Interpretado por José José y Angélica Aragón como la esposa aguantadora prototipo de las mujeres en América Latina, con todo y el tremendo éxito artístico, la vida de Álvaro Carrillo expresa el talento tirado por las cañerías del alcohol y lo peor, al lado de los amigotes.

DOS. Mundo prostibulario

Carrillo fue un compositor fuera de serie, pleno de inteligencia incandescente, que componía canciones al ras del suelo, en el momento concreto y específico de la emoción humana, además, claro, de una voz impresionante para el arte.
Frank Sinatra adoptó como suya la canción “Sabor a mí” y la cantaba en Hollywood. Varias de sus canciones fueron convertidas en películas. Llegó un momento cuando las disqueras lo disputaban ofreciendo más y más regalías.
Ingeniero agrónomo egresado de Chapingo, el mundo prostibulario lo atrapó y sin salida y debuta en un antro donde Carmen Salinas es la dueña, interpretando, parece, a Gabriela Olmos, en su famosa casa de citas en la Ciudad de México, “La bandida” y en donde también debutara Agustín Lara, “El flaco de oro”.

TRES. Vanos juramentos

Nunca tuvo amores y pasiones descarriladas con las trabajadoras sexuales. Tampoco se ocupan en la película de amadas amantes. Quizá por ahí, una aventura (efímeras) con unas extranjeras.
Pero el alcohol era su talón de Aquiles. Y los amigos que le tiraban incienso para seguir usufructuando las mieles del éxito… a sus costillas.
Procreó cuatro hijos con su esposa. Y en cada hijo que llegaba al mundo, juraba y perjuraba que dejaría la vida nocturna para trabajar como agrónomo.
Y nunca cumplió. Y siguió en la borrachera.

CUATRO. Festín con daifas

La vida de un hombre talentoso diluida por la borda. Digamos, como la vida del escritor norteamericano, Francis Scott Fitzgerald, autor, entre otros novelas, de “El gran Gatsby”, contemporáneo y amigo de Ernest Hemingway, una amistad, y por desgracia, truncada por el alcohol.
Incluso, de pronto, Álvaro Carrillo con uno de sus amigos, interpretado en el filme por Jorge Ortiz de Pinedo, se sacaron la Lotería Nacional.
Y aun cuando en un principio sueña con comprar una casa a su esposa e hijos, todo el dinerito, hacia 1960, se lo gastan en unas mesalinas en Acapulco un fin de semana.

CINCO. Fatídico accidente

Una vez más, la esposa lo deja. Se va con los 4 hijos al rancho de su padre. Y luego de que Gabriela Olmos, la dueña de la casa de citas “La bandida”, lo corre y advierte que si se va a otro burdel a seguir tocando y cantando lo matará, Álvaro Carrillo vuela al rancho de su suegro a pedir perdón una vez más.
La esposa lo perdona por enésima ocasión. Pero de regreso, con los 4 hijos, tienen un accidente automovilístico y Álvaro Carrillo y su esposa mueren.

SEIS. Retirarse a tiempo…

Sin subir al púlpito de “La mañanera”, ¡qué triste y lamentable tirar el talento en cosas banales, insulsas y dañinas como, por ejemplo, el alcohol.
Por eso, entre otras cositas, la efectividad de los Alcohólicos Anónimos que tantas vidas han rescatado del vicio y devuelto a la normalidad con la simple y sencilla terapia de reunirse todos los días a platicar vivencias y experiencias.
En todo caso, nada mejor como retirarse a tiempo cuando todavía, ojalá, la vida pueda recomponerse.