"Pero retornaré para seguir denunciando injusticias. Solo es un respiro, un respiro en mi vida".
Cierto, únicamente que ese respiro bien pudiera durar, y en el mejor de los casos, ocho años. Los 4 años del primero periodo del doctor Martín Gerardo Aguilar Sánchez como rector de la UV, su amigo, más otros 4 años de la reelección.
Y si "veinte años no es nada" como dice el adagio popular, entonces 8 años son, quizá, quizá, quizá, un respiro.
Pero en el periodismo, como en la vida, "santo que no es visto no es adorado".

DOS. Hora de pensar en la familia

En su balance, la vocera de la UV habla de cosas comunes en el ejercicio reporteril. Por ejemplo, años "difíciles, sorteados entre amenazas y precariedades laborales". Más, precariedades laborales, sin duda, que amenazas.
Y es que, además, si un reportero desea vivir sin sobresaltos, lo mejor es, entre otras cositas, escribir en la página rosa, las páginas del corazón, pues si en la vida se camina en la noche siempre hay fantasmas.
Ahora, y como siempre sucede, el trabajo como vocera le permitirá una mejor calidad de vida para ella y los suyos y bendito el chamán.
Es la hora de pensar en los suyos, mucho más allá de "las organizaciones sociales, los defensores de los ríos, las comunidades que luchan contra las mineras, los ambientalistas, los familiares de desaparecidos y desaparecidos, el movimiento magisterial y los defensores de los derechos de las mujeres".

TRES. El país está igual o peor

La reportera puntualiza en el facebook que durante los últimos treinta años puso la pluma al servicio de todos ellos. Las mejores causas sociales. Lo dice aquel. "Por el bien de todos primero los pobres".
Bastaría recordar que como reportero, activista social y dirigente partidista, Ricardo Flores Magón entregó la vida a la defensa de los derechos humanos universales y nada logró. Mejor dicho, logró que Porfirio Díaz Mori lo encarcelara 41 ocasiones, la última, en una prisión de Estados Unidos, donde unos historiadores aseguran fue apuñalado y otros que murió de muerte natural.
Don Julio Scherer García, el legendario y mítico director de Excelsior y fundador y director del semanario Proceso, entregó vida, pasión, inteligencia, talento y lucidez a las organizaciones sociales, comunidades, ambientalistas, desaparecidos, maestros y defensores de los derechos de las mujeres" y el país está igual o peor de jodido que antes.

CUATRO. Rencor y odio oficial

El único logro de Scherer y Flores Magón y tantos otros más fue el odio y el rencor y hasta la venganza de varios presidentes, mientras la república amorosa alcanzó el más alto grado de corrupción y pillaje.
Por ejemplo, la orden de Porfirio Díaz al gabinete legal y ampliado y a los gobernadores de concesionar por dedazo toda la obra pública a la compañía constructora de su hijito, Porfirito le llamaban.
Y, bueno, en el tiempo reporteril de don Julio Scherer, la corrupción política de México (de Gustavo Díaz Ordaz hasta Enrique Peña Nieto) en el ranking mundial.

CINCO. La utopía como sueño

El balance periodístico de la vocera de la UV entra en el mundo utópico como queda confirmado con la estadística oficial. 6 millones de los 8 millones 150 mil habitantes de Veracruz están en la miseria y la pobreza.
Pueblo pródigo en recursos naturales, pero habitado por gente jodida.
Y de ñapa y enorme frustración, la lucha infructífera de los familiares de los desaparecidos por encontrar a los suyos así sea en fosas clandestinas y un Veracruz en los primeros lugares nacionales de feminicidios.
Ninguna razón, pues, para ufanarse.
Y de su lucha contra las injusticias habla su oposición a que el gobierno de la 4T creara el Premio anual de periodismo, Regina Martínez Pérez, a la que tanto se opuso, quizá, porque en el duartazgo fueron diecinueve los trabajadores de la información asesinados, más tres desaparecidos, y "todos coludos o todos rabones".