La otra foto es del góber jarocho de López Obrador, declarado un ángel de la pureza, el político más honesto y leal del Golfo de México. “Es mi orgullo”, dice el presidente de la república, recordando a José López Portillo cuando acuñara su frase bíblica del “orgullo de mi nepotismo” para describir el dedazo por su hijo José Ramón López Portillo Romano en un cargo público.
Ex de todos los cargos públicos, menos de presidente de la república, Bartlett es un dinosaurio sobreviviente a la especie, pero su actitud en la elección presidencial del año 1988 siempre lo puso bajo sospecha, en predicamento.
Pero en el caso de Cuitláhuac García, incluido en la galería de corruptos del PRI, caray, palabras mayores.
Más porque apenas, apenitas comienza en la vida pública. De diputado federal a gobernador, en una carrera meteórica y deslumbrante.
Y que de pronto, ¡zas!, el PRI lo incluya en su galería de pillos y ladrones, está canijo.
Más, existiendo tantos otros, incluso, hasta del mismo PRI del siglo pasado, por ejemplo, los Eugenio Flores Hernández y Tomás Yarrington, ex gobernadores de Tamaulipas, y César Duarte y Javier Duarte, el par de exmandatarios en Coahuila y Veracruz.
Además, condecorado ene número de veces por López Obrador como el más puro entre los puros de los gobernantes del país.
Nadie dudaría de la mano negra de Jesús Zambrano, líder nacional del PRD, en la elaboración del spot priista en contra de Cuitláhuac.
Y nadie lo dudaría porque al PRD le han matado y encarcelado a varios militantes, aspirantes y suspirantes a un cargo de elección popular en la camada 2021.
Más ahora cuando PRD, PRI y PAN andan en luna de miel.

EL MUCHACHO DE AMLO

El góber jarocho es el único de MORENA en la galería de pillos del PRI.
Quizá lo miren con muchas alas para volar de Xalapa a la metrópoli, digamos, hacia el año 2024 cuando el cambio de gobierno federal.
Acaso lo tengan mucha envidia porque es el favorito de López Obrador, digamos, y de igual manera como Plutarco Elías Calles llamaba “mi muchacho” a Lázaro Cárdenas del Río y Francisco Ignacio Madero “mi muchachito” a Pancho Villa.
Quizá tengan envidia porque “a tiro por viaje” en girita de Veracruz, el presidente de la república se desborda por su góber jarocho y estarán seguros de que golpeteando a Cuitláhuac le pegan duro y tupido, y en donde duele, a López Obrador.
Acaso, quizá, quizá, quizá, tengan pruebas suficientes de que la 4T en Veracruz ha descarrilado por los mismos caminos priistas del siglo pasado y el siglo XXI con el nepotismo, tráfico de influencias, conflicto de intereses, obra pública por dedazo y autodedazo, asignación de contratos, empresas fantasmas y embutes negociando y renegociando créditos públicos.
Y, por tanto, le estarían avisando que si el PRI, aliado con el PAN y PRD, en el año 2024 ganan la carrera presidencial, entonces, irían por Cuitláhuac, anexos y conexos, con la misma furia que ahora las tribus de MORENA por el panista Francisco Javier Cabeza de Vaca, el góber precioso de Tamaulipas.
El caso es que, por lo pronto, la foto de Cuitláhuac sirve para el golpeteo político, electoral y mediático.

PENA DE LA PENA AJENA…

Dos años y 5 meses y días fueron suficientes para que el góber fuera ungido en el altar de la patria corrupta.
¡Qué pena para las tribus de MORENA!
¡Qué vergüenza social para la población de Veracruz!
¡Que desencanto para López Obrador, con todo y que lo defienda con ardor patrio y lealtad, lealtad ciega!
¡Vaya 4T y la purificación moral y la honestidad valiente!
Los hechos son los hechos y significan el único aval de un político de igual manera como de una persona.
Y 29 meses bastaron para evidenciar su biografía pública ejerciendo el poder en la tierra gobernada por Guadalupe Victoria, Antonio López de Santa Anna, Teodoro A. Dehesa, Miguel Alemán Valdés, Adolfo Ruiz Cortines y Heriberto Jara Corona, digamos, entre los más preclaros de los 79 gobernadores ocupando la silla embrujada del palacio de Xalapa.
Por menos, mucho menos, bien podría cualquier político que se respete interponer una denuncia penal por daño moral en contra del PRI.
Allá Manuel Bartlett si ya tuviera “concha”, pues con todo y que los políticos tienen frágil la piel, ta’canijo, palabras mayores, ser utilizados para una campaña televisiva como ejemplares y modelos de la corrupción política.