Paradas cuatro notarías
*Fallecieron titulares
*Reprobaron exámenes
I
Hay en el puerto jarocho cuatro notarías públicas que se han convertido en una manzana de la discordia, cuando, ni hablar, el asunto está parado.
Se trata de los despachos notariales de Gerardo Gil, Jorge Tiburcio, Bernardo Ruiz Ortiz y Martínez Almendra, q.e.p.d.
Luis Velázquez
Incluso, en su momento y oportunidad fueron concursadas por ocho licenciados y todos quedaron reprobados, entre ellos, Raúl Ramos Vicarte, exsubsecretario de Gobierno, y cuyo hijo Israel Ramos fue beneficiado fast track, por dedazo, con una notaría en Alvarado, por el exgobernador Fidel Herrera.
Ahora, ha iniciado un nuevo capítulo en la Secretaría General de Gobierno, con el titular, y a quien corresponderá, de cara hacia el año 2016, manejar la avalancha duartista de notarías.
Por lo pronto, las concesiones están detenidas.
II
En contraparte, a cada rato la Gaceta Oficial del gobierno del estado publica acuerdos de notarios públicos adscritos a un titular porque el titular ha sido beneficiado, digamos, con un cargo público, y ni hablar, el pueblo lo llama al servicio social.
El último caso, por ejemplo, fue con la notaria Carla Rodríguez, quien fuera asesora del secretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón, y está casada con Antonio Rodríguez, director de Responsabilidades de los funcionarios públicos, es auditor y fue encargado del ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, a la renuncia del titular Mauricio Audirac Murillo.
A la fecha, unos 25 notarios titulares usufructúan un puesto público en el duartismo y, por lo tanto, como la patria los necesita les han asignado un adscrito.
Se aplica así la sentencia bíblica del presidente Benito Juárez: para los enemigos, justicia a secas, y para los amigos, justicia y gracia.
III
En el último tramo del fidelato fueron otorgadas más de 200 notarías, de tal modo que en los pueblos indígenas y campesinos ahora existen hasta tres, como por ejemplo, en Medellín.
Por eso es que algunos notarios se quejan de que la chamba escasea, y por tanto, han entrado en una feroz y reñida competencia entre ellos abaratando precios.
Incluso, por eso mismo, unos notarios alternan espacio y tiempo con la cátedra en la Universidad Veracruzana, donde además del ingreso en medio tiempo y tiempo completo son beneficiarios del más extraordinario servicio médico.
Sin embargo, un notario, Gustavo Arróniz Zamudio, asignado en su pueblo, Cosamaloapan, donde fuera dos veces presidente municipal y diputado local, asegura que “solo a los pendejos les va mal”, porque él, como notario, tiene demasiada chamba.
IV
A la muerte del notario Francisco Ramírez Govea, exalcalde de Veracruz y el último de los ruizcortinistas, a cargo de la notaría pública número uno, le fue transferida a Gustavo Sousa Escamilla, amigo del góber fogoso, que en un par de ocasiones quedara en la recta prefinal como aspirante a la alcaldía jarocha.
Incluso, en la última contienda aseguró que por ningún motivo sería doblado; pero no obstante, los hechos y las circunstancias lo doblegaron.
Una notaría, y más la número uno, con nombre y prestigio, vale más que cien presidencias municipales.
V
Cuatro notarías están acéfalas. Pero al mismo tiempo, a disponibilidad.
Pero, bueno, y luego del aquelarre de notarías entregadas en los últimos meses del fidelato como si fueran volantes, los abogados aspirantes habrán de esperar el momento y la circunstancia.
Será, quizá, para el fin del sexenio. Acaso, antes, si el Colegio de Notarios cabildea y presiona ante el secretario General de Gobierno, el primer filtro, la primera instancia.