Dos. La impunidad galopante desde entonces. 7 meses y medio.
Tres. El desdén de la Fiscalía General de Veracruz para, incluso, caray, insólito, inverosímil, dialogar con Emigdio Enríquez y su familia y caminar en la carpeta de investigación.
Y ni siquiera, vaya, contestar el saludo.
El desplante total y absoluto.
Por eso, quizá, cuando tomara posesión acuñó frase bíblica.
"Aquí mando yo".
Y, claro, allí, en la Fiscalía General, manda ella.
Cuatro. Aun cuando existen unos siete detenidos, ninguna acción concreta, específica y maciza.
Ninguna autoridad, por ejemplo, dice Emigdio Enríquez Merlín, ha establecido un móvil.
Cinco. El trascendido de que cuando la Fiscalía General se ocupó del asunto en la casa de la víctima, los elementos policiacos habrían robado dinero y joyas.
Seis. El desdén de los subordinados de la Fiscalía General asignados en el sur de Veracruz.
Siete. 7 meses y medio después, en el misterio la identidad de los asesinos físicos e intelectuales.
Ocho. Y, bueno, si la Fiscal General actúa de tal manera ante el asesinato de las dos mujeres, madre e hija, entonces, el fiscal que lleva la carpeta, Ludwin Francisco Cruz Marcia, y el fiscal regional, Claudio Vega Ramos, reproducen la filosofía jurídica, penal, política y social de la jefa máxima.
Por ejemplo, tampoco contestan las llamadas del hijo de Gladys Merlín ni los mensajes, menos, mucho menos, otorgan una audiencia.
Gladys Merlín fue alcaldesa y diputada local. Del PRI, andaba ya, ya, ya, en MORENA. Igual que su hija Karla. Incluso, hasta virtual candidata guinda y marrón a la presidencia municipal del pueblo, donde su abuelo, Heliodoro Merlín Alor, también fue edil. Y diputado local.
Y si el hijo, Emigdio, ha atravesado el peor camino lleno de espinas y cardos para lograr la procuración de justicia, entonces, podrá el ciudadano de a pie, la población electoral, visualizar la actitud de la Fiscalía General ante tantos secuestros, desaparecidos y asesinatos y feminicidios en Veracruz.
Ninguna esperanza concreta y específica y maciza para que la procuración de justicia en Veracruz "sea pronta, rápida y eficiente".
El viacrucis azaroso de un hijo clamando justicia.
¡Ay de los Colectivos de Veracruz, integrado con padres con hijos desaparecidos, buscando a los suyos!
¡Ay tantos familiares esperando que la Fiscalía General detenga a los asesinos físicos e intelectuales de los suyos!
¡Ay "los golpes de pecho" de las tribus guinda y marrón de Veracruz jurando y perjurando que ya tienen identificados a los criminales físicos e intelectuales de tal o cual homicidio y que pronto, pronto, pronto, "antes de que el gallito cante tres veces", serán detenidos y procesados y sentenciados!
¡Ay, cuántas "tomaduras de pelo" en nombre de la justicia!
Alguien, caray, en el siglo pasado aseguraba que "la justicia era un trapo de cocina"!, igual, igualito que pareciera hoy en el sexenio de la 4T.

LA ESPERANZA DE UN HIJO

Muchas esperanzas tiene el hijo de Gladys Merlín.
Por ejemplo, saber los motivos, pretextos, que tuvieron los asesinos físicos para matar a su señora madre y hermana.
Entre ellos, los siete detenidos, ex escoltas y guardias del IPAX, la Policía Auxiliar y Bancaria del gobierno de Veracruz que alquila sus servicios y quienes, se afirma, están en proceso penal.
Precisar si hay asesinos intelectuales y, claro, ubicarlos. Y saber los motivos.
Conocer paso a paso los pasos de la carpeta de investigación.
Pero 7 meses y medio después continúa esperando la justicia, la caridad, la misericordia, la piedad, la compasión y la voluntad política, social y penal de la fiscal general.
Y de los fiscales regionales y asignados al caso.
Todo indica, sin embargo, que Emigdio Enríquez está pidiendo demasiado como un simple y sencillo ciudadano de Veracruz, quizá, igual, igualito, que los cientos, miles de familiares de personas secuestradas, desaparecidas y asesinados en el sexenio de la 4T caminando en Veracruz.
Antes, mucho antes, y durante muchos meses, el gobierno de Veracruz inculpaba al exfiscal general, Jorge Wínckler Ortiz, de todo lo malo que sucedía.
Ahora, parece, "se les acabó el gas" y mejor prefieren el desdén, el menosprecio y la indiferencia sobre los graves pendientes.
Más cuando queda claro que el único aval de un político son los hechos.
Los hechos concretos y específicos, más allá del discurso patriotero y el palabrerío hueco, insulso, sin sentido.
Y como en el caso, las evasivas de la fiscal, por lo general, custodiado por varios escoltas para que nadie se le acerque.
Se trata, claro, del estilo personal de gobernar y ejercer el poder de la 4T.