De entrada, se repartió unas 22, 23 (veintidós, veintitrés) curules pluris entre los suyos (de hecho y derecho, casi casi todo el comité ejecutivo nacional del PRI) y como todos llegaron, comenzando por él (sin hacer campaña, gastar un solo centavo y exponerse a una derrota en las urnas), entonces, los 22, 23 lo acuerpan en las curules y hasta le levantan un muro peor que el soñado muro Donald Trump.

PASAMANOS: Por ejemplo, si Amlito se ocupa de un asunto desde su curul, los 22, 23 feligreses de su capilla lo vitorean a rabiar haciendo un escándalo pueblerino y aldeano desde sus curules.
Y si alguien por ahí lo embiste y agrade, los 22, 23, “tiran su espada en prenda”.
Y es que los 22, 23 diputados federales pluris, elegidos por ultra contra súper Dedazo y Autodedazo, formaban parte del CEN del PRI.
Y únicamente pasaron sus oficinas del partido tricolor al Congreso de la Unión.
Y como le deben “hacha, calabaza y miel”, entonces, son leales. Cien por ciento leales. Lealtad ciega, como la que López Obrador ha pedido a su gabinete legal y ampliado, y anexos y conexos.

CORREDORES: Incluso, en la lista de los favorecidos, hay un matrimonio, formado por Rubén Moreira Valdés, ex gobernador de Coahuila, igual que su hermano Humberto, y su esposa, Carolina Viggiano… y que, por eso mismo, la revolución les sigue haciendo justicia.
También figura el líder juvenil del PRI y la hija de un priista de nombre y renombre.
El gran pastelazo, entonces, de las curules pluris repartido entre los aliados, compañeros y amigos de Amlito.
BALCONES: Y en tales circunstancias, las tribus priistas se repartieron las curules, pero de espaldas a la militancia y en todo caso, a los jefes tribales de todas y cada una de las entidades federativas.
Y de los llamados sectores sociales.
Y de la militancia que se ha fregado el lomo en la tarea partidista y la operación política.
Por eso, el desencanto partidista en el PRI cuando las tribus están mirando la tempestad y el huracán y ninguna se hinca, creyendo que todavía viven y usufructúan las mieles del poder como en el siglo pasado.

PASILLOS: Todavía peor: ungidos diputados federales pluris, también levantaron la mano para quedarse hasta con una que otra presidencia de comisiones.
Entre ellas, el propio Amlito demostrando una voracidad y ambición política, social y económica sin límites, desenfrenada, como si fuera el tlatoani, gurú, tótem y chamán a partir de haber ganado buen número de gubernaturas y diputaciones federales y locales el 6 de junio.

VENTANAS: Por eso, priistas de relieve, lanzan la profecía de que el PRI camina a su extinción como partido político, listo para perder el registro, como lo perdieran el Partido Encuentro Social y Redes Progresistas y Fuerza por México, tan ligados, por cierto, a López Obrador.
El viejo dinosaurio pareciera estar dando los últimos coletazos. Y bien podría Amlito convertirse en el sepulturero.
Tan es así que a los gobernadores priistas del Estado de México, Alfredo del Mazo junior, y de Oaxaca, Alejandro Murat, los miran ya como obradoristas más intensos y volcánicos que la 4T.
Y Amlito, ni se diga.