Amor otoñal
•60 y 20 años
•La soledad los juntó
EMBARCADERO: La historia del abuelo empezó cuando tenía 70 años de edad... Fue cuando dejó el pueblo donde vivió durante seis décadas porque peleó con su esposa y los ocho hijos y se fue a vivir en el otro lado de Veracruz, considerando que entre más lejos, mejor... Dejó a la familia porque la mujer le cayó en un desliz amoroso con una chica de veinte años... Y ni modo, como en el corazón nadie manda, se le despertó el amor y la pasión y el deseo otoñal y lo quiso vivir a plenitud
Luis Velázquez
ROMPEOLAS: El abuelo era pobre y estaba enfermo de montón de males… Uno, la próstata y la pesadilla nocturna de miccionar cada media hora… Dos, la presión arterial alta… Tres, los dolores musculares cada vez que cambiaba la temperatura… Cuatro, los divertículos con tremendas punzadas en el estómago… Y cinco, arrastraba una terrible y espantosa soledad y que acaso, quizá, fue el pivote para que la chica de veinte años despertara el más hermoso sentimiento de la compasión y la misericordia por el abuelo… Más, consciente que a los 60 años de edad era, sería difícil llevar una vida productiva, intensa y volcánica… Más porque el abuelo era pobre…
ARRECIFES: Y, sin embargo, la muchacha lo aceptó sin reproches de ningún tipo…Simplemente quizá se le habría despertado el sentido maternal y lo quiso arropar en todo y con todo… Incluso, con la relación íntima para que, entre otras cositas, animara y reanimara sus días y noches y se llenara de calor en el corazón y siguiera luchando… El abuelo había quedado pobre porque antes de partir del pueblo repartió los bienes materiales que tenía entre los ocho hijos, a todos por igual, un poquito más a las mujeres, y apenas, apenitas, quedó con la ropita que tenía y la pensión…
ESCOLLERAS: A veces el abuelo se le escapaba a la chica y ella lo buscaba con desesperación… Vivían en un pueblo delante de Xalapa por donde cruza un río y en donde el abuelo se refugiaba para estar a solas… Entonces leía y releía el libro de cabecera y necesitaba espacio y tiempo para cavilar sobre la lectura… Y por aquí lo miraba leyendo el libro, la muchacha sentía una profunda, infinita, paz interior…
PLAZOLETA: Nada más pedía ella… Nada más él… Los vecinos dicen que la muchacha habría encontrado en el abuelo el padre que nunca conoció pues era huérfana desde la primera infancia… Acaso, en efecto, la soledad del abuelo la impactó sobremanera cuando se conocieron y ambos decidieron empalmar su recíproca soledad, pues en cosas de las querencias muchos, excesivos misterios suelen darse y concitarse… Incluso se vuelven más poderosos que el amor y el deseo… Nadie en aquel pueblo donde se refugiaron se metía con ellos y hasta los protegían de chismes, dimes y diretes y forasteros…
PALMERAS: La relación amorosa duró diez años… El abuelo murió a los 70 años de edad de un infarto… Ella tenía 30 años de edad y nunca decidieron procrear un hijo… Bastaba con tenerse ellos… El cadáver del abuelo fue cremado y ella colocó la urna en el buró de la recámara al lado de la última foto donde ellos posan caminando en la montaña cerca de aquel río que tanto los unía… Ella se volvió trabajadora doméstica en Xalapa viviendo para el recuerdo y la nostalgia sin esperar una nueva pasión amorosa… El abuelo significaba el gran reposo de su corazón…