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Escenarios
Viernes 14 mayo, 2021

Vida digna

•Trabajo estable
•Salud garantizada
•Mucho pedir...

UNO. Vida digna

La mitad del mundo y la otra mitad sueña con la posibilidad de tener con su familia una vida digna. Y una vida digna significa, primero, y por encima de todo, un trabajo estable y pagado con justicia laboral.

Luis Velázquez

Y segundo, vivir cada día sin sobresaltos ni temor a un asalto, un secuestro, una desaparición, un asesinato, una fosa clandestina, una pozoleada.
Sin embargo, pareciera que es mucho, demasiado pedir. Y esperar. Y lo peor, apostar a la esperanza soñando “que con el tiempo y un ganchito”… se pueda.

DOS. Van 79 gobernadores

En la silla embrujada del palacio del gobierno de Veracruz se han sentado un total de 79 (setenta y nueve) gobernadores.
Y de acuerdo con el INEGI el resultado social es el siguiente:
6 de los 8 millones y cacho de habitantes están en la miseria, la pobreza, el desempleo y la jodidez.
Medio millón de habitantes únicamente hacen dos comidas al día y mal comidas debido a la precariedad en que viven.
Uno de cada 3 jefes de familia lleva el itacate a casa, itacate pobre, con el ingresito obtenido en el changarro en la vía pública.
Un millón de paisanos anda de migrante en Estados Unidos.
Veracruz ocupa el primer lugar nacional en la producción y exportación de trabajadoras sexuales que subastan el cuerpo para tener pan en la casa.

TRES. Sueño guajiro

Y en tales circunstancias sociales, resulta un sueño guajiro abrigar la esperanza de una vida digna.
En 1800, Alejandro de Humboldt quedó sorprendido de la riqueza natural de Veracruz, pero al mismo tiempo, horrorizado con que se concitaba la peor desigualdad económica y social de américa Latina.

CUATRO. El paraíso celestial

En la homilía eclesiástica (también existen homilías políticas) venden esperanzas a los feligreses que si aquí en la tierra llevan una vida difícil, ruda y dura y precaria y en la jodidez, en el otro lado del charco, en el cielo, digamos, vivirán para ser felices.
Pero Antón Chéjov, el escritor ruso admirado por León Tolstói, médico que era, escribió que cuando trabajaba de doctor y operaba, en el quirófano buscaba con entusiasmo la parte del cuerpo humano donde se alojaba el ama.
Y nunca, jamás, la encontró.
Es decir, después de la muerte… nada hay. Ni cielo ni infierno.
Entonces, la vida digna ha de rascarse aquí, en la tierra, en el día con día, en cada nuevo amanecer.

CINCO. El principio de la felicidad

Si una persona, un jefe de familia, tiene garantizado un empleo donde se sienta a gusto y todos los días vaya con entusiasmo y alegría a cumplir la jornada…
Y reciba un salario digno, cubierto con justicia laboral, entonces, constituye el principio de la dicha y la felicidad.
Pero debido a la errática política económica, cada vez el desempleo se multiplica y cada vez los salarios son insuficientes para dar a la familia una vida digna.

SEIS. Cada quien sus rollos

Desde la mañanera cacarean que somos un país habitado por gente feliz. “Ta’güeno”. Allá cada quien sus chorizos.
La desesperación económica y social es que un elevado porcentaje de la población espera con ansia las becas del llamado Bienestar Social porque significan un alivio, un respiro, limitado y estrecho, pero es tanto como una gotita de agua viviendo en el infierno.
Durante muchos años, los profetas “se rasgaban las vestiduras” diciendo que el ser humano viene a la tierra para ser feliz.
¡Vaya felicidad el pinche infierno habitado!


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