Casi casi, como un partido extinguiéndose. Los dinosaurios arrastrados por la modernidad.
Lo peor: si el PRI ganó par de curules locales pluris, una fue para el señor presidente, Marlon Ramírez, y la otra para su aliada, Anilú Ingram, las dos por ultra contra súper autodedazo, despachándose con “la cuchara grande” como en el siglo pasado.

PASAMANOS: Según las versiones, Amlito cavila y sopesa.
Ni modo, por ejemplo, de reproducir el modelo Marlon, quien terminó pintando el partido de azul. El azul de la yunicidad.
Tampoco, digamos, entregar la estafeta del ex partidazo a los antiguos ex dirigentes que hundieron al tricolor en el fondo más arrinconado del infierno.

CORREDORES: La búsqueda de Amlito es terrible, canija, dura y ruda.
Más, porque el 6 de junio, el tricolor perdió de hecho y derecho todo el sur/sureste del país, desde Veracruz y Tabasco hasta Chiapas y Oaxaca y Puebla y Morelos.
Más cuando todo indica, y por ahora, la única posibilidad de que el tricolor pueda, digamos, conservar el registro es aliándose con su peor enemigo y adversario en el siglo pasado como es el PAN.
Y así como están las circunstancias, ni modo, y de cara hacia el año 2024, aliarse con el PAN para la elección del candidato a gobernador, pero al mismo tiempo, dando prioridad al partido Acción Nacional para elegir y definir al candidato.

BALCONES: Hay varios francotiradores a la presidencia del CDE del PRI. Pero y por lo general, se trata de los llamados “cartuchos quemados”.
Priistas que ya estuvieron en el pandero y en el frente de batalla, con dudosos y cuestionables resultados.
Y ni modo que así, con ellos, quisieran resucitar al tricolor, cuando, además, desde que fue noqueado por el PAN en el año dos mil, pareciera que sigue en la perplejidad sin reinventarse a sí mismo.
Bastaría referir que de las cuarenta diputaciones federales pluris a repartirse el 6 de junio, el CEN del PRI con Amlito a la cabeza se quedó con unas veintidós, veintitrés curules por Dedazo y AutoDedazo como los casos indicativos y significativos de Humberto Moreira, y su esposa, Carolina Viggiano, quienes se quedaron con dos… como si realmente lo merecieran.
Más, porque así, con su filosofía partidista y código de ética pusieron el ejemplo a Marlon y Anilú, quienes como águilas se lanzaron al par de curules locales.

PASILLOS: Semanas anteriores, trascendido el momento de cambiar a Marlon, uno que otro priista, entre ellos, una mujer, levantaron la mano y hasta se organizaron desayunitos de solidaridad.
Pero como los días caminaron sin la mayor incidencia, las aguas torrenciales se apaciguaron y volvieron a la normalidad, y se han dado, digamos, una tregua.
Lo más canijo es de que aquí al año 2024, el tricolor ningún cartucho fuerte tiene para la candidatura a gobernador.
Simplemente, “la caballada está demasiada flaca” y hasta con los huesos brincados.
Nunca nadie ningún profeta del desastre imaginó en el siglo pasado el fin del tricolor.