Más porque de acuerdo con la historia y la leyenda, el Gabo ofendió, lastimó y agravió a Vargas Llosa…

ROMPEOLAS: Vargas Llosa estudió el doctorado en Letras en la Universidad Complutense, de Madrid… Y para graduarse escribió un libro intitulado “García Márquez, historia de un deicidio”… Deicidio, porque todo escritor, cree el peruano, es una especie de Dios que apuesta a crear y recrear vidas en sus novelas y cuentos… Vargas Llosa basó su libro doctoral analizando las primeras cinco novelas de García Márquez, a saber, La hojarasca, La mala hora, Los funerales de la Mamá Grande, El coronel no tiene quien le escriba y Cien años de soledad…

ARRECIFES: El libro fue publicado hace cincuenta años y la editorial Alfaguara lo acaba de republicar, luego de que Vargas Llosa, lastimado, herido, ordenara que nunca más sería reeditado… Y en contraparte, y con más de 25 libros publicados, nunca García Márquez escribió un libro enalteciendo la obra prosística de Vargas Llosa y que bien, mucho, merecía… Con todo, incluso, que el Gabo obtuvo primero el Premio Nobel de Literatura… Pero, bueno, en el libro “La llama ardiente”, Octavio Paz escribió que en una relación amical y amatoria, una persona es la única que ama y la otra está ahí por interés…

ESCOLLERAS: En septiembre de 1967, Vargas Llosa y García Márquez se reunieron en Lima para hablar de literatura en América Latina… Y de hecho y derecho, Vargas Llosa entrevistó al Gabo, porque para entonces, había publicado “Cien años de soledad” y era un parteaguas en la narrativa continental y el mundo… Fue aquel tiempo cuando el llamado “boom” se estaba gestando y en donde participarían, entre otros, Julio Cortázar, Carlos Fuentes y Alejo Carpentier…

PLAZOLETA: En el coloquio, el Gabo asienta que además de escribir para que sus amigos lo quisieran y que entonces, únicamente tenía a dos privilegiados como eran Plinio Apuleyo Mendoza y Álvaro Mutis, también escribía “para mejorar la vida de los hombres”… ¡Y vaya que las mejoró!, porque, entre otras cositas, llevó a la mitad del mundo y a la otra mitad a soñar con mundos irreales convertidos en reales a partir de las historias fantasmagóricas en todos los pueblos como aquella, entre tantas otras, de Remedios la bella que tendiendo la ropa en un mecate en el patio de su casa voló al cielo y desapareció para siempre…

PALMERAS: La relación entre Vargas Llosa y García Márquez tuvo, y por desgracia, el mismo destino que de Octavio Paz y Carlos Fuentes Macías… Amigos, “uña y carne”, rompieron para siempre cuando Paz publicó en la revista “Vuelta” un ensayo de Enrique Krauze en contra de Fuentes… Carlos Fuentes se dolió, primero, porque eran amigos, y segundo, porque si Paz convocó la libertad de expresión, lo menos, dijo Fuentes, era que le pasara una copia antes de la publicación para contestar… Nunca Fuentes perdonó a Paz, incluso, ni en la víspera de su muerte… Pero en todo caso, Paz y Fuentes y Vargas Llosa y García Márquez fueron amigos “y se quisieron mucho” como decían Marie-José Tramini y Silvia Lemus…