Una vez que los guardias se han acomodado como piezas de ajedrez, desciende la titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), Verónica Hernández Giadáns con vestido negro con motivos autóctonos en las mangas. Con mirada altiva, levitando entre sus ocho escoltas, ni siquiera atiende el llamado de la prensa, dos incautos reporteros intentan acercarle sin éxito, pues topan con una muralla de bíceps y torsos de piedra formados por horas en los gimnasios.

En la punta de la lengua de varios reporteros quedó una posible lluvia de preguntas sin respuesta. Temas de la procuración de justicia que nadie da respuesta en este estado, del cual las autoridades dicen que “nos llena de orgullo”.

Mientras Hernández Giadáns taconea con sus zapatillas la alfombra del recinto Pedro Díaz la prensa se quedó con las ganas de saber los avances en la investigación del asesinato del periodista y militante de MORENA, Jacinto Romero Flores; en el aire quedó también alguna postura de la Fiscal sobre el “tendido” de lonas con los rostros de cientos de desaparecidos en el gimnasio Benito Juárez y semanas atrás en el estadio Luis Pirata Fuente.

En el cuestionario hacía la titular de la FGE también se podría incluir los avances en los feminicidios de Monserrat Fuentes y la búsqueda de su homicida, Marlon Botas; o sí ya detuvieron al feminicida de Samara y los avances en la mujer calcinada hallada en Coatepec. O ya de perdido, un diagnóstico medianamente puntual sobre los 90 feminicidios ocurridos en lo que va del año.

Mientras la Fiscal ya ocupa una butaca del recinto cultural, sentada ahí, junto al “Capitán Matute”, Hugo Gutiérrez Maldonado. La prensa sigue reflexionando que también se le podría haber preguntado cuantos cuerpos de los mil 300 sin identificar en fosas comunes y planchas del forense ya fueron entregados a sus familiares en el periodo septiembre-2018-agosto-202.

Pero bueno, en otra ocasión será, pues Hernández Giadans y su rombo de seguridad son impenetrables.
La otra mujer toda poderosa de Veracruz, la titular del Poder Judicial del Estado, Isabel Romero de la Cruz anda por las mismas. Sigilosa, mientras el enjambre de reporteros se entretenía entrevistando al Secretario de Educación, Zenyazen Escobar, Romero intentó pasar desapercibida de la prensa.

Romero topó con pared, una reportera de la región Córdoba-Orizaba ejerció su sagrado derecho a cuestionar: ¿No fue un error haber cerrado tantos juzgados en Veracruz?, ¿Se van a seguir cerrando? La exjueza y examiga de la extitular del PJE, Sofía Martínez Huerta, sólo atinó a contestar mientras apretaba la quijada y endurecía los maxilares: “No, no, ya no”.

Incisiva la reportera iba lanzar otra pregunta, cuando una asistente de Isabel Romero la abrió de un empujón y un codazo y con la camioneta casi en movimiento, entró al rescate de su jefa, para evitar algún otro cuestionamiento incomodo a la máxima representante de los justiciables en Veracruz.
Sí, el Veracruz el 2021 tiene ese sello: Un ominoso silencio y un manto de impunidad sobre las dos mujeres que dirigen dos de las principales instituciones del Estado.
En contraste, el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García y el Secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros en baño de pueblo en la ciudad de Córdoba.

García incluso ocupando la banqueta de la calle como pulpito para asegurar que “aunque no se lo pregunten”, habrá justicia para el asesinato de Jacinto Romero.

Cisneros incluso se caminó media cuadra, disfruta los reflectores, camina sobrado y a paso lento, sonríe para las fotografías, da los buenos días, guiños coquetos a las mujeres, palmadas en el hombro a los actores políticos del sexo masculinos. Como decía el filoso de Nopaltepec: “Disfruta la plenitud del pinche poder”.

Abrazos azules y guinda

Hace 200 años, el virrey de la Nueva España, Juan O´Donoju y el insurgente, Agustín de Iturbide rubricaron los Tratados de Córdoba que darían pie a la independencia de México y lo sellarlo con un apretón de manos y un fuerte abrazo; dos siglos después y guardando las abismales proporciones de tamaños de personajes, este 24 de agosto, hubo un apretón de manos y un fuerte abrazo entre el líder estatal del PAN, Joaquín Guzmán Avilés y el presidente de la Junta de Coordinación Política, Juan Javier Gómez Cazarín para sellar, no sabemos, si la pluralidad política, o la dependencia del organigrama de Acción Nacional con el actual gobierno en turno. Un panismo-guinda, dirían los columnistas políticos.

Debajo de los cubrebocas, tanto Cazarín como Guzmán marcaban sonrisas develando-exhibiendo probables acuerdos político-electorales. Las bellas edecanes del Teatro Pedro Díaz como testigos.

En la Sesión Solemne del Congreso Local, las diputadas de MORENA atendieron el llamado de la Junta de Coordinación Política para irse “uniformadas” con colores vinos y guinda, los colores de la cuarta transformación, pues había que presumirle a Veracruz, a México y al mundo, que en el estado donde se rubricó la independencia del país, hoy hay una dependencia política entre el régimen gubernamental y el partido político.