patria”, un priista. El PRI es un dinosaurio asestando los últimos coletazos. Pero su karma, vibra, aura, crece en tierra fértil en MORENA.