Lucas, como se sabe, nunca fue apóstol de Jesús. Se unió al cristianismo luego de su crucifixión en el Gólgota a través de su maestro, Pablo. Pablo, aquel convertido cuando camino a Damasco para ejecutar a judíos un resplandor se le atravesó y Jesús se le apareció.

PASAMANOS: Jesús ya había resucitado. Y reunido con los apóstoles a quienes pidió caminar en el mundo convocando la buena nueva.
El tiempo cuando los apóstoles se congregaron en Jerusalén y planearon el camino siguiente.
Uno, toda vez que únicamente quedaban once pues Judas traicionó a Jesús, entonces eligieron al apóstol número doce y recayó en Matías.
Y nombraron a María Magdalena la apóstol número trece, y en realidad, la apóstol femenina número uno, mundo machista aquel, pescadores que eran todos, como dice Lucas, “sin instrucción y desconocidos”.

CORREDORES: Fue, digamos, el primer paraíso socialista del mundo y que grandes utopías siguieron después, entre ellas, la Comuna de Tomás Moro y la dictadura del proletariado de Carlos Marx, Federico Engels, Lenin y León Trotsky, de Ernesto El Che Guevara y hasta de Emiliano Zapata.
Y de todos los ismos del mundo, como marxismo, leninismo, socialismo, capitalismo, foxismo, felipismo, peñismo y obradorismo.
En aquella primera comunidad del mundo como la describe Lucas las mujeres y los hombres “compartían la sal en sus casas, comiendo con alegría y sencillez”.

BALCONES: Todos “alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. Y el Señor hacía que los salvados cada día se integraran a la Iglesia en mayor número”.
Incluso, todos se definían como Siervos del Señor y que muchos siglos después, José María Morelos retomara para definirse como el Siervo de la Nación y que en el siglo XXI sirviera para crear y crear los Siervos de la Nación… obradorista, los Siervos del trópico, los Siervos del Edén.

PASILLOS: Fue la primera comunidad del mundo. Eran sencillez, humildes y alegres. Tal era su testimonio del cambio espiritual y social experimentado en ellos. Se regían por la convivencia fraternal.
Soñaban, buscaban y exploraban la reconciliación profunda de las personas.
Nada de soberbia, altivez, disonancia, orgullo, discordia, intrigas, calumnias, difamaciones.
“El pueblo los tomaba en serio” escribe Lucas y cada vez se unían más pobladores a la comuna milenaria, histórica y legendaria.

VENTANAS: La ley universal era que aquella “convivencia cristiana tenía como atención especial a los pobres”.
Fue hace más de dos mil años y por alguna razón, motivo, pretexto, desfase, etcétera, poco a poco quedó diluida la esperanza social.
Varios años y siglos después, muchos otros intentaron repetir la hazaña, el milagro, la magia, la utopía.
Pero todos fracasaron en el intento.
En contraparte, se impuso la otra verdad bíblica. Pobre naciste. Pobre vives. Pobres eres. Y pobre morirás.
¡Ah!, pero ojo, mucho ojo, en el otro lado del charco, en el cielo, en el paraíso celestial, la felicidad y la dicha espera a todos.
Tened, pues, fe. Fe ciega. Fe “a prueba de bomba”.
¡Oh, Job, el hombre más paciente del mundo!