cargando

En twitter:

Barandal
Jueves 03 junio, 2021

Cuando los hijos se van

•Y cuando regresan
•Casa patas arriba...

ESCALERAS: Una cosita es “cuando los hijos se van” y otra, mil años luz de distancia, “cuando los hijos regresan”.
Por ejemplo, cuando se van... se debe, entre otras razones, primero, porque se casan y “la casada... casita quiere”.
Segundo, porque migran a otra ciudad para estudiar cursos superiores y por lo general, rara, extraordinaria ocasión, regresan.

Luis Velázquez

Y tercero, porque la ciudad donde viven les quedó demasiado chica para sus aspiraciones, y, bueno, nada más aconsejable que salir huyendo del rancho, la aldea, el pueblito.

PASAMANOS: Lo más duro y canijo sobreviene “cuando los hijos regresan”.
Entre otras cositas, por las siguientes:
Uno, el divorcio con la pareja. Dos, el fracaso económico tanto del hijo como de la nuera, y/o viceversa.
Tres, porque fueron arrojados del paraíso conyugal por infieles y “no hay perrito que les ladre”.
Cuatro, porque partirán a otras ciudades a buscar el itacate y la torta y mientras, dejan a la familia con los abuelos.
Cinco, cuando los abuelos están enfermos, imposibilitados para la vida diaria, y entonces, nada como volver a la casa paternal.

CORREDORES: En una y otra circunstancia, el corazón duele y el dolor y el sufrimiento se empalman.
Duele, cuando de pronto, ¡zas!, se casan y se van. Y aun cuando es ley de la vida, la herida familiar sigue abierta, y más, con la recámara vacía del hijo que se fue.
Ni hablar, se entiende, es la ley de la naturaleza humana de “creced y multiplicaos”.
Y, bueno, los mejores deseos de la familia para que les vaya bien en la aventura matrimonial.
O en todo caso, en la aventura laboral en otras ciudades, incluso, en otro país.

BALCONES: Pero duele mucho más “cuando los hijos regresan”.
Y regresan, claro, acompañados de la esposa y los hijos, dos, tres, cuatro, etcétera.
Entonces, todos a reacomodarse en la casa de los abuelos, y en donde, y con todo y los riesgos, “siempre son bien recibidos”.
Peor tantito cuando vuelven en la desventura laboral, económica y social.
Así, de un día para otro, los abuelos habitando el paraíso de la tranquilidad, la paz y la vida reposada miran la casa “patas arriba” y en donde los nietos gritonean y brincan y corren.
Más cuando todos los días el abuelo ha de poner el billetito para comprar la despensa.

PASILLOS: Hay par de filmes mexicanos con tales títulos y circunstancias. Una, retrata el país del siglo pasado, pero que al mismo tiempo, está vigente, porque sigue dándose. Y fue estelarizada, entre otros, por Marga López, y quien, por cierto, filmara más de cincuenta, sesenta películas.
Y la otra, dibuja el país del siglo XXI con los hijos regresando a casa, con Fernando Luján en papel estelar, más viejito que cuando filmara “El coronel no tiene quien le escriba” en Chacaltianguis al lado de Salma Hayek.

VENTANAS: Las dos películas se ocupan de temas universales que se han dado siempre.
Quizá bien pudiera concluirse que en materia de la paternidad, los padres nunca terminan la tarea, porque, digamos, si de pronto los hijos regresan ni modo de cerrar la puerta.
Y si los hijos enfrentan desventura económica y social, ta’canijo abandonarlos a la deriva y a la suerte.
Más, mucho más, cuando confrontan vientos huracanados.
El viejito del barrio asegura que desde el momento de la procreación se es madre y padre para el resto de la vida.
Y los hijos… hijos son, así tengan 50, 60, 70 años, y los padres, por fortuna, longevos.


Deja un comentario

Acerca del blog

Blog de noticias desde Veracruz.
Aquí, deseamos contar la historia de cada día.
Y cada día es un nuevo comienzo.
Y todos los días se empieza de cero...

Portal de noticias de Veracruz.