Lo peor: de todos los partidos políticos.
Priistas, panistas, perredistas, verdes, petistas, etcétera, han sido aparejados por los morenos, guindas y marrones.
Peor, en el caso del partido MORENA porque ellos ascendieron al poder “dándose golpes de pecho” como hijos de la pureza, ángeles de la guardia, garantes y custodios de la purificación moral, y tan pronto se convirtieron en estatuas de sal haciendo lo mismo, lo mismito que critican a los enemigos y adversarios.
Por eso ha de preguntarse una y otra y otra ocasión si vale la pena votar por los candidatos a presidentes municipales y diputados locales y federales el próximo 6 de junio.

LUNES
Políticos camaleones

La sabiduría popular está fuera de duda.
Unos son los políticos aspirantes y suspirantes a un cargo de elección popular.
Otros, cuando son nominados candidatos.
Otros, cuando andan en campaña.
Otros, el día de la elección.
Otros, si ganan en las urnas.
Otros, cuando toman posesión.
Otros más, cuando encarrerados en el ejercicio del poder han experimentado una transformación peor que la de Gregorio Samsa según cuenta Franz Kakfa cuando aquella mañana al despertar se miró convertido en un insecto volador y andaba feliz en el techo de la casa brincando de un lado para otro.
Y es que, por lo general, el político va cambiando de piel y maquillaje y forma de ser y pensar y actuar y reaccionar cuando todos los días su ejército de colaboradores en el gabinete legal y ampliado, ayudantes, secretarias, burócratas, guardaespaldas, choferes y parte sustancial de los medios lo halagan sin mesura.
Así, por más cuerda, prudente y serena que sea una persona, “antes de que el gallito cante tres veces”, el político se marea.
“Hay días cuando me siento Dios” aseguraba Calígula.

MARTES
Héroes de AMLO

Cada sexenio, muchos políticos históricos son declarados ángeles de la pureza. Por ejemplo, entre otros.
Benito Juárez, aquel de que un político ha de vivir con “la medianía de su salario”.
El primer acto de gobierno como presidente de la república de Juárez fue nombrar en cargos públicos a sus tres yernos.
Francisco Ignacio Madero, el llamado apóstol de la democracia.
El primer acto presidencial fue indemnizar, y bien, a sus familiares a quienes la revolución había expropiado sus latifundios.
Y el segundo imponer a su hermano Gustavo como diputado federal y Ministro Sin Carteras.
Y el tercero, financiar con recursos públicos un periódico a su hermano Gustavo, “Nueva Era”, para defenderlo de los ataques en medios porfiristas.
Lázaro Cárdenas, declarado el político más puro del siglo pasado.
Cárdenas nombró a familiares y amigos y paisanos en cargos públicos de bajo nivel para evitar trascendieran según escribe el historiador Luis González en su libro clásico “Los días de Cárdenas”.
Todos ellos, a tono con Porfirio Díaz Mori quien ordenó al gabinete y a gobernadores del país concesionar obra pública por dedazo a su hijito.

MIÉRCOLES
Justicia y gracia…

Hay en los políticos un par de vasos comunicantes. Por lo regular, oscilan entre la soberbia y la superioridad humana y entre el enriquecimiento tan ilícito como explicable, pues la fama pública confirma que arañan el presupuesto y “ordeñan la vaca”.
Benito Juárez lo decía de la siguiente manera: “Para los amigos, justicia y gracia. Y para los otros, justicia a secas”.
Pero, además, mientras más se declaran ellos mismos políticos transparentes, impecables, honestos “a prueba de bomba”, más, mucho más, “meten la mano al cajón”.
Dueños del poder, dueños de los recursos públicos, dueños de las corporaciones policiacas, dueños del día y de la noche y dueños del destino común, halagados por todos, sensibles al incienso llegan a creer que el poder durará toda la vida.
Hay políticos que sienten el Ayuntamiento, por ejemplo, y el municipio que, ajá, gobiernan, como una hacienda porfirista donde son el único propietario y el único capataz.
Por eso, ningún sentido social tiene votar por un alcalde el próximo 6 de junio.

JUEVES
El poder de los ricos

Hay 29 (veintinueve) mil candidatos a presidentes municipales, síndicos, regidores y diputados locales.
Y entre todos gente rica, millonaria, pudiente. Incluso, “nacida en pañales de seda”. Gente de abolengo y prosapia.
Entonces, vaya contradicción social, los ricos, candidatos a alcaldes, “se cortan las venas” en el palenque público solicitando el voto en las urnas y jurando que enaltecerán la calidad de vida de los pobres y de las familias en la miseria en Veracruz.
¡Cay!, ni siquiera Porfirio Díaz Mori vislumbró la posibilidad en aquella dictadura cuando los ricos, dueños de haciendas, dueños de almas, dueños de indígenas, los explotaban tanto que hasta la muerte los llevaban por agotamiento físico y sicológico.
Pero más que ayudar a los jodidos, los ricos, que todo tienen, sueñan con tener el poder político, y regodearse en las alturas con los tlatoanis, los tótems, los jefes máximos, los mandamases.
Y entre ellos, en corto y privado, alardear y festinarse.

VIERNES
Fraude consumado

El lector bien pudiera, quizá, tomar el microscopio y mirar hacia el pasado inmediato y mediato y el presente preguntándose la obra social de cada alcalde de su pueblo y la lista de presidentes municipales que heredaron la silla embrujada del palacio a la esposa, los hijos, los tíos, los primos y las barbies.
Advertirá, además, con desencanto el nepotismo, el tráfico de influencias y el conflicto de intereses en que han quedado atrapados todos “y sin salida”.
Y lo peor, con el aval del partido político de cada uno y con el visto bueno del gobernador en turno.
Y si continúa aplicando el microscopio advertirá que en la mayor parte de los casos ejercieron el poder con soberbia, creyéndose enviados de un ser superior para redimir y salvar a la tierra.
Pueblos donde, y por ejemplo, la madre heredó la estafeta a la hija y luego enseguida la hija a la madre.
Y en donde el padre, por ejemplo, diputado local, y de MORENA, caray, fue impuesto como candidato a la alcaldía de su pueblo.
Y en donde del góber para abajo todos, sin excepción, lo miraron y sintieron como un hecho normal, digamos, justicia divina.
Entonces, y toda vez que las elites políticas tienen el billete para comprar votos, el ciudadano se dirá que ningún sentido tiene acudir a las urnas porque el fraude ya está consumado.