El reino de la impunidad
El 19 de septiembre, en Ixtaczoquitlán, un infierno Ixtaczoquitlán con las fosas clandestinas y la desaparición forzada, hija de la alianza de políticos, jefes policiacos, policías y malandros, fue asesinado el reportero Jacinto Romero Flores, el cuarto en el sexenio de la 4T en Veracruz.
Jacinto Romero era militante de MORENA.
También, animalista.
También, gente solidaria y humanista ayudando a los pobres y "a los pobres entre los pobres".
Luis Velázquez
También practicaba, digamos, un periodismo de investigación.
Y, claro, temas candentes, álgidos, polvorientos, incómodos e indeseables para las tribus políticas locales y regionales.
Era de izquierda. Un reportero de izquierda. Un militante de izquierda. Y si se quiere, izquierda rústica, pero siempre del lado de los jodidos y contra las injusticias y los abusos y excesos cometidos por los señores del poder político y público.
Y un mes y once días después, simple y llanamente, la impunidad.
La impunidad total y absoluta.
Pareciera, entonces, pareciera, pareciera que a la Fiscalía General le vale el crimen del reportero.
Asesinos físicos.
Asesinos intelectuales.
Indicativo y significativo, el góber de la 4T lanzando florilegios a la Fiscal General.
Su Fiscal.
Veracruz, en el primer lugar nacional en crímenes de reporteros... por encima de Irak y Siria, según ONG internacionales.
Los teóricos y prácticos de la justicia y la seguridad dicen que las primeras 72 horas de un crimen son decisivas y fundamentales para esclarecer el caso.
Aquí más de un mes después, la promesa, venta burda, ramplona y barata, de esperanzas manifiestas por el secretario General de Gobierno de que habrá justicia, justicia, justicia.
El mismo chorizo del gobernador y de la Fiscal General y Fiscales anexos y conexos.
Sea desdén.
Principio de Peter.
Incapacidad comprobada... nadie desearía pensar que se trata de una impunidad voluntaria.
Van 4 reporteros asesinados (una mujer y tres hombres) en el sexenio de la 4T y nadie piensa que son culpables, pero sin duda, son responsables.
Y responsables porque la filosofía superior del llamado Estado de Derecho es garantizar la seguridad en la vida y en los bienes.
Más, mucho más, en la vida, porque los bienes van y vienen... si regresan, claro.
¡Pobre Veracruz!
¡Igual que en los gobiernos panista y priistas!
Cada gobernador aportando un número de trabajadores de la información a la estadística sórdida, siniestra y sombría de la muerte.
4... con Cuitláhuac García Jiménez.
5... con Miguel Ángel Yunes Linares.
19 con Javier Duarte.
5... con Fidel Herrera Beltrán.
Uno... con Miguel Alemán Velasco.
Un reportero, fotógrafo, camarógrafo, editor y hasta secretarias de periódicos ejecutados, oliendo Veracruz a pólvora y sangre reporteril, y la impunidad cabalgando de norte a sur y de este a oeste en cada demarcación.
Y lo peor entre lo peor:
El crimen de un reportero se va empalmando con los anteriores y el último hace olvidar el penúltimo y el penúltimo al antepenúltimo... en una cadena sucesiva y truculenta de la impunidad.
Asesinos físicos.
Asesinos intelectuales.
Todos, pitorreándose de la aplicación de la justicia.
PAGAR PARA MATAR
Grave el homicidio de una persona.
Igual de grave, se ignora si peor, los asesinos físicos quienes, digamos como premisa universal, cobrarían por matar.
Igual de grave, los asesinos intelectuales... que pagan para matar.
Peor aun cuando, y por ejemplo, los 34 (treinta y cuatro) trabajadores de la información asesinados en Veracruz de Miguel Alemán Velasco a la fecha habrían sido por algunas hipótesis universales, las siguientes:
Una. El trabajo periodístico.
Dos. Malas amistades.
Tres. Pleitos amicales.
Cuatro. Pasiones intensas y volcánicas.
Cinco. Ajustes de cuentas.
Seis. Deudas económicas.
Siete. Abusos y excesos de confianza en la relación humana.
Y es que, caray, cuando van 34 reporteros ejecutados y rebasamos a Irak y Siria, entonces, una hipótesis se encima y lejos de todas, la siguiente:
Los trabajadores de la información ejecutados lo fueron por el trabajo periodístico.
De pronto, se volvieron incómodos e indeseables y el único camino fue el homicidio.
Y como hay una larga y gigantesca hilera de impunidad, entonces, los crímenes siguen, imparables.
LA ESPERANZA PERDIDA
"Veinte y las malas" que la mayoría de reporteros han perdido la fe, la esperanza y la confianza en que el gobierno de Veracruz hará justicia con los colegas asesinados.
Más porque han pasado, treinta, veinte, diez, cinco años, etcétera, y la autoridad sigue vendiendo el mismo chorizo de que pronto, pronto, pronto, hará justicia, porque ya tienen ubicados a los asesinos físicos e intelectuales.
Y si existe una Comisión de Atención y Protección a Periodistas, CEAPP, nunca ha de olvidarse que depende del gobierno del Estado en todo y con todo y por tanto, ningún margen de libertad, independencia y autonomía tienen ni ejercen ni conocen.
Y ni modo de que estén atrás, con el machete bien afilado, exigiendo justicia.
Ellos, simple y llanamente, son empleados del gobierno de Veracruz, igual, igualito, como lo fueron desde un principio cuando Miguel Alemán lo creara y recreara.
Ene número de marchas, discursos, publicaciones, desplegados, ONG del país y del mundo clamando justicia, y de nada, absolutamente nada ha servido.
Ni servirá.
Igual que los feminicidios ahora con la 4T...
Igual que hacia 1930 cuando la matanza de cuarenta mil ejidatarios en aquella enconada lucha agraria...
Igual que los trescientos obreros textiles de Río Blanco asesinados el 7 de enero de 1910 por órdenes de Porfirio Díaz Mori...
Igual que los 9 jarochos ejecutados cuando se sublevaron a la nueva reelección de Porfirio Díaz...
Igual, igualita la impunidad con el crimen de los reporteros, fotógrafos, camarógrafos y editores.
Ninguna razón de peso y con peso para tener una pizca de esperanza en la autoridad.