Pero, y por ejemplo, a los 80 años de edad, Pablo Picasso se arrejuntó con una chica de veinte años y procrearon un hijo.

PASAMANOS: También a los 80 años de edad, el dictador Porfirio Díaz Mori trepó en el puerto jarocho al barco Ipiranga camino al exilio dorado en París.
A los 70 años de edad, el dictador de la República Dominicana, Rafael Leónides Trujillo, seguía anotando en su libreta escolar el número de mujeres con las que había tenido relaciones sexuales y que entonces llegaban a mil.
A los novecientos años de edad, y de acuerdo con el relato bíblico, Matusalem daba “veinte y las malas” a los chicos en competencia sexual.

CORREDORES: A los 97 años de edad, Fidel Velázquez Sánchez, nacido en 1900, conservaba el puño en la mano para controlar el movimiento obrero, siempre del lado del PRI.
A los 61 años de edad, León Trotsky, 1878/1940, cuando fue asesinado en Coyoacán, tenía de amante a Frida Kahlo, con todo y la furia y el enojo de Diego Rivera, quien tanto había cabildeado ante el presidente Lázaro Cárdenas para su asilo.
Quizá todos ellos nunca leyeron a Ryokan para dedicar su vejez “a escribir poemas en memoria de los amigos fallecidos”, pero, bueno, “dieron vuelo a la hilacha”.
Ryokan quizá apostaba a la paz del espíritu y a reencontrarse consigo mismo viviendo de la nostalgia, pues los muertos muertos están.
Claro, ya jubilados, retirados, los viejitos suelen tomar un lecherito con canilla cada mediodía o en las tardes consolándose que todo tiempo pasado fue mejor.

BALCONES: Cuestión de enfoques.
En Estados Unidos, por ejemplo, los viejitos se reinventan y hasta se ponen a estudiar una carrera universitaria o buscan una chambita por ahí y hasta se vuelven consejeros respetados y respetables de políticos.
En el relato bíblico, los viejitos eran incorporados al venerable Consejo de Ancianos para orientar con sus experiencias y vivencias y filosofía de vida a las nuevas generaciones en el poder público.

PASILLOS: Hay viejitos imposibilitados para todo. Entre otros, los enfermos de Alzheimer, cuando las neuronas se desarticulan y cada una agarra veredas y pierden la conectividad y hacen corto circuito y la persona pierde la memoria y la noción de sí mismo y los recuerdos y las experiencias y termina llevando una vida vegetativa.
Entonces, solo queda esperar la misericordia y la piedad familiar para, digamos, vivir en paz mientras llega la muerte.

VENTANAS: En términos generales, la vida es así:
En la juventud, los días y los meses y los años se van en el antro, la cantina, la disco y el motel.
Y en la vejez, la vida se va en el consultorio médico, las medicinas, la sala quirúrgica del hospital y la iglesia para rezar y rogar la misericordia divina por los pecados cometidos.
Para la fecha, ni tiempo hay para “escribir poemas en memoria de los amigos fallecidos”.
En todo caso, el mejor poema para ellos es tomarse un cafecito con los amigos y recordarlos en medio de charadas, anécdotas y carcajadas…