Y entre los concursantes se anotaron los siguientes: Un político preso y sentenciado a veinte años de cárcel por alianza con la delincuencia organizada para la desaparición forzada.

PASAMANOS: La amante que había sido de un político y que durante un sexenio dispuso a capricho de cinco tarjetas de crédito que le abriera con cargo al erario.
Un asesino serial sentenciado a cadena perpetua por el número incalculable de mujeres secuestradas, desaparecidas, ultrajadas y asesinadas.
Un sacerdote pedófilo que había ultrajado a un hijo de diez años.
El homicida de un hombre drogadicto que en un viaje esotérico de mota quitara la vida a su señora madre a machetazos.

CORREDORES: Una trabajadora sexual de 60 años de edad, quien a los 15 años de edad se estrenó en el prostíbulo del pueblo y todavía seguía ahí, inalterable, pues el sexo era su droga y lo necesitaba para vivir.
Una señora que desde los 10 años de edad quedó paralítica y, desde entonces, 50 años después, vivía en silla de ruedas, arrastrando una andadera y tirada, por lo general, en la cama donde revolcaba desgracia y desventura.
Un chico de treinta años de edad enfermo de Sida y que lleno de rencor y odio vivía buscando mujeres con el único objetivo de transmitir la enfermedad venérea.

BALCONES: Una mujer que se consideraba a sí mismo la versión de “La llorona” del siglo XXI pues había quitado la vida a dos hijos, desesperada y acosada por la miseria, el hambre.
En aquella corte de los milagros también se anotó un hombre de 70 años de edad enfermo de cáncer de próstata, con dolores intolerables.

PASILLOS: Una mujer que en el acto sexual había matado a cinco hombres de certera cuchillada en la yugular asestada cuando estaba en el momento estelar de los famosos 7 minutos.
Un feminicida que asesinara a su pareja delante de sus tres hijos en un arranque de celos y a cuchilladas, una tras otra, en una lenta y terrible agonía y luego anduviera huyendo de pueblo en pueblo hasta que le echaron el guante.
El presidente municipal ofrecía un solo premio de fábula y decidió que el jurado se integrara con un quinteto de los ancianos más viejos del pueblo, a partir de que mucho habían vivido y conocido y sabían de la vida.

VENTANAS: El jurado otorgó el premio a un ladrón convicto de reliquias de la iglesia del pueblo, quien en diferentes épocas saqueara el templo llevándose el Santísimo, unas hostias consagradas, un lienzo de Jesucristo en el Gólgota y la pintura gigantesca de la Virgencita de Guadalupe.
Y era un sacrílego. El peor robo en la historia local. Y se le consideraba el más desgraciado de todos los desgraciados porque de pronto los astros se acomodaron en su contra y poco a poco fue perdiendo a sus padres, su esposa, par de hijos y hermanos, todos en accidentes carreteros, y él seguía vivo tocándole sepultar a los suyos.
“Está salado” decían en el pueblo. Y nadie se le acercaba. Ni siquiera, vaya, en el prostíbulo del pueblo lo aceptaban por más billete que ofreciera a una mesalina.