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A Mil por Hora
20 junio, 2021

El San Judas Tadeo de Salvador Manzur

En su cartera trae dos estampitas del santito
•Varios milagros le ha hecho en su vida con cargos públicos
•Todos los días le reza con mucha, muchísima fe, y agradecido
•Por ahorita, lo deja descansar pues otros lo necesitarán más


Luis Velázquez

Fidel Herrera Beltrán, senador de la república, tenía en su oficina en el Congreso de la Unión a unos veinte jóvenes de Veracruz, todos declarados sus feligreses y fans, todos esperando una oportunidad laboral, todos prendiendo la veladora a su santo para que el hijo predilecto de Nopaltepec ganara la candidatura priista a gobernador y ganara, claro, en las urnas.

  • Salvador Manzur. Milagros del Santito

"El tío" únicamente tenía, como el resto de senadores, un presupuesto autorizado para un par de asesores. Y por tanto, ofrecía a sus muchachos igual que Winston Churchill en la guerra contra el nazismo a los británicos, "sangre, sudor y lágrimas".
Fidel cabildeaba con sus amigos funcionarios federales para una oportunidad para todos ellos.
Pero las puertas y ventanas abiertas eran insuficientes.
Igual que el resto, Salvador Manzur llegaba todos los días a la oficina quizá vestido con uno de los trajes comprados "al tres pur uno" por Rafael "El Negro" Cruz, el amigo pudiente entonces de Fidel, quien invitaba a unos cuantos de aquellos muchachos a comer en mercado de pescadería y luego los llevaba a comprar un traje de mil pesos por tres.
Manzur estaba, como todos, desesperado, y aun cuando recibía unos centavitos mensuales de su señor padre, eran limitados.
Más viviendo en la Ciudad de México y en aquella pasarela política que era el Senado de la República.
Un día, recibió una llamada telefónica de un amigo de Xalapa a quien antes había buscado para una posibilidad laboral.
Era Adrián García, y quien fuera agente del Ministerio Público en Martínez de la Torre y Veracruz, director de Tránsito con Patricio Chirinos Calero y delegado del Registro Público de la Propiedad en Veracruz, entre otros cargos públicos.
Y lo invitó a desayunar el fin de semana en un restaurante jarocho en la avenida Independencia.
"Te ayudaré" le dijo.

REZA A SAN JUDAS DE TADEO Y TE HARÁ EL MILAGRO
El fin de semana, Manzur tomó el ADO de la Ciudad de México y llegó temprano a Veracruz. Y las 9 horas del sábado estuvo listo en el café.
Desayunaron. Hablaron del presente y del futuro. Soñaron.
Y el desayuno terminó y Adrián García ninguna pista daba y Manzur lleno de nervios.
Se pusieron de pie y Manzur se despidió, pero Adrián le dijo:
--Espérate. Falta lo bueno.
Y Manzur creyó que le daría la noticia de una chambita por ahí.
Salieron del café y cruzaron la avenida Independencia. Y frente a la Catedral, Adrián García se acercó al puesto de una señora que vendía estampitas religiosas. Y compró una estampita de San Judas Tadeo y se la dio a Manzur.
Le dijo:
--Ten a San Judas Tadeo. Es muy milagroso. Rézale todos los días. Y ten fe. Mucha fe. Que te hará el milagro.
Y se despidió.
Manzur se le quedó mirando con ganas de mentarle la madre. Pero se contuvo, decente y respetuoso con sus mayores...

REZAR CON MUCHA, MUCHÍSIMA FE
El domingo hacia medianoche debía regresar a la Ciudad de México para pasar lista de presente con Fidel Herrera y seguir en la fila esperando una oportunidad.
Manzur agarró la estampita de San Judas de Tadeo y se metió a la catedral y sentó en una banca a pensar en el siguiente paso.
Luego, rezó el primer padre nuestro y la primera ave maría a San Judas Tadeo.
Y guardó la estampita en su cartera, donde ya tenía la foto de su novia.
El sábado caminó en la tarde y la noche y el domingo y Manzur seguía rezando, quizá por si las dudas, a San Judas de Tadeo.
Total, se dijo, nada se pierde.
Incluso, habló con Dios y le dijo que nunca había sido hombre de fe ni tampoco se había acercado a la iglesia, pero, bueno, que lo perdonara porque ahora necesitaba una ayudadita y también, claro, de Judas Tadeo, para no hacerlo menos.
Rezó Manzur con mucha, muchísima y conmovedora fe.
En la tarde, ya con el boleto del ADO sonó su teléfono celular.
Era el secretario particular de un subsecretario de Trabajo y Previsión Social del gobierno federal que lo citaba con urgencia al día siguiente, lunes, al mediodía, en la oficina.
Manzur sacó la estampita de Judas Tadeo y le dio un besito, soñando con el paraíso terrenal.

EL PRIMER MILAGRAZO DE JUDAS TADEO
El subsecretario de Trabajo lo recibió al mediodía.
Y fue lacónico:
--Mira, soy amigo de Fidel Herrera y aquí estoy, a tus órdenes. Lo único que por ahora puedo ofrecerte es la dirección de Normatividad en la secretaría de Trabajo.
Manzur sintió, creyó, estuvo convencido del cabildeo santo y milagroso de San Judas Tadeo.
Y sonrió.
Feliz.
Encantado.
Hipnotizado.
Subyugado.
Esa misma tarde tomó posesión y en la quincena próxima llegó el primer pago.
Ya tenía para pagar las cuentas del desayuno del senador Fidel Herrera.
De lunes a viernes, Manzur trabajaba en la secretaría del Trabajo.
El viernes en la noche tomaba el ADO con destino al pueblo de Veracruz donde el fin de semana Fidel haría proselitismo y Manzur ahí estaba, en primera fila, para el activismo.

SAN JUDAS TADEO Y FIDEL HERRERA
Los días del destape del candidato priista a gobernador se acercaban.
Y los veinte muchachos con Fidel en la Senaduría esperaban con furor cardiaco el momento estelar deseando que Fidel fuera palomeado.
Todos los días, y a toda hora, Manzur rezaba a San Judas Tadeo y le pedía que "El tío" fuera elegido.
Más porque el gobernador Miguel Alemán Velasco había destapado a diez, once priistas como posibles, y por tanto, la competencia partidista estaba muy reñida. Demasiado. Excesivamente competida, pues entre ellos estaban Alejandro Montano y Flavino Ríos, los preferidos de Alemán, y el secretario de Educación, Juan Maldonado Pereda, y el genio del SAT, Sistema de Administración Tributaria, Tomás Ruiz González, entonces, director general de Banobras en el país.
Incluso, Manzur compró una estampita más de Judas Tadeo para rezar a los dos en un momento diferente del día.
Y otra vez, Judas Tadeo obró el milagrazazazazazo a Manzur y Fidel fue elegido candidato.
Luego de la elección, otra vez Manzur rogando a Tadeo que Fidel ganara la impugnación al panista Gerardo Buganza Salmerón en los tribunales y que, bueno, fue decidida casi casi en la víspera de la toma de posesión.
Pero Tadeo se volvió a portar bien, muy bien, con Manzur. Y Fidel derrotó por segunda, triple ocasión a Buganza.

TADEO DESCANSA UN RATITO...
Desde entonces, Manzur carga en su cartera las dos estampitas de San Judas Tadeo y les reza hasta con oraciones que él mismo ha creado y creado para aplicarse en cada circunstancia.
Gracias a Tadeo fue subsecretario y secretario de Finanzas y Planeación, diputado federal, presidente municipal de Boca del Río y gerente de Banobras en Veracruz.
Gracias, claro, a Adrián García, quien lo acercó al santito y por ósmosis le transmitió su fe indestructible.
Por ahora, Manzur está dejando descansar al santito, pues quizá otros lo necesitan más...


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