Hay en Veracruz una contienda cívica para elegir a doscientos doce presidentes municipales y síndicos y regidores y a treinta diputados locales… en tanto hay un total de 29 (veintinueve) mil candidatos a ocupar los mil 104 cargos públicos en disputa.
De hecho y derecho, para dejar turulato a cualquier ser humano sereno, prudente, metódico y cuerdo.

PASAMANOS: En total, los consejeros electorales del OPLE revisaron un aproximado de 345 (trescientos cuarenta y cinco) mil documentos, uno por uno, de candidato en candidato los papelitos exigidos por la autoridad para avalar las nominaciones.
Por eso quizá y en una filosofía social cristiana, apostólica y romana, el consejero presidente del OPLE lo resumió en frase bíblica:
“Lo bueno es que la tarea nos salga bien a todos.
Y lo que no salga bien, pues nos sale mal a todos”.
Casi casi, como aquel cuando exclamara “Va mi espada en prenda y voy por ella”.

CORREDORES: Nunca un pueblo como Veracruz salió tan productivo para crear políticos.
Acaso porque somos una entidad federativa más grande que algunos países de América Central, entre ellos, Honduras, Guatemala y San Salvador.
Quizá porque el único presidente de la república que ha sido en once ocasiones gobernó Veracruz y era Antonio López de Santa Anna.
Acaso porque aquí, en la Cuenca del Papaloapan, Porfirio Díaz Mori, el dictador, tuvo un ranchito de su propiedad y dejó el cordón umbilical en el río Papaloapan y se multiplicó como los peces y los panes.

BALCONES: Quizá porque también, y nadie podría dudarlo, el desempleo está canijo y nada más tentador que arrojar las redes para ver si en la pesca electoral del 6 de junio les va bien y salen ungidos ediles y diputados.
Y como decía el tuxpeño César Garizurieta, El Tlacuache, “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error” para “ordeñar todos la vaca” y “meter la mano al cajón”.
Jodidos, entonces, los ciudadanos convencidos de que con los 29 mil aspirantes y suspirantes a un cargo de elección popular que andan en campaña Veracruz alcanzará la plenitud del desarrollo social.

PASILLOS: Son muchos, demasiados, excesivos, los candidatos.
Simplemente, la peor locura de la vida.
De entrada, y por ejemplo, elegir candidatos lanzados por catorce partidos políticos resulta peor que la Torre de Babel.
“Veinte y las malas” que la mayoría de políticos de todos los decibeles desconocen el nombre y los líderes estatales de todos y cada uno de los partidos.
Más, mucho más, los ciudadanos de a pie, ocupados la mayoría en llevar el itacate y la torta a casa.

VENTANAS: A primera vista ni los 29 mil candidatos tienen una comprobada vocación social ni menos, muchos menos, una biografía social y política, experiencia, fogueo, talento, de servicio a la población.
Y salvo las excepciones, buscan el puesto público para arañar el presupuesto.
Habría, por ejemplo, de preguntarse cuántos de los 29 mil son gente, más que modesta y sencilla, humilde en su forma de ser y actuar y reaccionar, mesurada, lejos de la soberbia y la altivez y el mesianismo que suele caracterizar a los políticos.
¡Vaya desencanto tan canijo!